Echa a rodar el bal¨®n oval

El torneo de rugby de las Cuatro Naciones, que Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda afrontaban desde 1884, se hizo en 1910 de las Cinco con Francia. Luego, en 1993, se dot¨®, por fin, de un trofeo para el ganador -antes s¨®lo se valoraba la consecuci¨®n del Grand Slam: que un equipo derrotase a todos los dem¨¢s-. Por esa ¨¦poca se cometi¨® otro sacrilegio: por necesidades televisivas, se traslad¨® al domingo uno de los partidos, siempre en s¨¢bado. Tambi¨¦n por entonces se implant¨® la Copa del Mundo, la que parec¨ªa ut¨®pica reuni¨®n de los dos hemisferios cada cuatro a?os:fue apabullante la demostraci¨®n del Sur. En 2000 lleg¨® el de las Seis con Italia. Y en 2001 se introdujo el arbitraje electr¨®nico: en caso de duda, revisi¨®n de la jugada en un monitor.

Ahora, en 2004, la cita aporta m¨¢s innovaciones: por primera vez, no habr¨¢ coincidencia horaria en los partidos de los s¨¢bados para satisfacci¨®n de los programadores televisivos y los amantes del rugby. Es m¨¢s, el te¨®ricamente decisivo, el Francia-Inglaterra, se jugar¨¢ a las nueve de la noche, como si fuera de f¨²tbol.

Hace dos meses y medio, cerrando el c¨ªrculo, Inglaterra se impuso a Australia en la final mundial. As¨ª, con el orgullo de contar con el mejor, Europa echa a rodar desde hoy el bal¨®n oval. Pero, por desgracia, no estar¨¢ Jonny Wilkinson, el h¨¦roe ingl¨¦s, el autor de la patada decisiva contra los aussies, al haber sido operado de un hombro.

No le echar¨¢ de menos Francia, algo rejuvenecida y pendiente de la reafirmaci¨®n de su apertura Fr¨¦d¨¦ric Michalak, icono de la comunidad gay francesa, con sus tatuajes, su cuerpo, sus fotos en un calendario, y ansioso de demostrar que no le falta car¨¢cter en los momentos decisivos.