Miquel Barcel¨®, recibido en Brasil como el nuevo Picasso, deslumbra en S?o Paulo
El pintor, que exhibe 47 obras, afirma que el pa¨ªs suramericano vive "un momento m¨¢gico"
Miquel Barcel¨®, que inaugur¨® el s¨¢bado, dentro del programa Arte Espa?ol para el Exterior, en la preciosa Pinacoteca de S?o Paulo, la muestra que lleva su nombre a secas y que recoge 47 obras realizadas entre 1984 y 2003, tiene suerte con Brasil. En 1981, con s¨®lo 24 a?os, tuvo ya un lugar en la Bienal de Arte de S?o Paulo, donde fueron expuestos sus Libros pintados. De all¨ª, ese mismo a?o, Rudie Fuchs lo invitar¨ªa a participar en la Documenta de Kassel de 1982, algo definitivo para su carrera. Y en el 2001 su nombre apareci¨® ligado a Picasso en la muestra paulense titulada De Picasso a Barcel¨®. Desde entonces, los brasile?os le conocen como "el nuevo Picasso".
Durante la presentaci¨®n de la imponente muestra de S?o Paulo a la prensa espa?ola, el artista se ruboriz¨® visiblemente cuando el director de la Pinacoteca, Marcelo Ara¨²jo, sentado junto al director general de Relaciones Culturales y Cient¨ªficas, Jes¨²s Silva, y Felipe Gar¨ªn, presidente de la Sociedad Estatal para la Acci¨®n Cultural en el Exterior (Seacex), le dijo: "Cuando hace dos a?os, en estas mismas salas, albergamos la importante muestra De Picasso a Barcel¨®, ya comenzamos a so?ar con poder un d¨ªa exponer una exposici¨®n s¨®lo suya. Hoy estamos felices y orgullosos de haberlo conseguido".
Y Ara¨²jo a?adi¨®: "Tengo la certeza absoluta de que la muestra va a ser un ¨¦xito de p¨²blico y una referencia importante para la nueva generaci¨®n brasile?a, que a trav¨¦s de usted va a conocer la moderna pintura espa?ola".
Con el humor que le caracteriza, Barcel¨® fue explicando a la prensa las 47 obras de la exposici¨®n, mezclando notas eruditas de arte con an¨¦cdotas sabrosas. "En los a?os setenta", dijo, "la palabra de orden era la coherencia. Y yo no lo entend¨ªa, porque me parec¨ªa que todo mi arte era incoherente al m¨¢ximo". Y sonriendo a?adi¨®: "Es que yo me he alimentado toda la vida de contradicciones".
Al entrar el p¨²blico a visitar la muestra Barcel¨®, se encuentra de bruces, ocupando toda la pared del frente, con su obra Gorila blanco sobre la playa (1999). Barcel¨®, que iba vestido con unos pantalones anchos y una camiseta, ambos de color verde, y con sus pelos erizados, explic¨®: "Es que el gorila parece mi autrorretrato. En realidad, es el Copito de Nieve que acaba de morir. Cuando le ve¨ªa dentro de su jaula, solito, me evocaba la imagen del artista en su taller lidiando con su soledad y sus neurosis. Y ademas tiene los pelos de punta como los m¨ªos".
En Brasil, Barcel¨® ha sido presentado como algo m¨¢s que un gran pintor, exponente del arte contempor¨¢neo espa?ol. Se dice de ¨¦l, como ha afirmado ya Christian Dom¨ªnguez, que es un artista que "est¨¢ ahondando en la fenomenolog¨ªa de la pintura", y que va a la b¨²squeda de un nuevo concepto de arte-vida.
El artista, explicando su proceso creativo en estos 20 a?os de su fecunda carrera, subray¨® que se fue dando cuenta poco a poco de que "el arte va m¨¢s all¨¢ de lo que el artista consigue controlar", que es una "especie de desesperaci¨®n, un milagro que nunca se repite", y que a lo largo de su camino su arte se ha ido limpiando, esencializando, hasta llegar a las obras actuales sobre el mar, las tres pinturas monumentales que cierran la exposici¨®n: Marejadilla, Mar del Norte II y El principio de la tempestad, las tres de 2002, que compar¨®, para advertir su proceso de llegada a lo esencial, con su obra Tinta, vino y
lluvia, de 1984, mucho m¨¢s llena y barroca, pintada en una iglesia desconsagrada de Par¨ªs, donde hac¨ªa tanto fr¨ªio que se le congelaron las pinturas.
Sin duda, los tres grandes murales sobre el mar, as¨ª como sus obras sobre temas taurinos, van a despertar la curiosidad del p¨²blico brasile?o, que sabe muy bien lo que es el oc¨¦ano con sus 8.000 kil¨®metros de playas, muchas de ellas v¨ªrgenes, y que en parte sigue a¨²n viendo a Espa?a como "el pa¨ªs de la torada".
Barcel¨® explic¨® que uno de sus mayores retos pict¨®ricos fue el de retomar dos de los temas m¨¢s manidos en el mundo de la pintura espa?ola: los toros y el mar, donde, dijo, "hay tanta pintura espantosa". Quiso abordar ambos temas, dijo, de "forma nueva". Y es dif¨ªcil, observando tanto los cuadros sobre el mar (Barcel¨® hizo pasear a los presentes a lo largo del cuadro Marejadilla, para ver c¨®mo da una sensaci¨®n de movimiento de las olas que comienzan a encresparse) como los de La cuadrilla (1990) y Las
tablas, de la misma ¨¦poca, no darle raz¨®n. Barcel¨® explic¨® que mientras pintaba dichas obras taurinas se dio cuenta de que el movimiento de sus brazos para realizar el redondel de la plaza se asemejaban a los movimientos que el torero hace con la muleta al lidiar el toro.
Barcel¨® destac¨® tambi¨¦n la relaci¨®n en sus obras de la pintura con la sensualidad, su pasi¨®n por los libros: "Mi verdadera relaci¨®n cultural es con la lectura", dijo, y su inclinaci¨®n natural, en todo lo que hace, "hacia la poes¨ªa".
En S?o Paulo, el pintor mallorqu¨ªn se sinti¨® arropado con la presencia tanto del embajador de Espa?a, Jos¨¦ Coderch, que se desplaz¨® de Brasilia a S?o Paulo para ofrecerle un almuerzo, como del c¨®nsul general de S?o Paulo, Jos¨¦ Antonio San Gil, que ofreci¨® en su residencia una recepci¨®n a la que fueron invitados importantes directores de empresas espa?olas que operan en Brasil y personajes del mundo del arte. "La verdad", dijo Barcel¨®, "es que mi presencia hoy en Brasil es tambi¨¦n simb¨®lica, pues coincide con un momento m¨¢gico e importante para este inmenso pa¨ªs, que est¨¢ mirando al futuro".
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