Luces voladoras en Nosy Mangabe
LLEGAR a Maroantsetra no es f¨¢cil: s¨®lo se puede llegar por barco, avi¨®n o andando. La provincia, de 140.000 habitantes, tiene un aislamiento importante con el resto del pa¨ªs, Madagascar. Es la puerta de entrada al parque de Masoala y la reserva de Nosy Mangabe. Tras contactar con los gu¨ªas, planeamos el circuito que Roberto y yo quer¨ªamos hacer en el parque, as¨ª como las provisiones a llevar.
Primero nos dirigimos a Nosy Mangabe, una isla deshabitada en la bah¨ªa de Antongil donde se puede ver el bosque pluvial primario y su fauna: diferentes especies de l¨¦mures, uroplatus, camaleones, boas, p¨¢jaros, mariposas... Con nuestro gu¨ªa, Emile, hac¨ªamos excursiones, incluso de noche y acompa?ados entonces por centenares de luci¨¦rnagas, que con sus luces intermitentes y su vuelo daban un aspecto m¨¢gico al bosque, como si de una extra?a iluminaci¨®n navide?a se tratara.
Regresamos a Maroantsetra para visitar el parque de Masoala. Contratamos a un cocinero-porteador para los cinco d¨ªas de visita y, con nuestro gu¨ªa, alquilamos un barco para el desplazamiento a Antalaviana, poblado costero de apenas siete habitantes donde no llegan los barcos comerciales, un peque?o para¨ªso donde se juntan las playas salvajes de aguas c¨¢lidas con cascadas y piscinas naturales, lugar de descanso despu¨¦s de las largas marchas. Seguimos ruta hacia Tampolo a trav¨¦s de la costa, vadeando r¨ªos y dejando atr¨¢s playas de ensue?o repletas de corales. La tranquilidad y la quietud en esos d¨ªas no se ve¨ªan alteradas por nada, salvo algunos gritos de l¨¦mures o p¨¢jaros. El tiempo se par¨® en Masoala.
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