Hacia la ley de calidad en Internet
Los operadores reconocen fallos en el servicio pero no creen necesaria una regulaci¨®n
El avance del ADSL es una noticia excelente para todo el sector de las telecomunicaciones y las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n, por dos razones. Es f¨¢cil pensar, en primer lugar, que si la poblaci¨®n espa?ola accede a Internet por conexiones veloces y seguras, el resto de mercados relacionados con la Red (comercio electr¨®nico, descarga de m¨²sica o pel¨ªculas online, venta de equipos inform¨¢ticos m¨¢s potentes) crecer¨¢ por s¨ª mismo. Seg¨²n el informe La sociedad de la informaci¨®n en Espa?a 2003, de Telef¨®nica, los internautas que se conectan a la Red por banda ancha navegan una media de cuatro horas m¨¢s a la semana que los que lo hacen por una conexi¨®n tradicional. El ADSL est¨¢ considerado, adem¨¢s, la principal v¨ªa de ingresos a futuro de las compa?¨ªas de telefon¨ªa fija.
Es, as¨ª, un mercado en constante crecimiento, y adem¨¢s desregulado. La teor¨ªa de la Administraci¨®n espa?ola es que, en un mercado libre y en aumento, la competencia, necesariamente, se incrementa. Y si crece la competencia, el usuario final conseguir¨¢ conexiones veloces, buenos precios y servicios de calidad.
La competencia, sin embargo, crece de manera desigual: el 90% del mercado est¨¢ en manos del Grupo Telef¨®nica (Terra y Telef¨®nica de Espa?a), que adem¨¢s tambi¨¦n controla la red de acceso. La velocidad de las conexiones espa?olas apenas puede considerarse banda ancha. Mientras los japoneses pueden disfrutar ya de un ADSL de 45 mbps, la conexi¨®n espa?ola m¨¢s com¨²n es el de 0,256 mbps, y las compa?¨ªas s¨®lo garantizan un 10% de esa velocidad. Los espa?oles, adem¨¢s, pagan m¨¢s, como porcentaje de su sueldo por 100 kbps que los coreanos, alemanes, estadounidenses, malteses o portugueses (v¨¦ase cuadro de la p¨¢gina 5): un 2,75%. Eso sin contar con las enormes diferencias que se encuentran en Espa?a en cuanto a la implantaci¨®n del ADSL: la Comunidad de Madrid, por ejemplo, suma 336.797 l¨ªneas, pero la provincia de Soria cuenta con apenas 1.682. Nadie niega, por fin, que los problemas de ca¨ªdas de redes, falta de atenci¨®n al cliente o contrataci¨®n abusiva hacen necesario que el modelo de desarrollo e implantaci¨®n del ADSL vuelva a pensarse de nuevo.
Propuestas pr¨¢cticas
El abanico de propuestas incluye desde cuestiones puramente pr¨¢cticas para mejorar el servicio hasta una ley de calidad, similar a la que firmaron las compa?¨ªas de telefon¨ªa m¨®vil con el ministro de Ciencia y Tecnolog¨ªa, Juan Costa, hace unas semanas.
En el terreno pr¨¢ctico, Miguel P¨¦rez Sub¨ªas, presidente de la Asociaci¨®n de Usuarios de Internet (AUI), realiza dos propuestas. El Gobierno deber¨ªa, primero, potenciar el uso de herramientas tecnol¨®gicas para que el internauta pudiera valorar y comprobar la calidad del servicio que le est¨¢n ofreciendo. En la p¨¢gina web de la AUI (aui.es) hay un programa que los usuarios pueden utilizar para comprobar la velocidad de su conexi¨®n. Seg¨²n P¨¦rez Sub¨ªas, en el ¨²ltimo a?o se han realizado 90.000 pruebas. La AUI propone, adem¨¢s, que los usuarios puedan cambiar de compa?¨ªa "sin trabas de ning¨²n tipo", es decir, sin necesidad de preavisar, al d¨ªa siguiente de reclamar la baja y sin perder el servicio ni sufrir penalizaci¨®n econ¨®mica. La odisea de muchos usuarios para darse de baja en el servicio ADSL es una de las quejas m¨¢s frecuentes que se reciben en las asociaciones de consumidores.
La Asociaci¨®n de Internautas (AI) va m¨¢s all¨¢, y reclama una ley de calidad que garantice que los operadores cumplen unos requisitos m¨ªnimos. Fuentes del Ministerio de Ciencia y Tecnolog¨ªa reconocen que hay un problema, y que est¨¢ pensando en solucionarlo con una ley de calidad, aunque, evidentemente, no saldr¨¢ adelante en esta legislatura.
?sta ser¨¢ una batalla muy compleja, en todo caso. Los proveedores de acceso a Internet creen que no pueden ser responsabilizados por la calidad de un servicio que no controlan, al menos no al 100%, ya que la Red es de Telef¨®nica. No es probable, por eso, que est¨¦n dispuestos a firmar unas normas que les obliguen a cumplir ciertos par¨¢metros de calidad. A los internautas descontentos s¨®lo les queda acudir a las juntas arbitrales de Consumo de sus comunidades aut¨®nomas, las asociaciones de consumidores o los tribunales.
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