Una muerte por degeneraci¨®n acelerada
La autopsia revela que Pantani sufri¨® un edema cerebral y pulmonar, extra?o en menores de 55 a?os
Marco Pantani, de 34 a?os, falleci¨® a consecuencia de un edema pulmonar y cerebral. Esa fue la conclusi¨®n del forense, el profesor Giuseppe Fortuni, tras una autopsia que dur¨® tres horas. Para averiguar por qu¨¦ se produjo el derrame, dijo Fortuni, hac¨ªa falta analizar los tejidos extra¨ªdos del cad¨¢ver, una tarea que deber¨ªa durar al menos una semana. Todo indicaba que los a?os de toxicoman¨ªa y depresi¨®n hab¨ªan envejecido el cuerpo del ciclista y que no hubo suicidio, sino colapso. El entierro del campe¨®n triste y solitario est¨¢ previsto para ma?ana.
Las conclusiones preliminares de la autopsia encajaban con lo que pod¨ªa deducirse de los ¨²ltimos d¨ªas de vida de Pantani. No hab¨ªa en el est¨®mago s¨ªntomas de una sobredosis de f¨¢rmacos. El Pirata sufri¨® un accidente cardiovascular masivo que, seg¨²n fuentes m¨¦dicas, resultaba muy raro en personas menores de 55 a?os. Los productos dopantes consumidos en el tiempo de las grandes escaladas y la coca¨ªna y los f¨¢rmacos con que, a partir de 1999, acompa?¨® su soledad y su amargura, parec¨ªan haber causado un envejecimiento prematuro, dijeron los mismos expertos.
El forense Fortuni, de la Universidad de Bolonia, coment¨® que no pod¨ªa descartarse que los c¨®cteles de ansiol¨ªticos y antidepresivos que el campe¨®n en declive consum¨ªa habitualmente hubieran minado su organismo hasta abocarle a la muerte. "A¨²n es pronto para asegurar una cosa u otra", precis¨®.
El aspecto del ¨²ltimo Pantani, gordo y abandonado, con la mirada perdida, alarmaba a quienes le ve¨ªan. Pero nadie pudo hacer nada. Uno de sus amigos, el periodista Enzo Vicennati, indic¨® que Pantani ten¨ªa previsto viajar a Bolivia el pr¨®ximo d¨ªa 27 con el fin de ingresar en una comunidad de j¨®venes "para cambiar de vida". Todos, incluyendo al propio deportista, sab¨ªan que la situaci¨®n era muy peligrosa y requer¨ªa soluciones urgentes.
"?Me lo han matado, me lo han matado!", gritaba la madre, Tonina, mientras el barco que la devolv¨ªa a Italia desde una isla griega hac¨ªa el interminable trayecto. Pantani se sent¨ªa v¨ªctima, en cierta forma asesinado por quienes descubrieron su dopaje y le arrebataron la gloria. Dej¨® algunas notas en su habitaci¨®n, frases breves e inconexas, dirigidas a Christine, la novia a la que no hab¨ªa visto en meses: "Todo es una conspiraci¨®n. Todos saben c¨®mo van las cosas en el ciclismo, pero han querido golpearme s¨®lo a m¨ª", dec¨ªa uno de los papeles. Y otro, de amor frustrado: "La tristeza es grande sin ti, la distancia imposible".
El Pirata se ahog¨® en su propia soledad. Hab¨ªa llegado el lunes al hotel Le Rose de R¨ªmini, un discreto tres estrellas de 60 euros diarios, sin equipaje ni tel¨¦fono m¨®vil. Apenas sal¨ªa. Pidi¨® una tortilla a un restaurante cercano, alguna noche baj¨® a cenar un plato de pasta o una pizza, ocasionalmente emerg¨ªa al pasillo para quejarse a gritos del ruido del hotel, pero rechaz¨® las invitaciones de un amigo de R¨ªmini. El s¨¢bado, cuando el portero de noche entr¨® en su habitaci¨®n, la 5D, el tel¨¦fono estaba desconectado y un mueble se apoyaba contra la puerta, para atrancarla. El cad¨¢ver de Pantani, vestido con unos vaqueros, ten¨ªa sangre en la nariz. En la c¨®moda hab¨ªa 10 medicamentos, ansiol¨ªticos, hipn¨®ticos sedantes y antidepresivos, y, seg¨²n fuentes presenciales no confirmadas por el fiscal, restos de polvo blanco. El forense visit¨® la habitaci¨®n, horas antes de la autopsia, para hacerse "una idea del ambiente en que ocurrieron los hechos".
"Le han hecho agonizar durante tres a?os", dijo su amigo Michael Mengozzi. "Deb¨ªan haberle matado", a?adi¨®, "el d¨ªa despu¨¦s de Madonna di Campiglio", el lugar donde, el 5 de junio de 1999, fue expulsado del Giro tras un an¨¢lisis de sangre que detect¨® una reveladora densidad de hematocrito. Mengozzi explic¨® que la madre estaba "destrozada". Incluso los padres, que administraban el patrimonio del ciclista y le pasaban una renta mensual, se hab¨ªan alejado de un hijo que no quer¨ªa compa?¨ªa y manten¨ªa el rumbo fijo hacia la autodestrucci¨®n. Hoy recibir¨¢n el cad¨¢ver y el entierro se realizar¨¢ probablemente ma?ana.
Eddy Merckx acus¨® a la justicia italiana: "Los jueces se ensa?aron con ¨¦l hasta destruirle completamente". El subsecretario de Deportes del gobierno italiano, Mario Pescante, admiti¨® que Pantani hab¨ªa sufrido un exceso de persecuci¨®n: "Le investigaron siete fiscal¨ªas distintas, lo cual me parece demasiado; la responsabilidad penal de los atletas", sigui¨®, "es absurda. Para los atletas bastan las sanciones deportivas".
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