"He tenido que bajar a mi parte primitiva para hacer este pasiego"
Acaba las palabras como a bocados, sabe c¨®mo apretar al ganado, conoce los sonidos secretos y escondidos bajo la tierra y la bruma de algunos ancestros norte?os y h¨²medos de la Cantabria profunda, pese a que ¨¦l viene de la serran¨ªa seca del sur. Porque Juan Diego (Bormujos, Sevilla, 1942) es un andaluz que no cree en las fronteras de los pa¨ªses y las regiones, sino en las que separan el campo de la ciudad, la liberaci¨®n del ahogo para ¨¦l. Por eso ha sido todo un disfrute meterse en la piel de un pasiego que trasciende el tiempo porque est¨¢ apegado como un tornillo a su espacio en La vida que te espera, la nueva pel¨ªcula de Manuel Guti¨¦rrez Arag¨®n, que se estrena el viernes pr¨®ximo y que este actor camale¨®nico, dicharachero y cristalino protagoniza junto a Luis Tosar, Marta Etura y Clara Lago.
"Los del Pas son desconfiados porque son autosuficientes, todo se lo da la vaca"
"He tenido que bajar a mi parte primitiva para dar vida a este pasiego", cuenta Juan Diego, que este a?o ha conseguido una candidatura a los Goya como mejor secundario por Torremolinos 73 y que bota como una pelota de tenis tanto en el campo de los directores j¨®venes -v¨¦ase tambi¨¦n Smoking Room o Padre Coraje- como en los de los consagrados, que se lo rifan por igual.
Despu¨¦s de la gala de los premios espa?oles, que se presenta movidilla y para la que ¨¦l avisa que si sube, "una vez all¨ª, tendr¨¦ que decir algo", viajar¨¢ con todo el equipo a Berl¨ªn, donde La vida que te espera concursa en la secci¨®n oficial del primer gran festival del a?o. All¨ª, entre toda la tecnolog¨ªa punta de la Postdamer Platz, donde se celebra la Berlinale, a buen seguro que el estilo de vida que Guti¨¦rrez Arag¨®n muestra en este viaje intenso y verdadero a sus ra¨ªces norte?as en su nueva pel¨ªcula, causar¨¢ un impacto grande.
"Son orgullosos y desconfiados precisamente porque son autosuficientes. Y esa forma de supervivencia se la da entera la vaca", cuenta Juan Diego. "Con el fr¨ªo que hace all¨ª, ellos meten cuatro animales en la parte de abajo de sus caba?as y tienen calefacci¨®n; para comer, les sobra con lo que les da la leche".
Admite que le ha costado comunicarse con la Vanessa, la vaca holandesa de exposici¨®n y premio que desencadena esta historia con ingredientes de thriller, western y drama familiar. "Normal, la pobre vaca estaba tan tranquila, all¨ª, en sus pastos, y de repente llegan unos t¨ªos que la hablan raro, que no la dicen las mismas cosas que Juanjo y Bautista, los que nos iniciaron en todas las labores, y se le corta la leche. Yo notaba que cada vez que me dirig¨ªa a ella se pon¨ªa nerviosa y seguro que pensaba: 'Ya est¨¢ el hijoputa ¨¦ste aqu¨ª otra vez". Total, que una noche de mal paso, la vaca no respet¨® la marca en el lugar de rodaje y encima le pis¨® una mano a Juan Diego. Pero no la guarda rencor, es m¨¢s, la defiende frente a la Rignalda, la vaca enemiga de su clan: "Era muy cabrona. Iba constantemente a por la Vanessa", afirma.
Pero no le ha costado nada entender aquellos entornos. "Yo, lo primitivo, lo viv¨ª en la infancia tambi¨¦n", relata Diego, que ha sido tambi¨¦n se?orito altivo y d¨¦spota en Los santos inocentes, de Mario Camus. Recuerda a su padre, que le ha servido de inspiraci¨®n para hacer este papel de progenitor que protege frente a un mundo moderno acechante su forma de vida y a sus dos hijas sin madre. Una, la que interpreta Marta Etura, muy apegada a la tierra, y otra, la que da vida Clara Lago, bastante lejos de su entorno, evadida de aquellos aires y de los mugidos de las reses a base de practicar la danza del vientre.
"Yo tambi¨¦n trataba de usted a mi padre, recuerdo aquellas relaciones jer¨¢rquicas y muy primitivas en las que se pagaban caro las muestras de afecto, el simple hecho de tocar era algo excepcional y te dabas cuenta de que se manifestaban cuando ten¨ªas fiebre, por ejemplo, que era cuando mi madre aprovechaba para acariciarnos", asegura.
Hoy tambi¨¦n nota que falta el afecto, pero por algo peor. "Entonces no exist¨ªa f¨ªsicamente pero estaba impl¨ªcito en el trato, ahora los padres no pueden dar afecto a sus hijos porque no tienen tiempo, y eso es mucho m¨¢s horrible", afirma Diego. Por eso ¨¦l ha decidido, por el momento, retirarse del teatro, que le quita demasiado tiempo y hacer s¨®lo cine, para estar muy cerca de su ni?o de cinco a?os.
Su personaje evoluciona a base de gestos y actitudes, se trasluce m¨¢s por las pistas que da que por lo que dice o hace, es el paradigma del pasiego, en el que influye m¨¢s el miedo a perder, a que le aparten de su mundo, que la necesidad de ser entendido.
Entra bajo la lluvia, frente a la oscuridad, y se pierde en el t¨²nel del tiempo como el ¨²ltimo refugio: "Tuvimos muy claro desde el principio que el personaje deb¨ªa caminar de la mano con la estructura de la pel¨ªcula, evolucionar con ella, y Manolo ha sido magistral a la hora de crear ciertas zonas oscuras en todo, en la relaci¨®n con sus hijas y frente a ese hombre (Luis Tosar) que ama a una de ellas y de quien sabe que se la acabar¨¢ llevando", asegura Juan Diego.
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