Vanguardismo griego
Este a?o, la feria Arco pretende ofrecer un panorama art¨ªstico de la Grecia actual, para lo que ha invitado a 15 galer¨ªas que trabajan en el campo del arte contempor¨¢neo. Si eligi¨¦ramos una hipot¨¦tica comisi¨®n de expertos para analizar los rasgos de la actividad art¨ªstica griega (o de cualquier otro pa¨ªs), muy probablemente no llegar¨ªamos a ning¨²n resultado; por tanto, parece imposible destilar, a la vista de lo que aportan un pu?ado de galer¨ªas con criterios individuales y partidistas, ning¨²n panorama que perfile las siluetas del car¨¢cter de la actividad art¨ªstica de aquel pa¨ªs. Sin embargo, cuando hay que realizar un balance de esa actividad no partimos de cero. En realidad, sabemos mucho. Sabemos que el fen¨®meno de la globalizaci¨®n ha llegado a todas las esferas sociales en un pa¨ªs que est¨¢ haciendo un enorme esfuerzo para lograr estar a la altura de la media europea.
La participaci¨®n de los griegos es impostadamente neovanguardista
Resulta preocupante que lo que se aprecia sea el resultado de la p¨¦rdida de la identidad
En este sentido, la mayor parte de las galer¨ªas invitadas ha optado por ofrecer una doble cara: por una parte, presentan la obra de artistas griegos que han asumido los estilemas y las ret¨®ricas del lenguaje globalizado y, por otra, muestran obra de artistas extranjeros, a los que representan en Grecia, con el fin de acreditar el car¨¢cter internacional de su l¨ªnea de negocio. Se advierte detr¨¢s de esta estrategia una especie de rechazo o alejamiento premeditado de los t¨®picos sobre lo griego y un distanciamiento de la historia que, sin duda, debe pesar enormemente en la cultura hel¨¦nica. Obviamente, nadie esperaba encontrarse una imagen del arte griego actual en clave folclorista o nost¨¢lgica, pero resulta preocupante que lo que se aprecia sea el resultado de la p¨¦rdida de la identidad y el car¨¢cter locales, algo que ha sido impuesto como una condici¨®n necesaria para poder crear productos "homologables" a los patrones del mercado mundial.
La otra idea que pretenden transmitir es la de pluralidad de medios expresivos y de diversidad de tendencias est¨¦ticas con las que trabajan los artistas griegos. La mayor¨ªa de las galer¨ªas ofrecen obra de todos los g¨¦neros posibles, desde la pintura convencional a las construcciones objetuales, y desde la escultura a la fotograf¨ªa y el v¨ªdeo. El conjunto de lo visto resulta, pues, muy variopinto. En un extremo de este arco podr¨ªamos situar las obras m¨¢s serenas y po¨¦ticas, tales como una caja de luz surcada por unos temblorosos hilos cuya intensidad luminosa oscila suavemente, obra de Fotini Kariotaki; las redes tejidas con ca?as de Nikos Alexiou, o un peque?o h¨¢lito, apenas una insinuaci¨®n, realizada con una diminuta bombilla de linterna por George Hadjimichalis.
Frente a estas delicadas obras se sit¨²an, en el otro extremo del arco, las estridentes y chabacanas piezas de Angelos Papadimitriou, en las que personajes mitol¨®gicos, como Apolo o Dafne, se transmutan en horteras figuras de macarras y lolitas posmodernas que son situadas entre cortinajes, recargado mobiliario y l¨¢grimas de l¨¢mpara de comedor. Por su parte, Eleni Lyra se sirve de la fotograf¨ªa digital para crear vestidos y papeles pintados con los que recrea "ambientes" de gusto dudoso, en los que, sobre un fondo verde, aparecen estampados cardos de los que emergen rostros de mujer gritando. Estos gritos, frente a la serena actitud del cl¨¢sico mito del Laocoonte que, nobleza obliga, no dej¨® escapar un solo grito en su torturada muerte, indican el nivel de forzado vanguardismo que domina en este simposio de galer¨ªas.
Como en todas las manifestaciones de la globalizaci¨®n posmoderna tendentes a comunicar que el mundo va bien y las gentes son felices, muchas de estas obras, con independencia de los resultados formales, son banales y anodinas. Pero, dado que se pretende mostrar un conjunto plural de la actividad de un pa¨ªs que se est¨¢ abriendo a la modernidad, no pueden faltar las obras de "cr¨ªtica social". Este papel es asumido, entre otros, por Sia Kyriakakos, que muestra un assemblage fotogr¨¢fico con un obrero de la construcci¨®n trabajando en una obra cutre, armado con una pala en la mano, y, sobre todo, por Alexandros Psychoulis, quien realiza sus obras con cordones de zapato de color rosa, con los que confecciona un fl¨¢cido carro de la compra con pechos o un sujetador del que cuelgan cananas para munici¨®n o explosivos; sin embargo, el car¨¢cter anecd¨®tico y la manera de estar resueltas estas obras le quita eficacia a la supuesta cr¨ªtica, convirti¨¦ndolas en mero juego sin carga ni contenido.
Frente a la seria presentaci¨®n con que se ha revestido Arco este a?o, en el que muchas galer¨ªas muestran los cl¨¢sicos de la modernidad, pareciendo salas de museo, la participaci¨®n de los griegos resulta impostadamente neovanguardista, con una tendencia a la banalizaci¨®n y al kitsch. Al fin y al cabo, en Espa?a ya lo hemos sufrido antes, el vanguardismo es, como el acn¨¦, un trastorno leve de la juventud.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.