La polic¨ªa dice que su actuaci¨®n en La Paz fue proporcionada y los golpeados denuncian racismo
El herido grave durante los incidentes permanece detenido en el centro sanitario
El vest¨ªbulo del hospital de La Paz se convirti¨® el martes pasado en un campo de batalla. Gritos y golpes se suced¨ªan entre los familiares de un fallecido, de etnia gitana, y 20 polic¨ªas antidisturbios, mientras el resto de los visitantes no sal¨ªan de su asombro. "Nos han molido a palos. No hay derecho. Y lo hacen porque somos gitanos", asegura un hermano del fallecido, al que la reyerta le ha dejado seis puntos de sutura en la cara y un brazo en cabestrillo. "Tambi¨¦n pegaron a las mujeres", mantiene Memole, de 16 a?os, hija del fallecido. La polic¨ªa dice que su actuaci¨®n fue proporcionada a los hechos. Los agentes detuvieron al herido m¨¢s grave, Ram¨®n Maya, hermano del fallecido, por enfrentarse a ellos con una navaja.
El detenido, Ram¨®n Maya L¨®pez, de 45 a?os, permanec¨ªa ayer ingresado con un traumatismo craneoencef¨¢lico. ?Qu¨¦ ocurri¨® en La Paz el pasado martes, alrededor de las cinco de la tarde, para que tuvieran que intervenir los antidisturbios? "Pues que mi hermano, Justo Maya, muri¨® all¨ª, con 34 a?os", cuenta Miguel, de 41. Justo llevaba ingresado en la planta desde el 9 de diciembre, y el 7 de enero su estado se complic¨® tanto que le trasladaron a la UVI. "El m¨¦dico nos llam¨® y subimos a la UVI unas ocho personas entre mis padres, yo y unos sobrinos. Con el dolor de perder a un ser querido rompimos un cristal de una puerta", reconoce Miguel. "Pero nada m¨¢s", asegura. "Porque cada uno tiene una manera de expresar lo que tiene dentro", se excusa la mujer de Miguel, mientras mece a su peque?a de un mes. Abajo, en el vest¨ªbulo esperaban 30 personas, seg¨²n la familia Maya.
Controlar la situaci¨®n
Al cabo del rato, los ¨¢nimos se calmaron un poco y decidieron bajar en el ascensor al vest¨ªbulo para hablar con el resto de la familia. Eva, una amiga de la familia que estaba en la UVI en ese momento, cuenta: "Los familiares de Justo iban en un ascensor y yo con tres polic¨ªas en el otro. Hablaban por el micr¨®fono con los de abajo y dec¨ªan que controlaran la situaci¨®n. En ning¨²n momento les ordenaron que pegaran a nadie".
"Se abrieron las puertas del ascensor y all¨ª estaban. Los polic¨ªas se pusieron a pegarnos, sin distinguir si hab¨ªa mujeres o ni?os", dice Miguel. "Yo gritaba: a mi padre no, que est¨¢ enfermo. Y me llev¨¦ los palos yo", explica una hermana del fallecido. Para corroborar su versi¨®n se levanta el jersey y ense?a los moratones que le ha dejado en la espalda un porrazo policial. Su hermano Miguel tiene las marcas m¨¢s visibles: seis puntos de sutura en la frente y un brazo en cabestrillo.
Pero lo que m¨¢s les duele es lo que los agentes policiales hicieron, seg¨²n ellos, a Ram¨®n, que permanece custodiado en La Paz hasta que le den el alta y se le pueda trasladar a dependencias policiales. "Le arrastraron cuando ya le ten¨ªan esposado, sangrando por la cabeza unos cincuenta metros. Est¨¢ enfermo, no se le puede hacer eso", dicen indignados. "Ahora, esto no va a quedar as¨ª. Les voy a denunciar donde haga falta", asegura Miguel.
"Dicen que Ram¨®n sac¨® una navaja. ?Delante de todos los polic¨ªas? No es posible, ser¨ªa una locura", mantiene Miguel. En el Tanatorio Sur, los familiares que acudieron ayer a dar el ¨²ltimo adi¨®s a Justo asienten. Todos tienen el semblante serio, menos los ni?os que corretean de aqu¨ª para all¨¢. La madre de Justo llora y no se explica c¨®mo se han complicado de esta manera las cosas. Memole, la hija mayor del fallecido, que ten¨ªa otros cinco hijos m¨¢s -el menor de un a?o-, tambi¨¦n muestra las marcas que tiene en una pierna. "Me pegaron por defender a mi abuelo", dice indignada.
La Jefatura Superior de Polic¨ªa mantiene que el detenido esgrimi¨® un arma blanca y apunt¨® al abdomen de un agente. Al reducir al agresor, ¨¦ste cay¨® al suelo y se golpe¨® con un mueble del vest¨ªbulo en la cabeza, lo que le produjo el traumatismo craneoencef¨¢lico. Ram¨®n cuenta con 27 antecedentes policiales, por robo con fuerza o con violencia y tenencia il¨ªcita de armas. Adem¨¢s tiene una orden de ingreso en prisi¨®n dictada por un juzgado de Palma de Mallorca, en marzo del a?o pasado. De momento, permanece en observaci¨®n en La Paz, con custodia policial. Est¨¢ acusado de los delitos de da?os y atentado grave a la autoridad.
Fuera de control
La polic¨ªa relata que miembros de la familia Maya, al saber que Justo hab¨ªa fallecido, protagonizaron graves altercados a la puerta de la UVI. Estas personas pretend¨ªan llevarse el cad¨¢ver del hospital. "Los parientes rompieron cristales, enseres, mobiliario y provocaron altercados con el personal sanitario", dicen fuentes policiales. Los facultativos, al ver que la situaci¨®n se desbordaba, avisaron al servicio de seguridad del centro, pero ¨¦ste se vio superado por lo numeroso del grupo y su agresividad.
Entonces los responsables de La Paz decidieron avisar a la polic¨ªa. Llegaron al centro agentes de la comisar¨ªa de Fuencarral-El Pardo, que, ante el cariz que tomaba la situaci¨®n, requirieron a la Unidad de Intervenci¨®n Policial (antidisturbios). Seg¨²n las mismas fuentes, los agentes intentaron calmar los ¨¢nimos de los parientes del enfermo reci¨¦n fallecido, pero ¨¦stos continuaban rompiendo muebles y enseres. Ante esta situaci¨®n, los antidisturbios emplearon "la m¨ªnima fuerza imprescindible e hicieron uso de los medios legales y reglamentarios para asegurar la integridad f¨ªsica de los propios agentes y de terceras personas", seg¨²n fuentes policiales.
El consejero de Sanidad, Manuel Lamela, asegur¨® que estas situaciones son excepcionales y que s¨®lo suelen producirse en momentos de tensi¨®n ante la p¨¦rdida de un ser querido. "Pero", asegur¨®, "en modo alguno estas razones pueden justificar el empleo de la violencia". Tambi¨¦n record¨® que su departamento trabaja en un protocolo de seguridad ante posibles agresiones a los profesionales sanitarios, que supondr¨¢ una inversi¨®n de nueve millones de euros, entre 2004 y 2006.
M¨¢s seguridad
El hospital de La Paz increment¨® la vigilancia hace 15 d¨ªas. El pasado 7 de enero, el estado de Justo Maya empeor¨® y fue preciso su traslado a la UVI. El director m¨¦dico de La Paz, Joaqu¨ªn D¨ªaz, explica: "La familia manifest¨® desde ese momento mucha desconfianza y agresividad hacia el servicio m¨¦dico. Hubo amenazas a los profesionales diciendo que tomar¨ªan medidas en caso de que el enfermo falleciera".
Esto llev¨® a la direcci¨®n del hospital a adoptar mayores medidas de seguridad que las habituales en la zona donde estaba ingresado ese paciente. "Por eso hab¨ªa cuatro agentes de seguridad cuidando de que todo se desarrollara con normalidad", explica D¨ªaz.
La secretaria de CC OO de La Paz tambi¨¦n ha manifestado la necesidad de aumentar los vigilantes de seguridad de forma permanente, a fin de poner freno a estas situaciones de violencia.
El sindicato mayoritario entre los m¨¦dicos de la Comunidad de Madrid, CESM, ha recordado que en los ¨²ltimos tiempos se ha producido una escalada de situaciones conflictivas en los hospitales. Se producen incluso agresiones de personas que desahogan sus tensiones en los profesionales sanitarios.
Recuerdan que el sentido com¨²n y el respeto mutuo deben presidir las relaciones entre los m¨¦dicos y los pacientes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.