La misteriosa muerte en Manila de Joan Cogul
El juez del 'caso Turismo' espera que Interpol le remita pruebas inequ¨ªvocas sobre el suicidio del principal acusado
?Est¨¢ muerto Joan Cogul, el principal acusado del caso Turismo? Oficialmente, s¨ª. Muerto e incinerado. Pero el juez que ha investigado la presunta malversaci¨®n de 984.292 euros entre 1993 y 1995 de las arcas de la Generalitat no lo tiene tan claro. ?Por qu¨¦? Principalmente, por las circunstancias que han rodeado la defunci¨®n, ocurrida en Manila (Filipinas) el pasado 17 de diciembre, a los 47 a?os. Ese d¨ªa, el que fue director del Consorcio de Turismo de Catalu?a deb¨ªa volar hacia Barcelona para entregar el pasaporte al juez y fijar en la capital catalana su residencia a la espera de que se celebrase el juicio en la Audiencia de Barcelona.
El panorama judicial que esperaba a Cogul era poco alentador porque el fiscal le reclamaba 12 a?os de prisi¨®n y a su esposa, Carme Fargas, otros nueve. La muerte de Cogul el d¨ªa que deb¨ªa regresar a Espa?a es una m¨¢s de un sinf¨ªn de casualidades que aumentan la sombra de la duda. Las pruebas reclamadas por el juez a Interpol sobre la autopsia que se practicase al cad¨¢ver y las diligencias que hiciera la polic¨ªa de aquel pa¨ªs disipar¨ªan el panorama.
- Infarto. El pasado 17 de diciembre, el magistrado Francisco Gonz¨¢lez Ma¨ªllo recibe una llamada telef¨®nica en su despacho. Al aparato el abogado Joan Font, quien explica que su cliente, Cogul ha muerto esa misma ma?ana, a las 8.30, hora de Manila, como consecuencia de un paro cardiaco mientras se encontraba en su domicilio. El abogado anuncia que el cad¨¢ver ser¨¢ repatriado en los pr¨®ximos d¨ªas. Por la noche, el abogado Xavier Rotllan, que ejerce la acusaci¨®n popular, entrega un escrito en el juzgado de guardia explicando que no se cree que Cogul haya muerto y pide al juez que se compruebe el ¨®bito oficialmente a trav¨¦s de la embajada. El letrado de la Generalitat, que tambi¨¦n ejerce la acusaci¨®n, se suma a esa petici¨®n. Al d¨ªa siguiente, el abogado Font acude al juzgado y entrega un documento de Viajes Barcel¨®, la empresa para la que trabajaba Cogul, explicando su fallecimiento.
- Tiro e incineraci¨®n. El 24 de diciembre, El Peri¨®dico publica que Cogul ha sido incinerado y cita como fuente al abogado Font. Primera sorpresa porque el juez hab¨ªa ordenado a la Guardia Civil que cuando el cad¨¢ver llegase a Espa?a se le identificase con discreci¨®n. Nadie inform¨® al juez de la incineraci¨®n, aunque el letrado acude esa ma?ana al juzgado y presenta la inscripci¨®n del registro civil de Manila en el que consta que la inhumaci¨®n fue por incineraci¨®n. Las dudas aumentan. El juez ya no s¨®lo pide a Interpol que le informe de las circunstancias de la muerte, sino que, a la vista de que el cuerpo qued¨® reducido a cenizas, reclama de la embajada toda la documentaci¨®n oficial que exista sobre ese fallecimiento. Tambi¨¦n exige que si se extrajeron muestras en la autopsia, se conserven, por si hubieran de ser analizadas. La embajada responde a los dos d¨ªas y env¨ªa el certificado de defunci¨®n y el de la incineraci¨®n. Esos documentos detallan que la causa de la muerte de Cogul no fue un infarto, sino las hemorragias craneales producidas por un trio que se dispar¨® ¨¦l mismo. Segunda sorpresa.
- La viuda. Carme Fargas, la viuda, acude al juzgado el 29 de diciembre con su nuevo abogado, Jordi Pina, quien aporta un certificado del tanatorio en el que se detalla que el cuerpo fue incinerado a las 19.00 del 18 de diciembre. Es decir, apenas 34 horas despu¨¦s de la muerte. Tercera sorpresa. La viuda entrega tambi¨¦n la urna con las cenizas, que acaban en el Instituto Anat¨®mico Forense.
- La huida. La ¨²ltima vez que se vio en p¨²blico a Cogul fue el 5 de noviembre. El Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 11 de Barcelona le requiri¨® para que acudiera a una breve comparecencia en la que el fiscal solicit¨® que se retirase el pasaporte a ¨¦l y a su esposa y que se presentase ante la justicia cada semana. Es lo que suelen hacer los jueces cuando el juicio est¨¢ a punto de celebrarse para evitar que huyan los acusados. Cogul, como siempre, acudi¨® ese d¨ªa ante el juez, pero nadie le advirti¨® para que no se fuera de Espa?a. Cinco d¨ªas despu¨¦s, el juez accedi¨® a lo que le pidi¨® el fiscal y dio tres d¨ªas de plazo a Cogul para que entregara el pasaporte y un mes de tiempo a su esposa. Pero la pareja ya hab¨ªa volado de nuevo a Manila, donde viv¨ªa con sus dos hijas desde hac¨ªa a?os.
- El precedente. Cogul es el segundo imputado que fallece en la tramitaci¨®n de esta causa, que ha durado tres a?os. En 2002 tambi¨¦n muri¨® el imputado Josep G¨®rriz Aparicio. Ocho d¨ªas despu¨¦s del fallecimiento, la defensa present¨® un certificado de defunci¨®n y un certificado m¨¦dico que el juez dio por bueno y nadie cuestion¨®.
- La trama pol¨ªtica. El caso Turismo se ha cerrado sin conocer el destino final de ese dinero p¨²blico. El juez sigui¨® el rastro de algunos talones, pero se demostr¨® que, al ser de un importe menor, se cobraron por ventanilla. S¨ª se prob¨®, y as¨ª aparece en las diligencias, que las empresas beneficiarias carec¨ªan de medios para los trabajos que se les encargaron y que los informes del sector tur¨ªstico que realizaron eran in¨²tiles o copias de otros folletos. Entre los acusados figuran militantes de Uni¨® Democr¨¤tica de Catalu?a (UDC) como Santiago Vallv¨¦ o Eugenio Guijarro, ex socio del diputado de UDC en el Congreso Josep S¨¢nchez Llibre.
La alianza que hab¨ªa en la pasada legislatura entre Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU) y el PP en el Parlamento catal¨¢n vet¨® los intentos de la oposici¨®n de crear una comisi¨®n de investigaci¨®n.
Despedida en ingl¨¦s
?Por qu¨¦ no se le dijo la verdad al juez desde el primer momento? El abogado defensor Jordi Pina sostiene que no ten¨ªa ninguna obligaci¨®n legal de advertir al magistrado de que Joan Cogul iba a ser incinerado. Tambi¨¦n explica que si inicialmente se le explic¨® que la muerte fue por un infarto era para que la hija menor de la pareja, de ocho a?os, no resultase afectada por el conocimiento a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n de que su padre se peg¨® un tiro.
Ese deseo de preservar la intimidad familiar contrasta con la actitud de la viuda al salir del juzgado, cuando difundi¨® una carta manuscrita de su marido en la que censuraba a jueces, fiscales, pol¨ªticos y periodistas. Tambi¨¦n concedi¨® entrevistas y relat¨® que Cogul se despidi¨® de ella y de sus hijas en una carta escrita en ingl¨¦s. Explica la defensa que ¨¦se es el idioma en el que hablaban, pese a no ser la lengua materna de ninguno de los dos, catalanes de pura cepa.
La defensa pide tambi¨¦n que no se dude de la muerte de Cogul, y por eso ha reclamado del juez que anule la orden que curs¨® a Interpol para aclarar las circunstancias, pero el magistrado mantendr¨¢ su decisi¨®n. "En las circunstancias concurrentes, toda precauci¨®n no es ociosa, sino necesaria", explica el tambi¨¦n abogado de la acusaci¨®n Manuel Gonz¨¢lez Peeters. "Resulta cuando menos asombroso que una persona que adopta la, suponemos, dif¨ªcil decisi¨®n del suicidio, destine parte importante del tiempo que ha decidido que le queda de vida a redactar de su pu?o y letra esos documentos", afirma este abogado.
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