Una educaci¨®n sentimental

Con sus formas a medio camino entre drama, comedia costumbrista y revisi¨®n hist¨®rica, aunque tambi¨¦n con toques on¨ªricos, El coche de pedales esconde una pel¨ªcula de aprendizaje, los primeros pasos hacia la vida adulta que el ni?o Pablito (Pablo G¨®mez) da en una capital de provincias de la hirsuta Espa?a de 1959. Su tema central no es otro que el desgarro que proporciona al ni?o estar en el justo punto medio entre una familia materna de extrema derecha, rica y clerical, y otra paterna librepensadora, un poco viva la virgen y reivindicativamente comunista, y obviamente con muchos menos recursos; lo que le ense?an en el colegio; y mucho m¨¢s importante, el descubrir que su padre esconde con mentiras lo que no puede lograr con sus, por otra parte, muchos esfuerzos para sacar adelante a su prole.

A?¨¢dase a ello lo que el ni?o lee en los tebeos y lo que oye en la radio, que se mezclan y confunden con la vida familiar, hasta llegar a convertir ese todo en el caldo de cultivo de una muy err¨¢tica educaci¨®n sentimental... la suya, y la de todo un pa¨ªs durante largos a?os.

Esta segunda pel¨ªcula de Ram¨®n Barea tiene por momentos incluso un aire tierno y sentido, una gentileza sobre todo de sus dos actores principales, Pastor y Angulo, que se mueven con mucha comodidad con sus personajes. Pero le sobra, en general, todo lo on¨ªrico, y no porque no puedan incluirse escenas de este tipo en una pel¨ªcula de matriz realista, sino sencillamente porque est¨¢n mal planteadas y peor rodadas, una mancha absurda para una pel¨ªcula honesta y laboriosamente construida.