Punto final a los cuarteles de Sant Andreu, refugio de los 'okupas'
Desalojados en Barcelona los ¨²ltimos 68 residentes de los edificios que dar¨¢n paso a pisos, actividad econ¨®mica y equipamientos
Punto final a una de las okupaciones m¨¢s prolongadas y sonadas de Barcelona. El desalojo por orden judicial acab¨® ayer con m¨¢s de dos a?os de ocupaci¨®n de los antiguos cuarteles de Sant Andreu de Barcelona, propiedad del Ministerio de Defensa. Del millar de habitantes que el recinto lleg¨® a albergar el a?o pasado, en su mayor¨ªa inmigrantes en situaci¨®n irregular, ayer apenas quedaba un centenar. Algunos se marcharon por su propio pie y otros 68 se acogieron al dispositivo de realojo habilitado por el Ayuntamiento de Barcelona, que se ha hecho cargo de los ocupantes espa?oles y comunitarios -23 personas-, y Cruz Roja, que ha alojado en pensiones a 45 inmigrantes extracomunitarios sin papeles que podr¨¢n acogerse posteriormente a un plan de inserci¨®n social.
Los cuarteles dejaron de funcionar como instalaciones militares en 1995. Desde esa fecha, paulatinamente, personas sin techo e inmigrantes en situaci¨®n irregular se fueron refugiando en unas inmensas instalaciones: 50.000 metros cuadrados a cada lado del paseo de Torras i Bages. Pero el boom de la ocupaci¨®n de los cuarteles se produjo hace dos a?os, siguiendo el ritmo de crecimiento de la poblaci¨®n inmigrante sin papeles y, en cierto modo, el auge del movimiento okupa internacional. En 2003, los edificios que conformaban los cuarteles de Sant Andreu llegaron a estar ocupados por un millar de personas en condiciones m¨¢s que precarias, sobre todo higi¨¦nico-sanitarias. Esa realidad, y los problemas de seguridad en la zona, pusieron en pie de guerra a buena parte de los vecinos de Sant Andreu, que reclamaban insistentemente el desalojo de las instalaciones y su reconversi¨®n en espacios para el barrio y la ciudad.
El Ayuntamiento de Barcelona reiter¨® a Defensa que instara judicialmente el desalojo de los cuarteles. Mientras, se puso en marcha un sistema de acogida y atenci¨®n a los ocupantes que optaron por abandonar las instalaciones. Finalmente, el Juzgado de Primera Instancia n¨²mero 37 dict¨® sentencia y en diciembre pasado dio un mes de plazo para el desalojo. La orden se ejecut¨® ayer.
A las nueve de la ma?ana, 30 furgonetas del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa rodearon los cinco edificios que quedaban en pie, ya que parte de las instalaciones se fueron derribando desde el verano pasado. Piso por piso, sala por sala, unos 200 agentes antidisturbios invitaron al centenar de habitantes a marcharse. Muchos fueron sorprendidos por los golpes en las puertas cuando todav¨ªa dorm¨ªan. En pocos minutos, tuvieron que recoger sus enseres y abandonar los edificios desconcertados y quej¨¢ndose por la rapidez con la que transcurri¨® todo.
"Podr¨ªan haber avisado con unas horas de antelaci¨®n para darnos tiempo a hacer las maletas", exclamaba un inmigrante mientras tiraba del carro de supermercado en el que acababa de meter sus cosas.
El desalojo se produjo sin incidentes y no hubo detenciones, aunque los habitantes fueron identificados por la polic¨ªa.
Fuentes del Ayuntamiento se?alaron que ahora, tras el desalojo, se acabar¨¢ de concretar un convenio entre el Ministerio de Defensa, el propio consistorio y el consorcio de la Zona Franca para los futuros usos de los dos grandes solares que ocupan una superficie similar a la de 10 manzanas del Eixample barcelon¨¦s. En ellos se ubicar¨¢n viviendas -de mercado libre y p¨²blicas-, equipamientos y actividad terciaria.
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