De C¨®rdoba a Lavapi¨¦s
C¨®rdoba-Madrid y vuelta, 52 fines de semana al a?o, durante cuatro a?os. Multipliquen y parecer¨¢ que, m¨¢s que de un actor, habl¨¢ramos de un camionero. Tal fue el trasiego que este cordob¨¦s, Seraf¨ªn en la pel¨ªcula D¨ªas de f¨²tbol, tuvo que soportar en su lucha por su sue?o.
As¨ª que pescadero en C¨®rdoba de lunes a jueves, y estudiante de arte dram¨¢tico en Madrid los fines de semana.
Eso es, un paliz¨®n. Yo pensaba que la meca de mi sue?o estaba en la capital, as¨ª que me matricul¨¦ en la escuela de Cristina Rota. Cada viernes cog¨ªa el sevib¨²s. Cuatro horas y media de viaje, y otras tantas a la vuelta. Me salieron varices y todo.
Conocer¨ªa a los conductores al dedillo, digo.
Conoc¨ªa a toda la flota. De la chica que vend¨ªa los billetes en la ventanilla a los ch¨®feres, pasando por los viajeros habituales, como yo. El otro d¨ªa fui a acompa?ar a un amigo que iba a coger ese autob¨²s y la taquillera me dijo: "?Qu¨¦, esquirol, ahora viajas en el AVE?".
Habr¨¢ fraguado muchas conversaciones.
Hombre, procuraba dormir; pero como me enrollo como las persianas, siempre charlaba. Luego estaban esas pel¨ªculas horrorosas que pon¨ªan, de las de los a?os setenta. Menos una vez, que pusieron Candilejas. Debieron de equivocarse.
?D¨®nde dorm¨ªa en Madrid?
En una pensi¨®n supercutre en Doctor Cortezo, cerca de Lavapi¨¦s. Por las 1.100 pelas que pagaba no pod¨ªa ser la suite del Palace.
?Le dieron sus fondos para salir de marcha por Madrid la nuite?
Sal¨ªa con mis compa?eros por los baretos de Lavapi¨¦s, que son baratos, y tomaba algunas copas gratis en El Sol, un local donde estaba de camarero un amiguete.
Pero saldr¨ªa de paseo por los Madriles, que eso es gratis.
Claro, sol¨ªa ir al Retiro, que me recordaba a C¨®rdoba. Y algunas veces tambi¨¦n paseaba por el Museo del Prado o por el parque de las tetas, que est¨¢ en Vallecas. Lo llaman as¨ª por las dos monta?itas que tiene, ?sabes?
?Alg¨²n cap¨ªtulo funesto en su paso por la ciudad?
A los tres d¨ªas de llegar me robaron la cartera mientras hablaba con mi madre desde una cabina. Me pas¨¦ cuatro horas llorando en mi pensi¨®n, por la impotencia.
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