Maravilla en Baeza

Ha sido, adem¨¢s, el pistoletazo de salida de una reivindicaci¨®n en toda regla del compositor valenciano Vicente Mart¨ªn y Soler, del que en 2004 se cumplen 250 a?os de su nacimiento y en 2006 el segundo centenario de su muerte. El Instituto Valenciano de la M¨²sica ya nos hab¨ªa regalado otro aperitivo con la grabaci¨®n de la ¨®pera Una cosa rara, en formato de cuerda, en una fresca versi¨®n del cuarteto Canales. Buenos s¨ªntomas para una recuperaci¨®n que se espera con ilusi¨®n.

Partitura bell¨ªsima

Lo visto y escuchado en Baeza ha sido un acontecimiento: una partitura bell¨ªsima, con momentos excelsos en el cuarteto del final del primer acto, el d¨²o de Ifigenia y Achille despu¨¦s, o los momentos individuales de Olga Pitarch (qu¨¦ estampa de gran tr¨¢gica como Ifigenia) o de una inspirad¨ªsima, vocal y dram¨¢ticamente, Lola Casariego en el papel de Achille. La orquesta son¨® estupendamente y aun se habr¨ªa superado reforzando los sonidos graves -contrabajo, fagot, violoncellos- para imprimir un sello m¨¢s acentuado de expresividad. En cuanto a la puesta en escena, fue elemental pero efectiva, con una baza de oro en la utilizaci¨®n de los marcos naturales del viejo monasterio franciscano y tambi¨¦n en la simbolog¨ªa de un vestuario m¨¢s intenso conforme la obra avanzaba. Las telas desplegadas en forma de velas, o los recursos f¨ªsicos y corp¨®reos en primer plano, ayudaban al desarrollo narrativo sin necesidad de recurrir a la originalidad por la originalidad.