Un ejercicio de madurez democr¨¢tica
Los autores, ante las pr¨®ximas elecciones, preguntan a los partidos c¨®mo piensan responder a temas como la pobreza, los
Si algo refleja con claridad la madurez democr¨¢tica de un pa¨ªs es la capacidad de su clase pol¨ªtica de mantener un di¨¢logo permanente con la sociedad civil y la permeabilidad de sus programas y su gesti¨®n de gobierno a las demandas y propuestas que surgen de los diversos colectivos ciudadanos.
El momento pol¨ªtico que vive Espa?a, a escasas semanas de unas elecciones generales, exige que el di¨¢logo entre el Gobierno y las organizaciones sociales -que en la ¨²ltima legislatura ha sido, sin duda, mucho menos fluido de lo que hubiera sido deseable- se ampl¨ªe a todos los partidos, y que ¨¦stos muestren claramente a los ciudadanos y ciudadanas c¨®mo piensan responder a sus inquietudes sobre temas tan trascendentes como la lucha contra la pobreza, la defensa de los derechos humanos y la preservaci¨®n del medio ambiente, tanto en nuestro pa¨ªs como en el resto del mundo.
Si las multitudinarias manifestaciones contra la guerra de Irak pusieron en evidencia que la ciudadan¨ªa no es en absoluto indiferente a las decisiones pol¨ªticas cuyos efectos se producen a miles de kil¨®metros de nuestros hogares, este mismo conflicto ha propiciado una ret¨®rica pol¨ªtica en la que se insiste sobre las responsabilidades de Espa?a en tanto que pa¨ªs desarrollado que se quiere en el pelot¨®n de cabeza de la econom¨ªa y la democracia mundiales. Y no cabe duda de que nuestro pa¨ªs tiene esa responsabilidad, la de hacer frente con decisi¨®n a los retos que nos plantea un mundo globalizado.
Pero ?cumple Espa?a con los compromisos internacionales que le corresponden como Estado comprometido con los derechos humanos, con el desarrollo humano sostenible y con la conservaci¨®n de un planeta sano para las futuras generaciones? Si bien se han firmado convenios y declaraciones en las grandes cumbres, ha faltado voluntad pol¨ªtica para aplicarlos, una voluntad que todos los partidos pol¨ªticos deber¨ªan mostrar claramente desde ahora mismo, incluyendo en sus programas medidas que son esenciales para construir un pa¨ªs mejor que contribuya a hacer mejor el mundo para todos.
Espa?a debe comprometerse firmemente a trabajar por un mundo sin pobreza. Para ello no s¨®lo debe aumentar sustancialmente su Ayuda Oficial al Desarrollo, hasta alcanzar por lo menos un 0,39% del PIB en 2008, sino que se debe asegurar una mayor atenci¨®n de nuestra cooperaci¨®n a los sectores y pa¨ªses m¨¢s vulnerables. Doblar la ayuda destinada a ?frica y dedicar como m¨ªnimo un 20% de la ayuda bilateral a servicios b¨¢sicos como educaci¨®n o salud -un compromiso de 1995 jam¨¢s alcanzado- son medidas imprescindibles en esta l¨ªnea.
El compromiso con la paz y los derechos humanos del Gobierno que surja de las elecciones debe materializarse en medidas firmes contra la proliferaci¨®n de armas -entre las que estar¨ªa, sin duda, el apoyo espa?ol a un Tratado Internacional para el Control de Armas Ligeras para 2006-, as¨ª como es imprescindible que nuestro pa¨ªs contribuya a fortalecer los mecanismos de lucha contra la impunidad, oponi¨¦ndose a cualquier medida o acuerdo bilateral que pretenda socavar el funcionamiento eficaz de la Corte Penal Internacional o el principio de jurisdicci¨®n universal.
Adem¨¢s, el Gobierno de un pa¨ªs que se quiere potencia mundial no puede mantenerse indiferente ante los millones de v¨ªctimas civiles atrapadas en conflictos sin resolver, y debe comprometerse activamente tanto en una pol¨ªtica de prevenci¨®n de conflictos, como en garantizar una asistencia humanitaria efectiva y no mediatizada por intereses pol¨ªticos. Espa?a debe apoyar el papel preponderante de la ONU en las misiones de mantenimiento de la paz, incrementar los recursos p¨²blicos para ayuda humanitaria y delimitar claramente el papel de nuestro ej¨¦rcito en este ¨¢mbito.
Por otro lado, tambi¨¦n contemplamos con enorme preocupaci¨®n que en nuestro pa¨ªs subsistan graves limitaciones a los derechos fundamentales de los inmigrantes refugiados y solicitantes de asilo, y que las pol¨ªticas p¨²blicas no hayan logrado atajar el incremento de manifestaciones de xenofobia. Por ello, consideramos imprescindible que se ponga en marcha un plan nacional contra el racismo que aborde la regulaci¨®n de la inmigraci¨®n y el asilo con un enfoque basado en los derechos humanos y no s¨®lo en el control y la seguridad. Del mismo modo, la reducci¨®n dr¨¢stica de la discriminaci¨®n y la violencia de g¨¦nero -con la asignaci¨®n de los recursos necesarios y la participaci¨®n de las organizaciones de mujeres en el dise?o de esas pol¨ªticas- debe ser un punto esencial en la agenda del nuevo Gobierno.
Un medio ambiente limpio y una gesti¨®n sostenible de los recursos son un derecho b¨¢sico de los ciudadanos de hoy y de ma?ana, que la opini¨®n p¨²blica cada d¨ªa reclama con mayor vigor. El aumento en un 38% de las emisiones de gases de efecto invernadero en Espa?a, muy por encima de lo establecido en el Protocolo de Kioto, es un s¨ªntoma evidente de que nos alejamos de la sostenibilidad. El control del aumento de emisiones contaminantes fijado por el Protocolo de Kioto sobre Cambio Clim¨¢tico -que hasta 2010 no pueden crecer m¨¢s de un 15% sobre los niveles de 1990- exige que en la pr¨®xima legislatura se lleven a cabo actuaciones concretas sobre los sectores de la electricidad y el transporte. Asimismo, es imprescindible una estrategia de eficiencia energ¨¦tica que consiga una reducci¨®n efectiva del consumo de energ¨ªa de al menos un 20% para el a?o 2010. No es menos urgente poner freno a la destrucci¨®n de los ¨²ltimos bosques v¨ªrgenes del planeta y al deterioro del medio marino, con una vigilancia m¨¢s estrecha de la legalidad de los procesos de producci¨®n y comercializaci¨®n de madera y el apoyo a la creaci¨®n de una red global de ¨¢reas marinas protegidas.
?stas son s¨®lo algunas de las medidas m¨¢s urgentes que deben tomarse si queremos asegurar la participaci¨®n efectiva de nuestro pa¨ªs, durante los pr¨®ximos cuatro a?os, en la construcci¨®n de un mundo en paz, m¨¢s justo, m¨¢s limpio y, en definitiva, m¨¢s humano. Decenas de miles de personas, socios y colaboradores de nuestras organizaciones aspiran a que Espa?a pueda ser alg¨²n d¨ªa un referente ¨¦tico en el mundo global. ?A qu¨¦ aspiran nuestros partidos pol¨ªticos? La sociedad civil espera sus respuestas.
Esteban Beltr¨¢n es director de Amnist¨ªa Internacional; Juan L¨®pez de Uralde, director ejecutivo de Greenpeace, e Ignasi Carreras, director general de Interm¨®n Oxfam.
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