?Se puede evitar?
Desgraciadamente, cuando ya casi se nos hab¨ªa olvidado la muerte del camerun¨¦s Marc-Vivien Fo¨¦, el pasado 26 de junio, la muerte s¨²bita en el f¨²tbol vuelve a surgir con el fallecimiento de Miklos Feher.
Los deportistas representan el estado de m¨¢xima salud, por lo que a la opini¨®n p¨²blica le cuesta comprender c¨®mo un joven aparentemente sano puede morir mientras muestra una gran vitalidad. La muerte s¨²bita, por lo inesperado del suceso, es tr¨¢gica, especialmente cuando ocurre en deportistas bien entrenados, con un excelente rendimiento deportivo y que, desafortunadamente, desconoc¨ªan que eran portadores de enfermedades cardiovasculares potencialmente letales.
Existen datos que sugieren que es mayor el riesgo de muerte s¨²bita durante la realizaci¨®n de una actividad deportiva intensa. Los deportistas presentan una incidencia mayor que los no deportistas: 1,6 muertes por 100.000 frente a 0,75.
La patolog¨ªa cardiovascular es la causa m¨¢s frecuente de la muerte s¨²bita. En los ¨²ltimos a?os se han identificado distintas enfermedades cardiovasculares como responsables de la muerte s¨²bita, patolog¨ªas que guardan tambi¨¦n relaci¨®n con la edad. En los deportistas j¨®venes, los menores de 30 a?os, las causas son generalmente cong¨¦nitas y casi nunca de origen isqu¨¦mico, siendo las m¨¢s frecuentes la miocardiopat¨ªa hipertr¨®fica, las miocardiopat¨ªas arritmog¨¦nicas y las anomal¨ªas cong¨¦nitas de las arterias coronarias. Otras causas mucho m¨¢s raras son las malformaciones vasculares cerebrales, el asma bronquial y las miocarditis. En el grupo de los mayores de 30 a?os la cardiopat¨ªa isqu¨¦mica es la primera, demostr¨¢ndose en m¨¢s del 90% de los casos una coronariopat¨ªa.
La prevenci¨®n de la muerte s¨²bita debe asentarse en dos pilares: el reconocimiento cardiol¨®gico previo a la participaci¨®n deportiva (RCPD) y la instauraci¨®n de los mecanismos necesarios para una resucitaci¨®n cardiopulmonar y desfibrilaci¨®n sin demora. El principal objetivo del RCPD es detectar de forma precoz las patolog¨ªas capaces de constituir un riesgo de muerte s¨²bita. Se detectar¨¢n situaciones patol¨®gicas que constituyen una contraindicaci¨®n m¨¦dica absoluta, relativa o temporal, para la pr¨¢ctica del deporte.
Existe un acuerdo general entre los profesionales en la necesidad del reconocimiento m¨¦dico antes de iniciar un programa de entrenamiento dirigido a la competici¨®n y diferentes sociedades cient¨ªficas cardiol¨®gicas y de medicina del deporte han establecido los criterios de aptitud para la pr¨¢ctica deportiva de competici¨®n. La identificaci¨®n de los sujetos con riesgo permitir¨¢ apartarlos de la pr¨¢ctica deportiva con el fin de reducir tal riesgo y posiblemente prevenir una muerte s¨²bita.
A pesar de todo, los reconocimientos m¨¦dicos actuales parecen insuficientes, tal vez por motivos puramente economicistas o porque no se acepta las recomendaciones m¨¦dicas debido a que se considera una intromisi¨®n en el derecho a la libertad de la persona, ya que pueden limitar su carrera deportiva.
Ni siquiera el hecho de que un deportista haya alcanzado un nivel de ¨¦lite garantiza que est¨¦ libre de una patolog¨ªa coronaria u otras anomal¨ªas cardiovasculares. La muerte s¨²bita en el deporte es un fen¨®meno constatado y, si ¨¦sta sucede, el mejor m¨¦todo para salvar una vida es tener desarrollada la infraestructura necesaria para una r¨¢pida reanimaci¨®n cardiopulmonar y desfibrilaci¨®n. Por tanto, aunque el abordaje cultural y legislativo es muy diferente en cada pa¨ªs, se deber¨ªa establecer a nivel institucional la normativa necesaria para ello.
Araceli Boraita P¨¦rez es cardi¨®loga deportiva.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.