"Quiero volver a Marruecos cuando sea cocinero. Ahora no"
Est¨¢ nervioso. Mientras habla entretiene la mano jugueteando con uno de sus rizos. Hicham tiene miedo a que las autoridades espa?olas le devuelvan a su pa¨ªs. En realidad ¨¦se no es su nombre pero como es menor y marroqu¨ª, uno de los casi 3.000 que desde el martes pasado puede ser repatriado en cualquier momento, es el que ha elegido para ocultar su identidad. De 16 a?os, tangerino, menudo, entr¨® en Espa?a en los bajos de un cami¨®n hace tres meses.
Claro que quiere regresar a Marruecos, asegura, pero m¨¢s adelante: "Quiero volver cuando tenga papeles y sea cocinero, ahora no". Vive en la casa La Merced, que gestiona la orden de los Mercedarios. Es un coqueto edificio antiguo de varias plantas con enredaderas en la entrada ubicado en un tranquilo barrio de Madrid. La orden acoge en esa casa y varios pisos a 35 extranjeros (casi la mitad marroqu¨ªes y el resto de Angola, Argelia, Armenia, Ecuador, Ghana, Guinea Conakry, Irak, Cabo Verde, Nigeria, Etiop¨ªa, Sierra Leona y Sri Lanka).
El padre Pablo P¨¦rez, director de estos centros de acogida, recalca que estos menores requieren protecci¨®n "por sus or¨ªgenes, por sus circunstancias, de las que no son responsables". Y advierte de que si los marroqu¨ªes son expulsados quedar¨¢n desprotegidos porque, recuerda, el Gobierno de Marruecos no se ha hecho cargo hasta ahora de sus menores. "?Por qu¨¦ no empieza con los cientos de chavales que hay en T¨¢nger esperando dar el salto a Espa?a?", se pregunta.
Recalca que las generalizaciones y las prisas son peligrosas. Y recuerda varios datos. Sus 35 acogidos est¨¢n escolarizados. Del centenar de marroqu¨ªes que han pasado por la casa en los ¨²ltimos nueve a?os s¨®lo uno ha acabado en prisi¨®n; "el resto se ha incorporado, con m¨¢s o menos baches, a la vida laboral".
Aunque Hicham teme que le devuelvan, entre sus planes no estaba, el mi¨¦rcoles, fugarse de la casa: "Estoy muy bien, tengo comida, voy a los talleres, todo est¨¢ muy bien", explica en un rudimentario castellano. Todos los lunes, mi¨¦rcoles y jueves recibe clase de espa?ol, gram¨¢tica y matem¨¢ticas. Y desde hace 15 d¨ªas acude a un taller en el que aprende cocina. Hicham no se acaba de creer que Espa?a pueda expulsar a todos los menores marroqu¨ªes; Tiene clar¨ªsimo que ¨¦l entrar¨ªa de nuevo. "En dos d¨ªas estoy aqu¨ª otra vez", asegura.
Est¨¢ obsesionado con la regularizaci¨®n porque, dice solemne, "los que tienen papeles no tiene miedo". Para Reyes pedir¨ªa papeles. Cuenta que uno de sus amigos, menor y marroqu¨ª, est¨¢ aterrado porque ha solicitado la regularizaci¨®n y teme que las autoridades sigan ese rastro para echarle.
Yassine, de 19 a?os, y Adil, de "19 y medio", marroqu¨ªes, fueron elegidos para ejercer de referente ante compatriotas m¨¢s j¨®venes porque despuntan por su sentido de la responsabilidad, explica el padre Pablo. Ambos est¨¢n convencidos de que los expulsados har¨¢n lo que est¨¦ en su mano para regresar a Espa?a. Adil hace un curso de alba?iler¨ªa. Yassine ya termin¨® el suyo, de mec¨¢nica. El padre Pablo teme que si los chavales huyen a la calle los acojan las mafias. Y que, si logran volver a Espa?a, eviten los centros por desconfianza.
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