Maestr¨ªa ¨¢rabe contempor¨¢nea

En 1955 Emilio Garc¨ªa G¨®mez tradujo al castellano, prolog¨® y public¨® Diario de un fiscal rural, del novelista, dramaturgo y periodista egipcio Tawfiq al Hakim. En el pr¨®logo Garc¨ªa G¨®mez escribi¨®: "Trat¨¢ndose de literatura ¨¢rabe, se?ores lectores espa?oles, antes de internarse en el libro habr¨¢n de fiarse de nuestra palabra. Pero cr¨¦anla y espero que han de encontrarla justificada: el Diario de un fiscal rural es una obra maestra". Hoy, cuando Ediciones del Viento reedita la novela de Al Hakim en la versi¨®n de Garc¨ªa G¨®mez, s¨®lo cabe decir que el gran arabista espa?ol ten¨ªa toda la raz¨®n del mundo: estamos ante una obra maestra.

Diario de un fiscal rural es una novela tan hermosa, inteligente y agridulce como esos filmes neorrealistas italianos tipo El ladr¨®n de bicicletas. Una trama policiaca -la investigaci¨®n de un asesinato por el protagonista, un joven fiscal que comienza su carrera en una aldea- le permite a Al Hakim hacer una cr¨ªtica te?ida de iron¨ªa del formalismo y la burocracia absurdos que caracterizan el funcionamiento de la justicia egipcia y presentar un fresco vivo y colorista de la vida campesina en el valle del Nilo. Con situaciones que van de lo muy c¨®mico a lo muy tr¨¢gico y un estilo narrativo directo, fluido y nada pretencioso, Al Hakim borda esta novela. Aqu¨ª va una de las muchas perlas que contiene: "A m¨ª me gusta siempre cuidar la redacci¨®n de mis atestados y darles una distribuci¨®n l¨®gica, porque el atestado es el todo a ojos de la Superioridad, y es el ¨²nico testimonio que habla de la minuciosidad y de la habilidad del fiscal. Lo de coger al criminal es asunto del que nadie se ocupa".

Al Hakim naci¨® en Alejandr¨ªa en 1899, curs¨® estudios de Derecho en Par¨ªs y fue en su juventud fiscal rural, lo que concede un cierto car¨¢cter autobiogr¨¢fico a esta novela. Cuando falleci¨® en El Cairo en 1987, a los 88 a?os, hab¨ªa logrado enfadar a las dos grandes fuerzas pol¨ªticas de su pa¨ªs: los nasseristas y los islamistas. Sus ¨²ltimas fotos le muestran apoyado en un bast¨®n, tocado con una boina y vestido a la europea. Era un abuelo parsimonioso, mordaz y terriblemente esc¨¦ptico, que en su larga vida hab¨ªa visto desvanecerse el sue?o de un mundo ¨¢rabe laico y progresista.

Como Naguib Mahfuz, cuya

fama le ha aplastado en un Occidente en cuyo pante¨®n s¨®lo parece haber lugar para un escritor ¨¢rabe, Al Hakim demostr¨® a los que emplean la lengua del Cor¨¢n que la poes¨ªa no es la ¨²nica literatura posible. ?l fue un gran columnista, un gran novelista y un gran dramaturgo. Y aunque Diario de un fiscal rural fue publicada por primera vez en Egipto en 1937, sigue siendo plenamente v¨¢lida su descripci¨®n de la dura vida de los fellah, los campesinos pobres del valle del Nilo. Vestidos con galab¨ªas o t¨²nicas de algod¨®n, con grandes telas enrolladas a la cabeza, tras una yunta de bueyes o en un carro tirado por burritos, los fellah de hoy no est¨¢n demasiado lejos de sus ancestros de los tiempos fara¨®nicos. Su paciencia es extraordinaria; su humor tambi¨¦n. Tawfiq al Hakim fue el que mejor lo cont¨®.