El ombligo del mundo est¨¢ en Tur¨ªn
El mercado al aire libre de Porta Palazzo re¨²ne a las m¨¢s diversas etnias
En torno al mercado al aire libre mayor de Europa, en la plaza turinesa de Porta Palazzo, se entremezclan desde hace veinte a?os las m¨¢s diversas etnias de la emigraci¨®n. Los residentes extranjeros del barrio, a dos pasos del centro hist¨®rico, pasan ya del 20% de la poblaci¨®n: magreb¨ªes, rumanos, chinos, africanos. El fin de semana, cuando los tenderetes atraen a m¨¢s de 100.000 curiosos, el lugar se convierte en punto de encuentro para los que no pueden comunicarse de otra forma: "Porta Palazzo", dice un marroqu¨ª de 25 a?os, "es el internet del pobre, el modo m¨¢s sencillo de tener noticias de nuestro pa¨ªs y nuestros familiares".
Desde el fin de los ochenta es tambi¨¦n uno de los principales problemas de la urbe, lugar de reclutamiento de la peque?a y gran delincuencia, de la droga. En esta plaza, la capacidad de Tur¨ªn de integrar a su inmigraci¨®n se ve sometida a dura prueba. Ilda Curti e Ilara Conti son las responsables del proyecto The Gate, financiado por la administraci¨®n local y la UE. "No s¨¦ si tendremos ¨¦xito -dice Curti- aunque en los seis a?os que llevamos ha habido progresos. Saldremos de dudas dentro de varios m¨¢s, cuando los inmigrantes hayan obtenido la nacionalidad italiana y puedan votar". Hasta ese momento, su labor fundamental ser¨¢ mitigar las tensiones.
La presencia m¨¢s antigua es la de magreb¨ªes, sobre todo, marroqu¨ªes. Contra ellos han tronado durante a?os los comit¨¦s de barrio italianos, que les acusan de albergar el crimen y la droga. "La batalla por la legalidad es la primera que hay que librar en favor de la integraci¨®n. Ocurre con frecuencia que con el producto de actividades il¨ªcitas los inmigrantes logran financiar negocios leg¨ªtimos". Ello lleva a conclusiones parad¨®jicas: hasta que los inmigrantes logren acumular un capital con el que dedicarse a actividades l¨ªcitas, ser¨¢ dif¨ªcil garantizar su respeto a la legalidad. En esa segunda fase, en cambio, ser¨¢n los propios inmigrantes los primeros en combatir la microdelincuencia. "Y ya hay signos -dicen- de que est¨¢ pr¨®xima". Para evitar el recurso al dinero sucio, The Gate promueve la concesi¨®n de cr¨¦ditos: en marzo la banca San Paolo-Imi abrir¨¢ en Porta Palazzo el Multietnik Point, una ventanilla dedicada a conceder cr¨¦ditos a empresas y a las mutuas creadas para comprar la primera vivienda de los inmigrantes.
El segundo gran obst¨¢culo a la integraci¨®n son las diferencias religiosas. En los noventa la comunidad magreb¨ª ha hallado en el islam la mejor y m¨¢s potente arma identitaria. Un imam de discutidas posiciones integristas, Bouriqi Bouchta, ha organizado a muchos magreb¨ªes para defender el derecho de la mujer a llevar velo en las fotograf¨ªas del permiso de residencia. La exigencia de derechos civiles se ha fundido con la reivindicaci¨®n integrista, en una mezcla potencialmente explosiva. "Pero, tras el 11-S", recuerda Curti, "la situaci¨®n ha cambiado". Un episodio ha llamado la atenci¨®n: un numeroso grupo de comerciantes magreb¨ªes ha solicitado permiso para crear una asociaci¨®n no confesional. "Somos suf¨ªes, a los que representa el de la barba larga", dec¨ªan aludiendo al imam.
Fidelidad religiosa y laicismo conviven en Porta Palazzo provocando pol¨¦micas continuas. En oto?o pasado The Gate organiz¨® un campeonato de f¨²tbol entre las diferentes etnias. La selecci¨®n del equipo marroqu¨ª fue la m¨¢s compleja. Hubo que llegar a un compromiso. Una parte de los jugadores salt¨® al campo con calz¨®n corto, otros con pantalones largos. "No queremos ense?ar las piernas por razones religiosas". Se?ales contradictorias de resistencia a la apertura, de reivindicaci¨®n de la propia diversidad y de disponibilidad a la integraci¨®n: "Es un juego de equilibrios -sigue Curti- que va a durar todav¨ªa unos cuantos a?os. Y el ¨¦xito no hay que darlo por descontado. Lo ¨²nico seguro es que la partida se juega d¨ªa a d¨ªa, trabajando en el interior de cada comunidad, llegando hasta las mujeres, que parecen m¨¢s dispuestas al di¨¢logo y sabiendo que ning¨²n paso hacia la integraci¨®n puede considerarse definitivo".
Europa en un pa?uelo
Frente a la posici¨®n francesa, el uso del velo en las escuelas, adem¨¢s de en Espa?a, est¨¢ permitido en otros pa¨ªses europeos.
- Reino Unido. Defienden un modelo de integraci¨®n no asimilativo para evitar que los inmigrantes renuncien a su cultura y tradiciones. "Creemos que es totalmente correcto que las mujeres musulmanas usen pa?uelo cuando quieran", dijo un portavoz del Ministerio del Interior.
- Alemania. A las alumnas musulmanas que as¨ª lo deseen se les permite asistir con la cabeza cubierta a clase, y la discusi¨®n se centra sobre todo en si esto vale tambi¨¦n para las profesoras.
- Holanda. Un reciente informe parlamentario acerca de la integraci¨®n de los inmigrantes desaconseja la prohibici¨®n del uso del velo.
- Italia. Las j¨®venes musulmanas pueden acudir a la escuela vestidas como les parezca. "No veo problema en que una chica use un velo", declar¨® el ministro del Interior, Giuseppe Pisanu.
- Suecia. Hasta ahora, las j¨®venes musulmanas llevan velo sin problemas y sin que exista ninguna ley al respecto, pero hay un debate abierto que divide incluso al Gobierno.
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