El cuento de las armas de Sadam
SIBILOT. ?Qu¨¦ haces ah¨ª?
GEORGES.Mis ensayos.
SIBILOT. ?Qu¨¦ ensayos?
GEORGES.Me miento a m¨ª mismo.
SIBILOT. ?A ti tambi¨¦n?
GEORGES. A m¨ª en primer lugar. Tengo demasiado inclinaci¨®n por el cinismo: es indispensable que yo sea mi primer enga?ado.
Nekrassov. Jean-Paul Sartre.
"Casi todos nos hemos equivocado, y esto es lo inquietante", afirm¨® el pasado 28 de enero en el Senado de EE UU David Kay, el inspector jefe al que el presidente George W. Bush confi¨® la tarea de encontrar las presuntas armas de destrucci¨®n masiva -qu¨ªmicas, biol¨®gicas y nucleares- ocultas en Irak. Kay reun¨ªa los mejores antecedentes posibles para obtener el encargo de la Administraci¨®n Bush. Fue inspector de Naciones Unidas en Irak, trabaj¨® para la CIA e apoy¨® calurosamente la guerra contra Irak.
Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar: "Les digo la verdad: Irak tiene armas de destrucci¨®n masiva... Estoy convencido de que van a aparecer"
Tony Blair: "No tengo ninguna duda de que la prueba de la existencia de las armas de destrucci¨®n masiva est¨¢ en Irak"
George Bush: "Sadam las ten¨ªa. Sabremos si las destruy¨®, las traslad¨® o las ocult¨®. Esas armas ya no son una amenaza para EE UU"
Powell: "Cada dato est¨¢ basado en un s¨®lido trabajo de inteligencia. Les ofrezco hechos"
Explic¨® Kay a los senadores, entre los cuales se contaban los dem¨®cratas Hillary Clinton y Edward Kennedy, que Sadam Husein destruy¨® sus viejos arsenales despu¨¦s de 1991 y que nunca recobr¨® la capacidad para fabricar nuevas armas. Si en octubre de 2002, despu¨¦s de investigar varios meses sobre el terreno con un equipo de 1.200 expertos, Kay todav¨ªa manten¨ªa esperanzas de hallar dep¨®sitos importantes, ahora, con el 85% del trabajo realizado en territorio iraqu¨ª, seg¨²n inform¨® al Senado, el ya ex inspector ha descartado la aparici¨®n de las armas con el argumento m¨¢s contundente y demoledor de todos: simplemente no existieron.
Seg¨²n explic¨®, ¨¦l mismo y los servicios de espionaje fallaron al asegurar que Sadam Husein logr¨® reconstruir sus arsenales. Para no repetir este tipo de experiencia, sugiri¨® Kay promover una investigaci¨®n independiente sobre los errores cometidos.
Con todo, el ahora ex inspector no apunta a la Casa Blanca, la cual, seg¨²n Kay, no s¨®lo no abus¨® de los servicios de informaci¨®n sino que fue una de sus v¨ªctimas. La pata, de acuerdo con esa l¨ªnea de razonamiento, la habr¨ªan metido, pues, la CIA y los diversos organismos de espionaje militar.
La secuencia de los hechos, empero, parece avalar algunas de las afirmaciones vertidas por el senador Edward Kennedy, tras escuchar a Kay, quien se preguntaba si no parece m¨¢s cierto que la Casa Blanca pudo manipular las informaciones disponibles y utilizar los servicios de inteligencia para un objetivo predeterminado: la guerra de Irak.
George W. Bush, Tony Blair, y Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar promovieron desde las islas Azores (Portugal), el ultim¨¢tum de la guerra el 17 de marzo de 2003. El Consejo de Seguridad no se pleg¨® a aprobar la invasi¨®n. La noche del 19 de marzo, Bush orden¨® atacar para eliminar "las armas de asesinato masivo" de Sadam Husein.
Los inspectores de Naciones Unidas -a quienes ahora Kay atribuye el m¨¦rito de haber destruido los arsenales despu¨¦s de 1991- nunca aseguraron que Sadam Husein manten¨ªa dep¨®sitos de armas prohibidas. Lo que s¨ª afirmaban era que les faltaban pruebas sobre la destrucci¨®n efectiva de cantidades importantes de armas mort¨ªferas en 1991.
Estos datos -que no afirmaciones- son los que instrumentalizaron en Espa?a el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, y su entonces vicepresidente primero, Mariano Rajoy, para justificar la promoci¨®n de la guerra. El jefe del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Jorge Dezcallar, no aport¨® confirmaci¨®n alguna sobre las armas ni sobre las presuntas relaciones de los terroristas de Osama Bin Laden con Sadam Husein.
La precampa?a de Estados Unidos contra Irak comenz¨®, como m¨ªnimo, a primeros de 2002. La CIA, tras conocer rumores e informes de segunda mano sobre un presunto intento de Sadam Husein de comprar uranio enriquecido en N¨ªger (?frica), despach¨® hacia dicho pa¨ªs, en febrero de 2002, a un diplom¨¢tico, Joseph Wilson, para investigar. Sadam Husein, de ser cierta la noticia, avanzaba a toda velocidad hacia la fabricaci¨®n de armas nucleares. Wilson regres¨® y redact¨® un informe para la CIA y para el Departamento de Estado. Su conclusi¨®n: se trataba de un bulo. Todas sus entrevistas en N¨ªger desment¨ªan la informaci¨®n.
Por esas fechas, en la Semana Santa de 2002, Tony Blair visit¨® a Bush en Washington. Se llev¨® un informe de sus servicios de informaci¨®n en el que se ilustraba sobre la amenaza que supon¨ªan las armas de destrucci¨®n masiva de Irak.
En agosto de 2002, la Administraci¨®n Bush comenz¨® a situar a Irak m¨¢s cerca del punto de mira. En la primera quincena de septiembre el presidente Bush se dirigi¨® a Naciones Unidas. Irak ya estaba sentenciada.
En Londres, el Gobierno de Tony Blair sigui¨® recolectando informaci¨®n. El 24 de septiembre de 2002 -despu¨¦s de un minucioso intercambio de ideas entre el Comit¨¦ de Inteligencia Conjunto, organismo que desde 1936 re¨²ne a los jefes de los tres servicios de inteligencia brit¨¢nicos, y el Gobierno- qued¨® listo el documento titulado Las armas de destrucci¨®n masiva de Irak. La valoraci¨®n del Gobierno brit¨¢nico, cuyas l¨ªneas hab¨ªa avanzado Blair a Bush en Semana Santa. El primer ministro brit¨¢nico, en un pr¨®logo personal de dos p¨¢ginas, explicaba que el trabajo era "en gran parte secreto" y expresaba que, siendo la publicaci¨®n del mismo "un hecho sin precedentes", deseaba "compartir con el p¨²blico brit¨¢nico las razones" por las cuales cre¨ªa que este asunto supon¨ªa "una seria y actual amenaza al inter¨¦s nacional del Reino Unido". Blair advert¨ªa de que los servicios de inteligencia hab¨ªan "establecido fuera de duda" que Sadam hab¨ªa "continuado la producci¨®n de armas qu¨ªmicas y biol¨®gicas", que prosegu¨ªa "sus esfuerzos para desarrollar armas nucleares" y que hab¨ªa sido "capaz de ampliar el alcance de su programa de misiles bal¨ªsticos". Blair apostillaba: "Tambi¨¦n creo que Sadam har¨¢ todo lo posible para ocultar sus armas a los inspectores de la ONU... La pol¨ªtica de contenci¨®n no ha tenido resultados suficientes para impedir que Sadam desarrolle esas armas". El primer ministro enfatizaba: "El documento revela que la planificaci¨®n militar [de Sadam] permite que algunas de las armas de destrucci¨®n masiva est¨¦n preparadas 45 minutos despu¨¦s de recibir la orden de usarlas".
El informe mencionaba, a su vez, entre sus conclusiones la historia de N¨ªger. "Sadam Husein busc¨® cantidades significativas de uranio en ?frica sin tener ning¨²n programa nuclear civil que podr¨ªa justificarlo", dec¨ªa.
Pocos d¨ªas m¨¢s tarde, al otro lado del Atl¨¢ntico, el asunto nuclear daba un paso m¨¢s. As¨ª, el 7 de octubre de 2002, Bush sosten¨ªa: "Irak intent¨® comprar tubos altamente concentrados en aluminio y otros equipos necesarios en las centrifugadoras a gas para enriquecer uranio y construir armas nucleares". Durante el mes de octubre, la CIA, en uno de sus documentos de evaluaci¨®n -US National Intelligence Estimate-, apuntaba que "exist¨ªan posibilidades de que incluso los iraqu¨ªes estuvieran usando cultivos de viruela", un arma biol¨®gica letal, y aventuraba que "probablemente ha desarrollado a trav¨¦s de ingenier¨ªa gen¨¦tica agentes de BW [armas biol¨®gicas]".
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprob¨®, finalmente, el 14 de noviembre de 2002 la resoluci¨®n 1.441, el gatillo de la intervenci¨®n militar.
La presunta pista nuclear continu¨® su accidentado recorrido. El presidente Bush advirti¨®, el 28 de enero de 2003, al hablar sobre el estado de la Uni¨®n, que "el Gobierno brit¨¢nico ha sabido que Sadam Husein hab¨ªa buscado importantes cantidades de uranio en ?frica". Bush lo dijo a pesar de que el enviado especial de la CIA a N¨ªger, Joseph Wilson, hab¨ªa desmentido los datos.
El 3 de febrero, el Gobierno brit¨¢nico difundi¨® un nuevo informe: Irak, su infraestructura de ocultaci¨®n, enga?o e intimidaci¨®n, elaborado, seg¨²n dec¨ªa, "a partir de un n¨²mero de fuentes, incluyendo material de inteligencia". Dos d¨ªas m¨¢s tarde, el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, expuso durante 90 minutos ante el Consejo de Seguridad de la ONU la gravedad de la situaci¨®n. Fue el famoso 5 de febrero de 2003. Powell ya no era el hombre de la ¨¦poca anterior al 11 de septiembre de 2001. Acud¨ªa a vender la guerra. Elogi¨® la solvencia del informe brit¨¢nico del 3 de febrero. Pero fue mucho m¨¢s all¨¢. Tras taparse con una cortina la reproducci¨®n del Guernica de Picasso que preside la sala, Powell hizo un despliegue de informaci¨®n. Detr¨¢s, le cubr¨ªa las espaldas George Tenet, director de la CIA. "Cada afirmaci¨®n, colegas m¨ªos, est¨¢ basada en fuentes, s¨®lidas fuentes. ?stas no son afirmaciones. Lo que les estamos ofreciendo son hechos y conclusiones sostenidos en un s¨®lido trabajo de inteligencia", anticip¨®.
"Tenemos descripciones de primera mano de f¨¢bricas de armas qu¨ªmicas sobre ruedas y sobre carriles para evitar ser detectados por los inspectores", se?al¨®. El montaje de la escena fue digno de una pel¨ªcula. "Una sola gota de gas nervioso VX en la piel matar¨¢ en minutos", y blandi¨® con gesto grave un tubo de laboratorio que simulaba contener el mort¨ªfero gas. Hizo poner grabaciones entre presuntos oficiales iraqu¨ªes en ¨¢rabe, con subt¨ªtulos en ingl¨¦s, que al parecer quer¨ªan ocultar armas a los inspectores de la ONU. La ministra espa?ola de Exteriores, Ana Palacio, no s¨®lo le aplaudi¨®, sino que defendi¨® agresivamente sus argumentos ante los ministros incr¨¦dulos. La guinda la puso Powell: exist¨ªan v¨ªnculos entre los terroristas de Bin Laden (Al Qaeda) y el r¨¦gimen de Sadam.
La semana pasada, Powell, tras conocer el informe de David Kay sobre la inexistencia de dep¨®sitos de armas qu¨ªmicas y biol¨®gicas en Irak, dijo: "La pregunta sigue siendo cu¨¢ntos dep¨®sitos ten¨ªan, si es que pose¨ªan alguno, y si ten¨ªan algo, ad¨®nde se ha ido. Y si no ten¨ªan nada, ?por qu¨¦ no se supo con anterioridad?". El 5 de febrero de 2003, el secretario de Estado norteamericano asegur¨® tener una respuesta "s¨®lida" para esas inc¨®gnitas.
El Powell anterior al 11 de septiembre
?Hasta qu¨¦ punto es novedosa la conclusi¨®n de que el r¨¦gimen de Sadam Husein, debilitado despu¨¦s de la guerra de 1991, fue incapaz de fabricar nuevas armas de destrucci¨®n masiva?
El 24 de febrero de 2001, el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, al ser preguntado en El Cairo por las sanciones de la ONU contra Irak, respondi¨® sin vacilar: "Hemos tenido una buena discusi¨®n con el ministro y el presidente [Hosni Mubarak]. Las sanciones existen para mantener a raya las ambiciones de Sadam Husein respecto al desarrollo de armas de destrucci¨®n masiva. Y, francamente, han funcionado. ?l no ha desarrollado ninguna capacidad significativa respecto a las armas de destrucci¨®n masiva. No est¨¢ en condiciones de utilizar poder convencional contra sus vecinos".
El 15 de mayo de 2001, en el subcomit¨¦ de operaciones exteriores del Senado, el senador Bennett pregunt¨®: "?Cu¨¢l es nuestro grado de preocupaci¨®n sobre el progreso de los programas de armas qu¨ªmicas y biol¨®gicas de Sadam Husein?".
Powell contest¨®: "El r¨¦gimen iraqu¨ª est¨¢ bastante debilitado. No tiene la capacidad de hace 10 o 12 a?os. Ha sido contenido. Y aun cuando no tenemos dudas de que lleva adelante programas para desarrollar armas de destrucci¨®n masiva [qu¨ªmicas, biol¨®gicas y nucleares], creo que las mejores estimaciones de nuestros servicios de espionaje sugieren que no ha tenido grandes ¨¦xitos. Es evidente que controla todav¨ªa algunos dep¨®sitos de este tipo de armas, pero no ha sido capaz de avanzar, de obtener la capacidad para usar este tipo de sistemas o simplemente poseerlos...".
Condoleezza Rice, asesora de Seguridad Nacional, compart¨ªa esa visi¨®n. El 29 de julio de 2001 explic¨®: "Recordemos que su pa¨ªs est¨¢ dividido. Que Sadam Husein no controla la parte norte. Estamos en condiciones de impedir que consiga armas. Sus fuerzas militares no han sido reconstruidas...". Faltaban 44 d¨ªas para el 11 de septiembre.
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