Muere Marco Pantani
De Marco Pantani (Cesena, Italia, 13 de enero de 1970) no se sab¨ªa nada desde octubre, desde que un juez de Trento lo absolvi¨® en un proceso por dopaje. Era un personaje que goteaba de vez en cuando noticias extremas o curiosas. Una operaci¨®n de cirug¨ªa est¨¦tica para pegar al cr¨¢neo unas orejas enormes con las que se hab¨ªa ganado el sobrenombre de elefantino, una ca¨ªda en una carrera, pavorosa, un internamiento en una cl¨ªnica de reposo, especializada en enfermedades de stress y dependencias toxicol¨®gicas... Luego, nada... Desapareci¨® del mapa. Hasta anoche. Cerca de las 23.00 los responsables de una residencia de Rimini, en el largo y provinciano paseo mar¨ªtimo, llamada Hotel Residencia Le Rose, tristeza de invierno, en la costa adri¨¢tica, a apenas 20 kil¨®metros de su Cesenatico de toda la vida, lo encontraron muerto en su habitaci¨®n.
La polic¨ªa encontr¨® varios f¨¢rmacos en la habitaci¨®n del hotel donde muri¨® El Pirata
Poco despu¨¦s el lugar se pobl¨® de polic¨ªas, lleg¨® el m¨¦dico forense, los del CSI, el juez, el fiscal, los aficionados tomaron la calle. Ninguna noticia clara sobre las causas de su muerte a los 34 a?os. "Las causas se desconocen", dijo un portavoz policial. "S¨®lo se puede decir que no han sido violentas". En el primer registro hallaron unas cajas con f¨¢rmacos. Nadie quiere pronunciar la palabra suicidio, pero los pocos amigos que le quedaban llevaban semanas hablando de que pasaba por un periodo negro. Hab¨ªa roto con todo. Sus padres, alarmados, hab¨ªan conseguido que un juez les diera a ellos todos los derechos para administrar sus bienes.
As¨ª fue la segunda muerte de Marco Pantani, el ciclista exagerado que conmovi¨® al pueblo italiano cuando logr¨® en 1998 el doblete Giro-Tour.
Pantani hab¨ªa muerto por primera vez el 5 de junio de 1999, en una estaci¨®n de esqu¨ª llamada Madonna di Campiglio. Era la v¨ªspera del final del Giro, de un Giro que el escalador de Cesenatico hab¨ªa dominado de una forma absoluta. Hab¨ªa ejercido de exterminador, hab¨ªa llegado a ridiculizar a sus rivales en todas las ascensiones. Pero aquel 5 de junio, aquel s¨¢bado, a Pantani le despertaron unos golpes urgentes en la puerta a las 7 de la ma?ana. Eran los inspectores m¨¦dicos que le quer¨ªan medir el hematocrito en la sangre. Su sangre estaba espesa. Un 52% de gl¨®bulos rojos, superior al l¨ªmite del 50%. Quedaba expulsado de la carrera. Le despojaban de la maglia rosa la v¨ªspera de la celebraci¨®n del triunfo. Pantani nunca asimil¨® esa tragedia. Empez¨® a sentirse ajeno al mundo de la bicicleta. Empez¨® a aislarse.
Como un torrente todas las desgracias empezaron a arrastrarle. Las desgracias siempre le hab¨ªan acompa?ado en la vida, pero cre¨ªa que pod¨ªa dominarlas. Pudo dominar, por ejemplo, una terrible ca¨ªda en octubre de 1995 que le tuvo varios meses en el hospital, m¨¢s de un a?o fuera de las carreras.
Volvi¨® a competir en el Tour del 97. Volvi¨® m¨¢s enorme que nunca, esprintando en el Alpe d'Huez, su segunda victoria en la ascensi¨®n m¨ªtica del Tour. Pero las secuelas de aquel accidente del 95 no hab¨ªan terminado. Lo supo a?os despu¨¦s cuando un fiscal solicit¨® los ex¨¢menes cl¨ªnicos en el hospital, se enter¨® de que su hematocrito llegaba al 60% y decidi¨® procesarlo. Sali¨® libre por poco. Luego llegaron m¨¢s procesos.
Exceptuando a Virenque, pocos ciclistas como Pantani habr¨¢n visto su nombre y su fama tan asociados a la palabra dopaje. Y eso que nunca dio positivo en ning¨²n control. Tambi¨¦n su nombre fue el que m¨¢s son¨® en el Giro de 2001, cuando la redada de San Remo. Mientras la polic¨ªa registraba su hotel ¨¦l estaba tranquilamente tom¨¢ndose un helado con su amigo Cipollini. En su habitaci¨®n no encontraron nada, pero a su masajista de confianza lo encontraron en el jard¨ªn intentando deshacerse de una jeringuilla carga de insulina. Aquellos hechos le costaron finalmente una sanci¨®n de seis meses. Volvi¨® a la competici¨®n en marzo de 2003, con orejas nuevas, con las promesas de siempre. En mayo corri¨® y termin¨® (el 14?) el Giro. En junio ingres¨® en la residencia Los Tilos, en el campo junto a Padua. Sufr¨ªa problemas existenciales.
Pantani lleg¨® al ciclismo en 1993, a la sombra de otro personaje curisos, Claudio Chiappucci. En 10 a?os protagoniz¨® haza?as -fue el primer italiano que gan¨® el Tour, el del 98, el del caso Festina desde que Felice Gimondi lo hiciera en 1965-, sufri¨® tragedias, regal¨® al pueblo emociones, fue un h¨¦roe. La ¨²ltima entrevista para hablar de ciclismo la concedi¨® en octubre pasado. Anunciaba de una manera velada su retirada del ciclismo. Anunciaba que pesaba 15 kilos de m¨¢s. Dec¨ªa, en una frase que podr¨ªa ser su epitafio: "Echar¨¦ de menos el ciclismo, pero, estoy convencido, m¨¢s me echar¨¢ de menos el ciclismo a m¨ª".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.