Un pol¨ªtico de izquierdas a su aire
Pasqual Maragall, inminente presidente catal¨¢n, es un pol¨ªtico que seduce por su capacidad emocional y de improvisaci¨®n
"Hijo m¨ªo, con esos pelos ?c¨®mo quieres que te voten?", le advert¨ªa Basilia Mira a su hijo, Pasqual Maragall, en abril de 1983. Narc¨ªs Serra hab¨ªa dejado la vara de mando de la alcald¨ªa de Barcelona para dirigir el Ministerio de Defensa y el candidato despeinado encabezaba por primera vez una candidatura. Maragall gan¨® esas elecciones municipales y todas aquellas a las que se present¨® en 1987, 1991 y 1995. "Madre, si tengo los cabellos as¨ª, ?qu¨¦ quieres que haga?". Madre e hijo se adoraban. Veinte a?os despu¨¦s de aquellos consejos, Maragall se convertir¨¢ ma?ana en presidente de la Generalitat.
Desde la muerte de sus padres es el elemento cohesionador de una vasta familia, como las de antes. Su abuelo, el insigne poeta Joan Maragall, tuvo 14 hijos, y su padre, ocho. La extensa familia ha generado un tupido tejido de primos y sobrinos que a menudo ocupan la casa de los Maragall en Rupi¨¤ (Baix Empord¨¤), comprada hace dos d¨¦cadas con una peque?a herencia de su esposa, Diana Garrigosa, cuando destacados profesionales de Barcelona no hab¨ªan invadido todav¨ªa esa comarca gerundense para fijar su segunda residencia. "Los Maragall est¨¢n muy acostumbrados a vivir en familia a la manera b¨ªblica", explica el escritor Antoni Puigverd, amigo del l¨ªder socialista. Pero tambi¨¦n a la manera tradicional. Maragall, que en enero cumplir¨¢ 63 a?os, tiene tres hijos: Cristina, Airy y Guim, de 36, 34 y 23. Y un nieto de dos a?os, al que le encanta cuidar.
"La capacidad para sorprender como Curro Romero o Maragall la tiene muy poca gente"
"Los Maragall est¨¢n acostumbrados a vivir en familia a la manera b¨ªblica"
"Sigue igual de despierto, aunque conserva tambi¨¦n ese aire de adormilado"
Maragall entr¨® en la pol¨ªtica como funcionario municipal de Barcelona por oposici¨®n. De aquella ¨¦poca arrancan sus grandes amistades, como la de Margarita Obiols, responsable de relaciones internacionales del Ayuntamiento, con la que cre¨® en 1974 el primer sindicato democr¨¢tico de funcionarios. Muchos a?os despu¨¦s impulsaron la creaci¨®n del Comit¨¦ de las Regiones de Europa, que Maragall presidi¨® entre 1995 y 1997. "Lo que m¨¢s me impresiona de Pasqual es que ha sido inmune al poder. No le ha afectado a su personalidad y sigue teniendo la misma sensibilidad hacia la gente. Sigue igual de despierto, aunque conserva tambi¨¦n ese aire permanente de resfriado y adormilado", explica Margarita Obiols.
Tantos a?os de militancia tambi¨¦n han servido a Maragall para trabar otras estrechas amistades. Como la de los llamados m¨²sics, por su pertenencia al Moviment Socialista de Catalunya (MSC), una de las tres ramas que se fundieron en el actual PSC. Entre esos amigos figuran Joan Revent¨®s, el hist¨®rico l¨ªder del socialismo catal¨¢n; Narc¨ªs Serra, el senador Isidre Moles, y Raimon Obiols. Fue Revent¨®s quien le dijo hace m¨¢s de 20 a?os en la sala de estar de su domicilio: "Pasqual, ser¨¢s un gran alcalde de Barcelona". Maragall regres¨® el pasado lunes a la casa de Revent¨®s, aquejado de una grave enfermedad, para anunciarle que el pacto de izquierdas estaba hecho y explicitarle: "Esto lo hemos hecho para ti, Joan".
Maragall se licenci¨® en Derecho y Econom¨ªa por la Universidad de Barcelona y al acabar sus estudios march¨® con su esposa y sus hijas a Estados Unidos, donde se gradu¨® en Ciencias Econ¨®micas en la New School University. Tambi¨¦n pas¨® por la Universidad John Hopkins, de Baltimore.
De regreso a Barcelona, se doctor¨® en Econ¨®micas en 1979 con una tesis sobre los precios del suelo. Esas idas y venidas nunca le distanciaron de la familia y mucho menos de Ernest, su hermano m¨¢s pr¨®ximo y tres a?os menor que ¨¦l. Ambos jugaron juntos en la calle de peque?os, militaron de j¨®venes en el Front Obrer de Catalunya (FOC, el FLP catal¨¢n) y m¨¢s tarde gobernaron en el Ayuntamiento de Barcelona. Con sus esposas han realizado numerosos viajes al extranjero. As¨ª se entiende que Ernest haya sido uno de los negociadores del pacto de izquierdas con Esquerra Republicana e Iniciativa per Catalunya.
El mejor d¨ªa de su etapa de alcalde fue el 17 de octubre de 1986, cuando Barcelona fue elegida sede de los Juegos Ol¨ªmpicos de 1992. De aquella ¨¦poca queda la imagen de un Maragall con gab¨¢n negro saltando y haciendo el signo de la victoria con las dos manos, ante 200.000 personas, mientras Jordi Pujol, que tambi¨¦n aplaud¨ªa, le miraba de soslayo.
Apenas tres meses despu¨¦s, Maragall sufrir¨ªa su peor derrota pol¨ªtica. En el Parlamento catal¨¢n, no en las urnas. El 13 de enero de 1987, el d¨ªa en que cumpl¨ªa 46 a?os, la C¨¢mara aprob¨® la desaparici¨®n de la Corporaci¨®n Metropolitana de Barcelona, un organismo supramunicipal que atend¨ªa las necesidades de casi tres millones de personas. Pujol quiso cortar de ra¨ªz lo que pod¨ªa significar un contrapoder a la Generalitat.
Pero hoy Maragall sigue teniendo un gran gancho, sobre todo en los barrios populares. "Es el ¨²nico pol¨ªtico catal¨¢n que ha hecho sombra a Pujol, tanto en proyecci¨®n como en obra de gobierno, y ah¨ª est¨¢ la transformaci¨®n de Barcelona", explica Puigverd. "Es la persona con m¨¢s capacidad intelectual y emocional que he conocido", afirma el fil¨®sofo Xavier Rubert de Vent¨®s, un amigo muy pr¨®ximo desde hace d¨¦cadas. "Dec¨ªa el inventor de la cibern¨¦tica, Norber Wiener, que hay un techo en el n¨²mero de variables con las que podemos operar y tomar decisiones sin que nos coman. Pues bien, el techo de Maragall es el m¨¢s alto que he visto", a?ade.
El ex dirigente de CC OO de Catalu?a y ex diputado de ICV Jos¨¦ Luis L¨®pez Bulla lo explica de otra manera: "La capacidad para improvisar, para sorprender, se llame Curro Romero o Maragall, es una cualidad que tiene muy poca gente". Esas actuaciones a veces sorpresivas de Maragall explican que siendo alcalde de Barcelona acudiese a dormir al domicilio de ciudadanos an¨®nimos. Lo hizo en una veintena de ocasiones.
En septiembre de 1997 Joan Clos le relev¨® en la alcald¨ªa de Barcelona a mitad de mandato y Maragall march¨® a Roma para ejercer de profesor universitario. Uno m¨¢s de sus continuos viajes para ampliar conocimientos, como el que realiz¨® entre enero y junio de 1996 a Par¨ªs, donde estuvo becado en el Comisariado de Pol¨ªtica Territorial y Planificaci¨®n junto con Jacques Delors un a?o despu¨¦s de que ¨¦ste abandonara la presidencia de la Comisi¨®n Europea. "Tiene una gran capacidad y un gran inter¨¦s por aprender", recuerda Margarita Obiols.
Su dominio del ingl¨¦s, franc¨¦s e italiano le ha facilitado esa proyecci¨®n exterior y en 1996 fue nombrado miembro de la Comisi¨®n Trilateral.
"Una maragallada", dicen sus adversarios pol¨ªticos y hasta los que le censuran en las filas socialistas, para referirse a su espontaneidad e imprevisibilidad. "La maragallada es un t¨¦rmino tan vulgar como quienes lo pronuncian. Lo bonito del cante jondo es que nunca sabes qu¨¦ va a venir", tercia L¨®pez Bulla. "Soy propio, voy a mi aire", ha dicho el propio Maragall de s¨ª mismo.
En el libro La gota malaya, los periodistas Luis Mauri y Llu¨ªs Ur¨ªa atribuyen a Jordi Pujol una frase premonitoria pronunciada en 1992. "Es un chiflado imprevisible, pero si alg¨²n d¨ªa un socialista gobierna Catalu?a, ¨¦se ser¨¢ Maragall", dijo el l¨ªder nacionalista de quien finalmente le va a suceder 23 a?os despu¨¦s.
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