Un convoy militar polaco pas¨® sin detenerse por el lugar donde yac¨ªan los agentes del CNI asesinados
La columna desconoc¨ªa lo ocurrido aunque la noticia ya hab¨ªa llegado a Madrid
A las 16.15 del pasado 29 de noviembre, un convoy militar polaco de la Divisi¨®n Multinacional Centro-Sur, en la que est¨¢n encuadrados los 1.300 soldados espa?oles, pas¨® por la aldea de Latifiya, donde acababan de ser asesinados siete agentes del CNI. Los militares polacos pudieron contemplar a un lado de la carretera dos todoterreno ardiendo y varios cad¨¢veres en el suelo. Ignorantes de lo que hab¨ªa ocurrido, pensaron que se trataba de civiles, que no hab¨ªa supervivientes y que el asunto era competencia de la polic¨ªa iraqu¨ª. Siguieron su camino sin detenerse.
Sin embargo, a 4.300 kil¨®metros de distancia, en la sede central del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), en Madrid, los miembros de la c¨¦lula de crisis del servicio secreto ya conoc¨ªan la identidad de las v¨ªctimas. Antes de morir, el comandante Carlos Bar¨® logr¨® ponerse en comunicaci¨®n con ellos para pedir auxilio. Explic¨® que ¨¦l y sus siete compa?eros hab¨ªan ca¨ªdo en una emboscada. Paradojas de la globalizaci¨®n: quienes sab¨ªan, no pod¨ªan ayudarles; y quienes pod¨ªan ayudarles, no sab¨ªan nada.
El ataque se inici¨® en torno a las 15.20 (dos horas menos en la Espa?a peninsular) y el tiroteo entre los agentes del CNI y sus agresores dur¨® casi media hora. Por tanto, la columna polaca pas¨® por el lugar unos 25 minutos despu¨¦s de concluir el enfrentamiento. Demasiado tarde para evitar la tragedia, pero suficiente al menos para rescatar los cad¨¢veres, con los que se ensa?¨® la turba ya ca¨ªdo el sol, a partir de las 17 horas, como muestran las im¨¢genes filmadas por un equipo de televisi¨®n de Skynews.
La columna polaca lleg¨® a su base a las 16.45 e inform¨® de lo que hab¨ªa visto. Un cuarto de hora antes, los militares espa?oles destinados en el cuartel general de Babilonia hab¨ªan recibido las primeras noticias de Madrid: se hab¨ªa producido un incidente con los agentes del CNI en el que pod¨ªa haber muertos. Inmediatamente se relacionaron ambos hechos y se decidi¨® enviar con urgencia un contingente hacia el lugar indicado.
La Divisi¨®n Centro-Sur, bajo mando polaco, tiene siempre preparada la Fuerza de Reacci¨®n R¨¢pida, una unidad mecanizada y fuertemente armada para casos de emergencia. A petici¨®n espa?ola, se le uni¨® una patrulla de la Legi¨®n, con dos blindados BMR. La unidad de rescate contaba en total con unos 70 efectivos.
S¨®lo hay 56 kil¨®metros de distancia entre el cuartel general de Babilonia y el lugar de la emboscada. Pero la carretera estaba colapsada y la fuerza de reacci¨®n avanzaba muy lentamente. Ni siquiera sab¨ªa con exactitud a d¨®nde iba. Las coordenadas facilitadas por la columna polaca resultaron ser err¨®neas. La unidad lleg¨® hasta el l¨ªmite de la zona de responsabilidad de la divisi¨®n sin encontrar nada. Pidi¨® instrucciones y se la orden¨® continuar.
Localizaci¨®n tard¨ªa
Los tres helic¨®pteros Superpuma que hab¨ªan despegado de la base espa?ola de Diwaniya, siguiendo ¨®rdenes directas de Madrid, y que no llegaron a aterrizar, le facilitaron al fin la localizaci¨®n correcta del lugar de la tragedia. Cuando lleg¨® eran m¨¢s de las 23.00 y no quedaba nada por hacer. Los cad¨¢veres ya hab¨ªan sido retirados y el fuego de los veh¨ªculos se hab¨ªa consumido.
Hacia las 21.30, el comandante ?ngel Brufau, destinado tambi¨¦n en el cuartel de Babilonia, consigui¨® tras m¨²ltiples gestiones localizar al ¨²nico superviviente. Jos¨¦ Manuel S¨¢nchez Riera estaba en el despacho del teniente coronel Pete Johnson, jefe de la base estadounidense de Mahmudiyah, a menos de 10 kil¨®metros del lugar de la masacre. Brufau fue el primer espa?ol que habl¨® con ¨¦l. Le dijo que el ministro de Defensa saldr¨ªa esa misma noche hacia Bagdad y que el Rey le enviaba un abrazo. Le pregunt¨® si hab¨ªa llamado a su familia, pues la noticia ya se hab¨ªa difundido en Espa?a, y estar¨ªan angustiados. S¨¢nchez Riera se ech¨® a llorar.
El teniente coronel Johnson no se enter¨® de lo ocurrido hasta las 16.45, una hora despu¨¦s de acabado el tiroteo y 30 minutos m¨¢s tarde de que pasara por el lugar la columna polaca. Incluso esa tard¨ªa informaci¨®n resultaba muy confusa: un polic¨ªa iraqu¨ª comunic¨® a su base que se hab¨ªa producido una manifestaci¨®n en Latifiya y pod¨ªa haber muertos. La columna militar que Johnson despach¨® al lugar, con 15 veh¨ªculos y 80 efectivos, lleg¨® a las 19.50. Cuatro horas demasiado tarde. A¨²n as¨ª, fue la primera ayuda en llegar.
Los veh¨ªculos militares de la coalici¨®n disponen de equipos que les permiten enlazar con el cuartel m¨¢s cercano y pedir auxilio. Es m¨¢s, deben comunicar su presencia al mando competente en la zona cuando circulan fuera de su ¨¢rea de responsabilidad. Los agentes del CNI no deb¨ªan hacerlo, pero tampoco hubieran podido. Siguieron el procedimiento establecido y llamaron a Madrid, donde apenas pudieron hacer algo m¨¢s que escucharles.
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