Lloros contra nosotros
Era previsible. Nada m¨¢s conseguirse lo que algunos reclamaban con ah¨ªnco y recordaban como caso pendiente y prueba del fracaso occidental, todo se ha vuelvo reprimenda. En Europa, m¨¢s a¨²n que en Oriente Pr¨®ximo, son legi¨®n los que quieren minimizar las consecuencias de la captura del s¨¢trapa. Habr¨¢ m¨¢s muertos. Pero siempre los habr¨¢ porque los vivos tienen por esencia vocaci¨®n de muertos. Unos dicen que a Sadam s¨®lo se le ha capturado por el vil metal, intentando devaluar la operaci¨®n; otros hablan de traidores, porque todos sabemos d¨®nde est¨¢n los malos en esta larga y sangrienta historia, y para muchos de los que no cesan de equivocarse los malos son, por supuesto, los que han impedido a Sadam seguir matando con la naturalidad con que llevaba haci¨¦ndolo durante tres d¨¦cadas. L¨®gico que a algunos les moleste.
El se?or Llamazares, de Izquierda Unida, un coqueto defensor de la sociedad libre frente al imperialismo, en la que tendr¨ªa mejores compa?eros en Sadam y Laurenti Beria que en cualquier dem¨®crata espa?ol que como tal se sintiera, asegura que el problema no est¨¢ en el s¨¢trapa iraqu¨ª que ha asesinado a decenas de miles de sus compatriotas, sino en la perversa actuaci¨®n ilegal de EE UU, Reino Unido y el Gobierno de Espa?a, esa terror¨ªfica fuerza del mal. Y por supuesto, tambi¨¦n son culpables esos miserables polacos que ya demostraron su catadura al derribar al imperio sovi¨¦tico que tan bien financiaba los coqueteos de Llamazares y su partido con experimentos sociales que hab¨ªan causado, cuando don Gaspar a¨²n no hab¨ªa hecho la primera comuni¨®n, millones de muertos, m¨¢s que Sadam en todo caso.
Visto lo visto y o¨ªdo lo que a¨²n habremos de o¨ªr m¨¢s veces, hay que decir a muchos de los que hoy lloran por el hecho de que EE UU haya tenido ¨¦xito, y con ellos, quienes asumieron el riesgo de la intervenci¨®n en Irak y, por tanto, de los muertos, propios, norteamericanos, brit¨¢nicos, polacos y espa?oles, que no se lamenten tanto porque, vengan las dificultades que vengan, a¨²n hay gente y estadistas con responsabilidad que no dudar¨ªan en saber morir por lo mismo que han muerto tantos j¨®venes que est¨¢n en Oriente Pr¨®ximo para cambiarnos el mundo, para nuestra mayor seguridad, y modificar la vida en el mayor foco de conflicto de la actualidad.
En San Sebasti¨¢n avisan a Maite Pagazaurtund¨²a de ciertos deseos perentorios de matarla, y en Madrid y Barcelona no son pocos los que acusan a Maite y a Fernando Savater de ser culpables de que quieran matarlos. Cuando en Israel mueren 10 ni?os, la culpa es de sus padres, y cuando son los ni?os palestinos quienes son carne de ca?¨®n, alguien en Jerusal¨¦n intenta convencernos de que era inevitable. Una mierda. Culpable de las muertes en Irak es Sadam y nunca volver¨¢ a serlo. Culpables de las muertes que hubo y por desgracia habr¨¢ en el Pa¨ªs Vasco son aquellos que matan y aquellos que los defienden y, de alguna manera, aquellos que creen poder negociar con quienes matan y quienes negocian con ellos.
Hay pocas ocasiones en la historia en que tanto poder como el de EE UU haya sido tan necio en la aplicaci¨®n de sus poderes. Tiempo habr¨¢ para la democracia americana de castigar a sus trotskistas de hemeroteca, tan bien instalados en compa?¨ªas e instituciones en Washington, con el desprecio social y el destierro pol¨ªtico. Hay pocas ocasiones en las que un Estado min¨²sculo como Israel se haya permitido ser tan arrogante ante el gran poder del siglo XXI. Pero tambi¨¦n son pocas en la historia europea las veces en que pa¨ªses con tradici¨®n y peso han sido tan ciegos y necios ante las amenazas existentes. Y que adem¨¢s hayan profundizado en su ineptitud con el sabotaje sistem¨¢tico a quienes, desde allende el Atl¨¢ntico, no han hecho sino salvarles de calamidades de propio cultivo. M¨¢s vale un amigo que parece tonto que un enemigo declarado con vocaci¨®n -normalmente falsa- de espabilado. Es hora de sensatez, en Europa, en EE UU y en el mundo en general. Los nihilismos, cretinismos y nacionalismos que hemos generado y amparado desde el romanticismo alem¨¢n s¨®lo nos llevan a cat¨¢strofes muy alemanas. Y todo el cari?o a la naci¨®n alemana no es suficiente para justificar este tipo de suicidios. Ni en Euskadi, ni en Catalu?a, ni en el resto de Espa?a; tampoco en Europa, Israel, Irak o Siria. Ha ca¨ªdo un criminal, Sadam, como d¨ªas antes cayeron otros menores en Euskadi. Que vayan cayendo. Y que nadie nos insulte con la manifestaci¨®n de las simpat¨ªas que albergan por ellos por razones cada vez menos digeribles.
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