Ciudad de la Justicia, ¨¦xito y 'chapuza'
El complejo judicial de Valencia en el que conviven 91 juzgados acumula quejas por funcionamientos b¨¢sicos deficitarios
Es ¨²nica en su g¨¦nero y tiene decenas de proyectos que la imitan dentro y fuera del territorio valenciano. La planta de la Ciudad de la Justicia es tres veces m¨¢s grande que el c¨¦sped del Mestalla. La superficie ¨²til, de 114.000 metros cuadrados repartidos en cinco pisos sobre el suelo y dos s¨®tanos. Naci¨® como un ejemplo de modernidad, lo nunca visto. Y cuando a¨²n no est¨¢ toda ocupada, quienes trabajan en ella ya la bautizan como chapuzas city. Es el ingenio de luz y cristal del arquitecto Alfredo Batuecas, sacrificado antes del final de la obra por las continuas modificaciones del que fuera director de Justicia, Eloy Velasco.
Su presupuesto ha superado con mucho los 120 millones de euros iniciales, ha llegado a los 200. Adem¨¢s, se suman otras partidas no directamente imputables a la construcci¨®n sino a su puesta en marcha, como la compra de material inform¨¢tico -para lo que no ha habido dinero suficiente, m¨¢s de 60 trabajadores utilizan ordenadores con m¨¢s de 10 a?os de vida, y la consejer¨ªa de Justicia lo excusa en un convenio con el Ministerio de Justicia al que nadie acierta a poner fecha-, la mudanza -que ha vaciado diez sedes judiciales de la ciudad de Valencia-, la contrata de mantenimiento y limpieza...
El ¨²nico modelo de macroconstrucci¨®n comparable est¨¢ en Tokio
Lo m¨¢s parecido al complejo de oficinas judiciales, en el que se han utilizado 60.000 metros c¨²bicos de hormig¨®n, 7.000 toneladas de acero, decenas de kil¨®metros de cable, que se eleva hasta m¨¢s de 40 metros sobre el suelo y en el que se ha utilizado cristal para cubrir 24 piscinas ol¨ªmpicas (34.064 metros cuadrados), un edificio del que, si se pusiesen uno tras otro los ladrillos, llegar¨ªan a Roma, est¨¢ en Tokio. Pero si arquitect¨®nicamente puede servir de referencia, aquella macroconstrucci¨®n no ha podido servir de modelo para la log¨ªstica de la puesta en marcha de una ciudad en la que deben trabajar cada d¨ªa 1.650 personas (a las que hay que a?adir 800 profesionales de tr¨¢nsito, tales como abogados, procuradores y otros) y acoger a entre 3.000 y 5.000 usuarios.
Sin antecedentes de los que aprender, los problemas se han multiplicado en uno de los "grandes proyectos" del PP. La obra, ocupada ya casi en su totalidad, -s¨®lo faltan el Registro Civil y tres salas de la Audiencia Provincial-, a¨²n no est¨¢ entregada, aunque fue inaugurada en marzo de 2003 bajo la presidencia de Jos¨¦ Luis Olivas y con la asistencia del ex presidente y actual ministro de Trabajo, Eduardo Zaplana, y otros miembros del Gobierno, entre un aut¨¦ntico ej¨¦rcito de operarios, algunos encargados de camuflar deficiencias como goteras o barandillas que no soportaron ni el roce de la comitiva.
Las cifras de la Ciudad de la Justicia tienen dimensiones magnas. El edificio principal -hay otro anexo bautizado como 24 Horas porque acoge los servicios permanentes, tales como el juzgado de guardia- est¨¢ conectado por 19 escaleras, tiene 260 ba?os (los del zagu¨¢n sin espejo porque pod¨ªa ser arma arrojadiza, los del bar, con ¨¦l, teniendo en cuenta que el acceso es igualmente libre), 4.000 puertas (la mayor¨ªa accionables por tarjetas electr¨®nicas que no funcionan y que obligan a los funcionaros a comunicar d¨®nde van, por si tardan, para que los rescaten si se han quedado encerrados).
De parecidas proporciones son los problemas que han ido surgiendo. El aparcamiento, que a¨²n no funciona y se dispone en el segundo s¨®tano, con 7.000 metros cuadrados de superficie, es insuficiente. Cada juzgado, con una docena de empleados de media, tiene asignadas dos plazas. En la mayor¨ªa de los casos juez y secretario son los destinatarios. Los m¨¢s solidarios establecer¨¢n turnos. Las fotocopiadoras no admiten el papel de oficio, as¨ª que no se trabaja con originales. Una tercera parte de las mesas de trabajo no tienen iluminaci¨®n porque las luces se han dispuesto en los pasillos. La transparencia del cristal que envuelve la construcci¨®n -y que ten¨ªa por objeto ahorrar energ¨ªa- se ha visto mermada porque los despachos de los jueces son los que dan a la calle y, al colocar persianas para aislarse del resto, impiden que entre la luz. Las columnas que encierran el cableado emiten un molesto ruido. La inspecci¨®n de riesgos laborales est¨¢ pendiente de medir la radiaci¨®n que desprende esa concentraci¨®n de cable.
El archivo, de 7.000 metros cuadrados repartidos en decenas de salas, no tiene qui¨¦n lo atienda ni escalera que permita trabajar en estanter¨ªas de m¨¢s de tres metros de alto. S¨®lo tres personas recorren los pasillos del patio interior que forma el edificio principal de la Ciudad de la Justicia, para llevar y traer documentaci¨®n: se acumulan ya m¨¢s de 1.000 peticiones no atendidas. Esto ¨²ltimo, as¨ª como el archivo, depende del decanato de los juzgados. Su responsable, Jos¨¦ Luis G¨®mez-Moreno, dice no tener personal para que se ocupe de ello. Pidi¨® a Justicia una docena de trabajadores de refuerzo -tal como hab¨ªa ya hecho su antencesor, el que ahora es secretario auton¨®mico de Justicia, Fernando de Rosa, y que le niega los recursos que ¨¦l mismo consider¨® id¨®neos- y advirti¨® que de no ser as¨ª otros servicios ver¨ªan mermada su eficacia si redistrbu¨ªa el centenar de funcionarios adscritos que tiene. De Rosa y la directora general de Justicia, Patricia Montagud, han afirmado p¨²blicamente que el presupuesto de la consejer¨ªa cubrir¨ªa las necesidades. A los sindicatos ya les han pedido que no reclamen personal porque no lo pueden pagar. Los 600.000 euros dif¨ªcilmente, seg¨²n explic¨® De Rosa a los sindicatos, alcanzar¨¢n para el personal de los nuevos juzgados de lo mercantil.
Deficiencias
Cada sala, juzgado u oficina tiene su particular lista de agravios. El decanato suma a su petici¨®n de personal y recursos materiales, la rotulaci¨®n que indica los servicios porque est¨¢ colocada a la inversa, lo que genera confusi¨®n en las colas que se forman para llegar al mostrador. Las salas de vistas, 38 en total, tienen unos n¨²mero gigantes de color gris sobre la puerta, pero nada indica si pertenecen a Lo Penal, Lo Social o La Audiencia. La sala del Jurado, no ha previsto sitio precisamente para el tribunal popular. La soluci¨®n moment¨¢nea ser¨¢ colocar a sus integrantes detr¨¢s de la defensa del reo, lo que impide una visi¨®n de conjunto y obligar¨¢ a movimientos varios en la sala. Esa disposici¨®n, por otra parte, no est¨¢ prevista en ning¨²n ordenamiento.
Hay zonas en las que funciona la calefacci¨®n -y en parte coincide con los despachos orientados al noreste, que acumulan todas las horas de calor- y otras donde, en las primeras horas del d¨ªa, trabajan con abrigo.
En el zagu¨¢n, de unos 15.000 metros cuadrados, donde esperan centenares de usuarios su turno, no hay sillas, no se se?alan los ascensores, con dificultad se adivina d¨®nde est¨¢n los servicios y los controles de accesos provocan colas de 10 minutos porque s¨®lo dos esc¨¢neres funcionan en la entrada principal -la que mira a la Ciudad de las Artes y las Ciencia- y uno en el extremo opuesto. Otros seis permanecen inutilizados y protegidos por una cinta de la Guardia Civil. Las salidas de emergencias est¨¢n cerradas con candados...
David Sevilla, secretario judicial que trabaja para la Generalitat desde 1995 y es el gerente de la Ciudad de la Justicia, no ha querido pronunciarse sobre ninguno de los problemas que se han denunciado en el complejo judicial. A ¨¦l le han llegado, entre otras cosas, las quejas de los funcionarios, personales y a trav¨¦s de los sindicatos, tambi¨¦n por temas como la subida de precios de los servicios de comida, las dificultades de comunicaci¨®n -el metro llegar¨¢, como pronto, dentro de tres a?os-, el incremento de gasto en transporte p¨²blico... No ha habido respuesta.
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