Justicia en las aulas
Chavales de la regi¨®n participan en un programa para acercar el mundo jur¨ªdico a los estudiantes
La juez Ana Ferrer, vestida con toga negra y con el semblante serio, mir¨® fijamente a los ojos de un chaval de 15 a?os acusado de partirle el labio a un compa?ero de clase, y le ley¨® con solemnidad la sentencia: "Declaro a Andr¨¦s S¨¢nchez responsable de un delito de lesiones y le impongo la medida de libertad vigilada durante los pr¨®ximos seis meses".
Andr¨¦s se retir¨®, cabizbajo y, entonces, el sal¨®n de actos del instituto Antonio Machado, en Alcal¨¢ de Henares, se llen¨® de aplausos. El chaval no es un agresor, sino un estudiante normal, y el juicio no era un juicio real, sino una escenificaci¨®n del programa Educando en Justicia, un proyecto del Gobierno regional dirigido a acercar la justicia a alumnos de ense?anza secundaria (entre 12 y 16 a?os).
El programa fue presentado ayer en Alcal¨¢ por el viceconsejero de Justicia e Interior, Alfredo Prada; el consejero de Educaci¨®n, Luis Peral, y el portavoz del Consejo General del Poder Judicial, Enrique L¨®pez. Educando en justicia pasar¨¢ esta semana por cuatro institutos de la regi¨®n, dos en la capital, uno en M¨®stoles y otro en Alcal¨¢ de Henares. Ayer le toc¨® el turno a un grupo de alumnos alcala¨ªnos, que pudieron conocer todos los entresijos judiciales de mano de la juez Ana Ferrer.
Preguntas
La magistrada se someti¨® a las preguntas de los chavales y luego presidi¨® un juicio ficticio, donde los papeles del fiscal, los testigos, el abogado defensor y el acusado fueron representados por alumnos del instituto Antonio Machado. El objetivo: que los chavales se acerquen al mundo jur¨ªdico y conozcan c¨®mo funciona. La justicia no es un servicio p¨²blico como la educaci¨®n, por el que todos los ciudadanos pasan: tan s¨®lo una cuarta parte de la poblaci¨®n y una o dos veces en su vida se ve involucrada en un proceso judicial. Por eso, el programa pretende cambiar la imagen que de la justicia pueden tener los chicos, formada sobre todo a trav¨¦s de series y pel¨ªculas americanas, donde el abogado se levanta y grita cada dos por tres "?Protesto!", o en el ¨²ltimo minuto aparece un testigo que da la vuelta al caso.
Una presentadora fue la encargada de dirigir la sesi¨®n en el instituto de Alcal¨¢ y dio al acto, con su micr¨®fono en mano, un toque de show: "Vamos a recibir con un fuerte aplauso a la juez Ana Ferrer". Los chicos, al principio, se quedaron paralizados. "No os asust¨¦is: que no comemos, ni la juez ni yo", dijo la presentadora. Poco a poco, los chavales se animaron y no se cortaron a la hora de hacer preguntas: "?Te han sobornado alguna vez?", pregunt¨® una chica. "Nunca lo han intentado", contest¨®, tajante, la magistrada. Otra alumna asalt¨® a la juez con una duda: "Si robas en una tienda y te pillan, pero a¨²n no has salido de la tienda, ?qu¨¦ te pasa?". "Los delitos, si no llegan a terminarse, se denominan delitos intentados y la pena es menor", cont¨® Ferrer.
Un chaval, bastante perdido, pregunt¨® ante las risotadas de sus compa?eros: "?Qu¨¦ delito tiene que ocurrir para que se dicte la pena de muerte?". "En Espa?a, afortunadamente, no hay pena de muerte", aclar¨® la juez. "?Tu familia puede estar amenazada si juzgas a un capo de la Mafia?", interrog¨® otra chica. "Tenemos medidas de protecci¨®n en estos casos, pero no me gusta juzgar a capos de la Mafia", se?al¨® la magistrada.
La ¨²ltima pregunta la hizo una alumna llamada Erika, que se interes¨® por lo que le puede pasar a un menor al que le pillen traficando con drogas. "La Ley del Menor prev¨¦ una serie de medidas encaminadas a educar a ese menor. Lo m¨¢s grave que le puede pasar es que le internen en un centro, aunque tambi¨¦n puede quedar bajo libertad vigilada o se le puede obligar a hacer trabajos en beneficio de la comunidad. Pero siempre son medidas, nunca son penas", se?al¨® Ferrer.
La juez explic¨® a los chicos que la Ley del Menor regula los supuestos en los que un menor de edad ha cometido un delito. "La ley considera que el chaval tiene una serie de derechos y que se le va a juzgar con las mismas garant¨ªas que a un mayor. Pero, adem¨¢s, al menor no se le exige la misma responsabilidad que si tuviese 18 a?os. No se trata s¨®lo de sancionarle, sino tambi¨¦n de educarle", apunt¨® la magistrada.
Despu¨¦s vino la interpretaci¨®n del juicio. La juez se puso la toga para presidir la sesi¨®n. "La toga es como nuestro uniforme de faena. Sirve de uniformidad porque todos la llevamos e introduce un elemento de solemnidad en la sala: facilita el orden en el debate", dijo Ferrer.
Representaci¨®n
Varios alumnos, vestidos tambi¨¦n con togas o trajes de chaqueta para la ocasi¨®n, interpretaron distintos papeles durante la representaci¨®n. El juicio plante¨® el caso de un chico conflictivo, Andr¨¦s S¨¢nchez, que se pelea con un compa?ero de clase durante el recreo de la ma?ana en el instituto. Le rompe un diente y el labio superior y al chaval le tienen que poner puntos de sutura.
Como en las pel¨ªculas norteamericanas de juicios, la fiscal, una chica llamada Elena, defendi¨® con vehemencia su postura dando un pu?etazo en la mesa y levant¨¢ndose con mucho aire del pupitre. La juez tuvo que pararla y recordar a todos los presentes, una vez m¨¢s, que la justicia espa?ola es mucho m¨¢s aburrida de lo que vemos en las pel¨ªculas y series de abogados.
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