El lento camino hacia el bipartidismo
El Parlamento andaluz, desde su creaci¨®n, ha ido evolucionando hacia la dualidad casi completa entre el PSOE y el PP
Desde su creaci¨®n, el Parlamento de Andaluc¨ªa ha ido aproxim¨¢ndose al reparto entre socialistas y populares, sobre todo en las dos ¨²ltimas legislaturas, en las que el papel del resto de las formaciones (Izquierda Unida y Partido Andalucista) se ha reducido significativamente hasta convertirse en grupos con los que los partidos mayoritarios pueden contar si no alcanzan la mayor¨ªa suficiente para formar gobierno. Pese a que tanto IU como PA se resisten a desempe?ar la funci¨®n de meras bisagras e intentan evitar que el foco informativo apunte hacia su pol¨ªtica de alianzas, lo cierto es que les resulta muy dif¨ªcil esquivar las especulaciones de la aritm¨¦tica parlamentaria.
El camino hacia el bipartidismo de la C¨¢mara auton¨®mica discurre en paralelo al crecimiento y consolidaci¨®n del Partido Popular, que inici¨® la autonom¨ªa -bajo la nomenclatura de Alianza Popular (AP)- con resultados muy discretos, p¨ªrricos si se comparan con la situaci¨®n actual, pues en 1982 apenas rebas¨® el 17% de los votos y s¨®lo consigui¨® 17 esca?os de los 109 que componen la asamblea legislativa andaluza. El PSOE, sin embargo, fue predominante desde el comienzo de la era auton¨®mica, mientras que los andalucistas e IU han registrado picos sorprendentes de una legislatura a otra.
La inercia del liderazgo de s¨®lo dos partidos discurre en paralelo a la consolidaci¨®n del PP
Izquierda Unida y los andalucistas registran picos sorprendentes de una legislatura a otra
Los partidos peque?os ven la tendencia al bipartidismo como una amenaza que no se corresponde con la complejidad social, empobrece y reduce la diversidad pol¨ªtica que s¨ª existe entre los ciudadanos. Est¨¢n seguros de que es un fen¨®meno coyuntural, fruto del desacierto y los errores de sus propios partidos, que no va consolidarse, ya que, por regla general, el voto en las elecciones auton¨®micas es "m¨¢s relajado" y alejado del concepto de utilidad que en los comicios generales. "Se exploran nuevas posibilidades", dice la dirigente de IU Concha Caballero. El secretario de Comunicaci¨®n del PA, Javier Aroca, por su parte, relaciona directamente el pluripartidismo con las opciones nacionalistas: "Donde hay partidos nacionalistas, no hay bipartidismo".
El mapa pol¨ªtico antes de las primeras elecciones auton¨®micas de 1982 era muy variado: ocho partidos presentaron candidatos en todos los distritos provinciales, pero ¨²nicamente cinco lograron representaci¨®n. La criba se llev¨® por delante, adem¨¢s, un buen pu?ado de formaciones de izquierda. El centro-derecha y la derecha concurrieron divididas: por un lado, la UCD (15 diputados), y por otro Alianza Popular en coalici¨®n con los dem¨®cratas cristianos y los liberales (17). La extrema derecha, Fuerza Nueva, fue el sexto partido, y con 34.742 votos se qued¨® fuera. Los socialistas batieron su r¨¦cord en porcentaje de votos (52,56%) y esca?os (66), el PCA fue minoritario (8), y el PSA, testimonial (3). Pese a que ha sido la ¨²nica legislatura con cinco formaciones, la aplastante mayor¨ªa del PSOE, que excedi¨® en 11 esca?os la absoluta, dej¨® poco margen al colorido pol¨ªtico.
Cuatro a?os despu¨¦s, en 1986, el sistema est¨¢ asentado y se produce un fuerte avance de Izquierda Unida, que dobla con creces su potencial y se coloca en los 19 esca?os. Junto con el PCA, IU re¨²ne bajo un mismo cartel a peque?as formaciones comunistas, antibelicistas y de ra¨ªz jornalera que en los pasados comicios se presentaron separados. El centro-derecha y la derecha siguen divididos, lo que se traduce en una manifiesta debilidad: UCD desaparece, y la fuerza heredera (CDS) obtiene un 3,3% de votos que le borran de la C¨¢mara, mientras que AP-PDP-PL aumenta, pero apenas rebasa el cuarto de la tarta parlamentaria (28) esca?os frente a los 60 diputados que mantienen los socialistas. Los andalucista, aunque suben en votos, descienden hasta los dos esca?os, el resultado m¨¢s bajo de su historia.En la tercera legislatura de 1990 los partidos minoritarios experimentan unos de sus comentados altibajos. Por un lado, IU pierde de una tacada ocho esca?os (se cambia a Julio Anguita por Felipe Alcaraz), y por otro, los nacionalista -ya bajo las siglas del PA y la cara de Pedro Pacheco-, aumentan otros tanto hasta situarse en 10, su mejor marca.
El PSOE, que tras las candidaturas de Rafael Escuredo y Jos¨¦ Rodr¨ªguez de la Borbolla, inauguran la etapa de Manuel Chaves, se coloca en una mayor¨ªa absoluta a¨²n m¨¢s holgada, con 62 parlamentarios, mientras que los conservadores, unificados para entonces en el Partido Popular, bajan dos esca?os (26). Su candidato Gabino Puche, no pertenece a la corriente emergente de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y ya se prepara la irrupci¨®n de Javier Arenas.
En el pr¨®ximo mandado (1994-1996), conocido como la pinza, es cuando el bipartidismo se hace patente de una forma clara en Andaluc¨ªa. El PSOE baja a 45 esca?os (-17) y el PP sube a 41 (+15). El secretario de Organizaci¨®n, Luis Pizarro, tiene una teor¨ªa para explicar este salto. "Desde este momento el PP concentra a toda la derecha, que se hace homog¨¦nea. Ah¨ª est¨¢ el centro-derecha y la extrema derecha tambi¨¦n, por lo que no tienen competidores en su espectro, mientras que la izquierda es m¨¢s plural". De hecho, Izquierda Unida ha vuelto a dibujar un pico al lograr 20 esca?os y el PA hace lo mismo, pero en sentido contrario y se precipita hasta los 3. Los nacionalistas acusan en las urnas una de sus crisis internas e IU coge el aire de los errores socialistas en el ¨¢mbito nacional y la pelea de guerristas y renovadores. La principal conclusi¨®n de este se¨ªsmo electoral es la p¨¦rdida de la mayor¨ªa absoluta del PSOE.
No obstante, IU inicia una trayectoria descendente en la quinta legislatura por su proximidad al PP durante la pinza (-7 esca?os). Los pol¨ªticos consultados de PSOE y PP coinciden en este punto: los ciudadanos ponen nota a la gesti¨®n. "No se trata de hablar de bipartidismo, sino de que IU y PA son incapaces de dar soluciones y los votantes prefieren decantarse por uno de los dos modelos", dice Jos¨¦ Luis Sanz, vicesecretario de Organizaci¨®n del PP. "Cuando se hace mal, se paga", agrega Pizarro.
El electorado de izquierdas se recompone en la quinta legislatura, ya que el espacio que deja IU lo ocupa el PSOE, que se queda a 3 esca?os de la mayor¨ªa absoluta, por lo que forma una coalici¨®n de gobierno con los andalucistas que devuelve la estabilidad al sistema pol¨ªtico. En la ¨²ltima etapa (2000-2004) los resultados apenas se alteran y, a efectos de la aritm¨¦tica parlamentaria, no afectan en nada. Los socialistas (52 diputados) se al¨ªan otra vez con el PA (5), y el PP avanza posiciones, tras recortar la distancia con el PSOE, que se reduce a 6 esca?os y al 6,3% de diferencia de votos.
La sexta legislatura tiene ya un marcado acento bipartidista, pues Izquierda Unida pierde de nuevo espacio (6 diputados) y su posici¨®n y de la del PA es casi testimonial en relaci¨®n con los dos grandes colosos. Los sondeos que se manejan para la cita del 14 de marzo ofrecen una fotograf¨ªa del Parlamento andaluz muy parecida a la actual. El debate est¨¢, por lo tanto, entre los dos partidos hegem¨®nicos.
?Malo o bueno?
Hay quienes piensan que el bipartidismo es a la organizaci¨®n pol¨ªtica lo que el duopolio al mercado, y que aquellas formaciones que son dominantes no van a facilitar cambios. Los partidos peque?os, y en mucho mayor grado los extraparlamentarios, se lamentan, por ejemplo, de la inercia de los medios de comunicaci¨®n -p¨²blicos y privados- de primar a las fuerzas de m¨¢s implantaci¨®n y penalizar a las minoritarias. Y tambi¨¦n del escaso apoyo econ¨®mico y bancario, que suele ser proporcional al poder pol¨ªtico.
No opinan as¨ª los que est¨¢n en la punta de la pir¨¢mide. "El bipartidismo no es ni bueno ni malo, es una situaci¨®n que se produce por la voluntad del electorado", sostiene Jos¨¦ Luis Sanz, vicesecretario de Organizaci¨®n del PP andaluz. La reflexi¨®n de su contrario en el PSOE, Luis Pizarro, secretario de Organizaci¨®n en Andaluc¨ªa es muy similar: "No hay mucho qu¨¦ decir, quiz¨¢s los partidos peque?os deber¨ªan analizar por qu¨¦ los electores responden poco a sus propuestas". Sanz, sin embargo, matiza que, desde el punto de vista de la aritm¨¦tica parlamentaria, que no haya m¨¢s que dos fuerzas no beneficia a nadie.
Concha Caballero, de IU, discrepa. Seg¨²n su tesis, el bipartidismo facilita que las dos formaciones protagonistas tengan un grado de coincidencia muy alta, especialmente en lo econ¨®mico, sin necesidad de cambiar. "Es la alternancia con matices, pero sobre el mismo modelo". Para Javier Aroca, secretario de Comunicaci¨®n del PA, los grandes beneficiados de la tendencia hacia la dualidad de la C¨¢mara son PSOE y PP "porque ya pueden ser sin tapujos una sucursal de Madrid".
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