Colombia: la reivindicaci¨®n de la legitimidad
El autor, presidente de Colombia, sostiene que en su pa¨ªs no hay un conflicto ni una guerra entre dos actores leg¨ªtimos, sino una amenaza terrorista financiada por el narcotr¨¢fico.
Colombia, para muchas personas en el mundo, es visto como un pa¨ªs de narcotraficantes, en el que la guerrilla lucha por reivindicar la justicia social.
Para quienes vivimos en Colombia, es una naci¨®n resuelta a defender la democracia y a encontrar oportunidades para las generaciones futuras. Para quienes tenemos la tarea de gobernarla, la responsabilidad pol¨ªtica nos exige liberarla del terror y construir una naci¨®n pluralista y solidaria.
Este Gobierno encontr¨® 30.000 personas integradas en organizaciones terroristas. Tenemos la decisi¨®n de vencerlas con la acci¨®n de las fuerzas institucionales, o de negociar con generosidad, a partir de que cesen sus actos de terror.
En casi 1.200.000 kil¨®metros cuadrados, y de ellos una tercera parte de selva, ha faltado por a?os la presencia del Estado, suplida por las organizaciones terroristas como la guerrilla y las autodefensas ilegales. Por eso nos hemos propuesto ampliar la capacidad institucional de protecci¨®n a la ciudadan¨ªa.
La pol¨ªtica de seguridad democr¨¢tica que adelantamos es para proteger por igual al l¨ªder empresarial o sindical, al dirigente af¨ªn al Gobierno o integrante de la oposici¨®n, para garantizar los derechos humanos.
Entre el 2002 y el 2003, los homicidios se redujeron en un 20%, los secuestros en un 26%, las masacres en un 33%, los ataques a la poblaci¨®n en un 84%. La disminuci¨®n en todos estos cr¨ªmenes es significativa, pero contin¨²an en niveles alarmantes. Ning¨²n pa¨ªs se puede conformar con tales circunstancias.
Entre 2002 y 2003 la captura de miembros de los grupos de autodefensa ilegales aument¨® en un 134% y la de miembros de grupos guerrilleros en un 85%. Se han desmovilizado 4.500 miembros de estos grupos. Esta cifra supera la acumulada en recientes procesos de paz.
El terrorismo no tiene justificaci¨®n en pa¨ªs alguno. En la situaci¨®n colombiana, terrorismo, droga, violencia e inseguridad son una misma cosa. Imploramos del mundo su compromiso para que derrotemos totalmente la droga.
El sacrificio de nuestra sociedad ha sido inmenso: l¨ªderes pol¨ªticos, periodistas, sindicalistas y ni?os han muerto en manos del narcoterrorismo. En 2003, por minas antipersonales fueron asesinados 277 soldados y 138 civiles.
En Colombia no hay un conflicto ni una guerra entre dos actores leg¨ªtimos. Hay una amenaza terrorista, financiada por el narcotr¨¢fico, en contra de un Estado democr¨¢tico y pluralista.
Es urgente aliviar la situaci¨®n de violencia que viven los ciudadanos, lograr la desmovilizaci¨®n total de los integrantes de estas organizaciones, reincorporarlos a la vida civil y recuperar el territorio por parte del Estado.
Necesitamos erradicar la droga. Si Colombia no destruye la droga, la droga destruir¨¢ la cuenca amaz¨®nica. Si Colombia no frena el terrorismo financiado con la droga, ¨¦ste pone en dificultades a las democracias de la regi¨®n.
En medio de tanta tragedia Colombia cuenta con una democracia vigorosa. El 25 de octubre del a?o pasado, los colombianos votaron un referendo constitucional promovido por el Gobierno, aprobado por el Congreso y declarado constitucional por la Corte. Y al d¨ªa siguiente el pueblo eligi¨® 30 gobernadores entre 133 candidatos; 914 alcaldes entre 3.441 candidatos; junto con 73.000 candidatos a Asambleas Departamentales, Concejos Municipales y Juntas Locales.
En varias ciudades y departamentos triunfaron candidatos de grupos alternativos a los partidos tradicionales, de organizaciones derivadas de antiguas guerrillas, de agrupaciones ll¨¢mense de izquierda o de oposici¨®n. En la campa?a que ellos adelantaron, la preocupaci¨®n fundamental del Gobierno fue rodearlos de plenitud de garant¨ªas. La decisi¨®n del Gobierno es trabajar con ellos, dentro de la Constituci¨®n, sin considerar el origen pol¨ªtico de su elecci¨®n.
En 2003 la econom¨ªa creci¨® cerca del 3,5%, a pesar de que el c¨¢lculo inicial de los expertos fue del 2%. La inversi¨®n privada aument¨® en un 17%. No obstante las limitaciones fiscales, el Gobierno no descansa en su tarea de trasladar los beneficios del crecimiento a los sectores m¨¢s necesitados de la poblaci¨®n.
La tasa de desempleo se redujo en 3 puntos en el ¨²ltimo a?o y se ubic¨® en 12,3%, con una participaci¨®n importante en el sector agropecuario. La cobertura en educaci¨®n alcanz¨® el 86,3%. Estamos trabajando en la revoluci¨®n educativa, como una de nuestras principales herramientas para mejorar la equidad social.
El Gobierno de Colombia ha asumido con determinaci¨®n los retos que impone recuperar el Estado de Derecho, garantizar la seguridad, promover el crecimiento y la justicia social y erradicar la corrupci¨®n. Pero tambi¨¦n es consciente de que los esfuerzos de la sociedad y del Gobierno no ser¨¢n suficientes si Colombia no cuenta con el respaldo decidido de la comunidad internacional.
En muchos frentes, las naciones de Europa nos pueden ayudar: acompa?amiento en la reinserci¨®n de miembros de los grupos armados, financiaci¨®n a los programas de familias guardabosques que viven en la Amazon¨ªa bajo la influencia de los cultivos il¨ªcitos, limpieza de las ¨¢reas plantadas por las FARC y el ELN con minas antipersonales. Con mayor inversi¨®n y m¨¢s comercio, se generar¨¢n m¨¢s recursos para fortalecer las instituciones y la pol¨ªtica social.
Mi generaci¨®n no ha disfrutado un solo d¨ªa de paz. Para derrotar el terrorismo tenemos toda la energ¨ªa y para construir una comunidad solidaria todo el coraz¨®n.
?lvaro Uribe V¨¦lez es presidente de la Rep¨²blica de Colombia.
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