"El mercado de la vivienda protegida da pie a pagos en dinero negro"
Barcelona
Carme Trilla es economista, especializada en vivienda. Empez¨® trabajando en la direcci¨®n de Arquitectura en 1984. Estuvo 14 a?os. En los ¨²ltimos a?os ha trabajado como consultora privada. El consejero de Medio Ambiente, Salvador Mil¨¤, la ha nombrado directora general de Vivienda. Desde este cargo, propone acabar con las trampas en la vivienda protegida y frenar las ayudas a la rehabilitaci¨®n.
P. ?Es usted consciente de que el ¨¢rea que usted gestiona es un grave problema social?
R. No puedo decir que no fuera consciente de que el asunto es complicado. Hace cuatro a?os ve¨ªamos que hab¨ªa poblaci¨®n con problemas de acceso a la vivienda. Era poca. Ahora es mucha. Tambi¨¦n ha aumentado la poblaci¨®n que queda excluida por marginaci¨®n social. Hace cuatro a?os, la sobreocupaci¨®n de viviendas sin condiciones de habitabilidad por una creciente poblaci¨®n inmigrante era testimonial; hoy es un problema real. La fase expansionista, importante desde la perspectiva econ¨®mica, ha tenido una secuela creciente de fractura social.
"Queremos incidir en la adjudicaci¨®n de las viviendas protegidas. P¨²blicas y privadas"
"La fase expansionista ha tenido una secuela creciente de fractura social"
P. Para combatir ese problema anuncian ustedes 42.000 nuevas viviendas.. ?Cu¨¢nto cuesta?
R. Costar¨¢ dinero, pero estamos convencidos de que podemos hacerlo. No son cifras de propaganda. El poco tiempo que llevamos aqu¨ª nos ha dado una informaci¨®n tremenda. Hay una gran oferta de municipios y entidades para construir vivienda de alquiler o social. La otra cara de la moneda es que el problema ya es tan grave que las administraciones p¨²blicas que se han dedicado habitualmente al mundo de la vivienda o incluso entidades que no lo hac¨ªan, como las cajas, han visto que es una responsabilidad entrar en este ¨¢mbito.
P. ?Los problemas son iguales en todo el territorio?
R. Los estudios de necesidades inmediatas nos muestran d¨®nde actuar. Hay que ver si las posibilidades de suelo se adaptan a esas necesidades, y convencer a los ayuntamientos de que, a cambio de ventajas desde el Incasol, deben hacer un esfuerzo y obtener suelo del sector privado para vivienda protegida de construcci¨®n privada, sin descartar la actuaci¨®n del propio Incasol generando nuevo suelo en el ¨¢mbito metropolitano.
P. ?El ¨¢rea metropolitana es el punto m¨¢s d¨¦bil?
R. Sin duda, y tambi¨¦n en volumen de necesidades. Pero hay otros puntos con problemas, en general asociados a zonas urbanas., como Girona y Tarragona, aunque num¨¦ricamente no es comparable con lo que ocurre en el entorno metropolitano, donde hay mucha poblaci¨®n y el precio del suelo est¨¢ m¨¢s desbocado. Esto exige hacer un gran esfuerzo y dedicar muchos recursos.
P. El consejero Mil¨¤ dice que piensa controlar la compraventa de vivienda protegida.
R. La persona que se hace con la vivienda tiene derecho a adquirirla, pero no a beneficiarse de una plusval¨ªa a corto plazo. Esto da pie, est¨¢ pasando, a pagos en dinero negro por estas viviendas. Hay mucha trampa en este mercado. La ley de la vivienda tiene que acabar con ellas. El propietario no debe perder el derecho a vender, pero tampoco debe tener derecho a especular. Queremos incidir tambi¨¦n en la adjudicaci¨®n de las viviendas protegidas. P¨²blicas y privadas. Pretendemos que haya una lista ¨²nica de solicitudes y que el sector p¨²blico intervenga en la adjudicaci¨®n. Hay que evitar que la vivienda protegida sea vendida a conocidos de los promotores. Seguro que cumplen los requisitos, pero puede haber pactos ocultos que no controlamos. Con eso s¨®lo se acaba si interviene la Administraci¨®n en la adjudicaci¨®n y si se establece el derecho de retracto para la primera compraventa.
P. Ya existe.
R. Pero no se ejerce. Y hacerlo no resulta caro. No hace falta comprar. Se trata de hacer una lista de compradores y la Administraci¨®n se limita a hacer de intermediario. Queremos implantar este mecanismo.
P. ?Y la rehabilitaci¨®n?
R. Ha crecido mucho. Excesivamente. Probablemente tendremos que poner freno y revisar una pol¨ªtica de ayudas que ha sido muy indiscriminada. Ahora se da muy poco dinero a mucha gente, y esto supone un coste administrativo excesivo. Hemos de ir a la rehabilitaci¨®n por objetivos. Ya hay una cultura de rehabilitar, no es necesario estimularla. Ahora hay que afrontar los s problemas graves: campa?as de ascensores, de insonorizaci¨®n, de sostenibilidad energ¨¦tica, luchar contra la infravivienda. Esto es lo que plantearemos de inmediato.
"No hay 97.000 viviendas vac¨ªas"
P. ?Qu¨¦ har¨¢n con las viviendas desocupadas?
R. Hay que intentar pactos con propietarios para ponerlas en el mercado.
P. ?Las han cuantificado?
R. Las cifras que tenemos son las del censo. El de 2001 da 97.000 viviendas desocupadas en la ciudad de Barcelona, pero sabemos que no cuadra. El censo de 1991 dio cifras que ya sorprendieron y entonces se hablaba de 70.000. Muchas. El Ayuntamiento cruz¨® el padr¨®n con el catastro y rebaj¨® la cifra a unas 14.000. Pero 70.000 era mucho y 14.000 muy poco. 97.000 parece una barbaridad. Falta un estudio serio. El censo no est¨¢ bien hecho. Magnifica el n¨²mero de viviendas vac¨ªas.
P. Si no es una cifra ni la otra, ?cu¨¢l?
R. No podemos afirmarlo. Espero que en cuatro a?os podamos afinar la metodolog¨ªa para decirlo. El padr¨®n detecta entre el 11% y el 14% del parque total en todos los municipios. Se puede rebajar hasta el 8% o el 9%.
P. Entre las medidas est¨¢ subir el IBI.
R. Esta medida tiene un problema t¨¦cnico. ?C¨®mo se define una vivienda desocupada? Nosotros, de todas formas, no estamos s¨®lo por la sanci¨®n. Preferimos medidas positivas. Ofrecer convenios a los propietarios de forma que sea atractivo para ellos el alquiler. El gravamen tiene que venir si lo rechazan, pero no deber¨ªamos gravar estas viviendas sin dar una salida antes. Porque hay mucha gente que no alquila las viviendas porque no sabe ni c¨®mo hacerlo. Hablo de fincas antiguas, que deber¨ªan ser rehabilitadas, pero los propietarios no tienen dinero para hacerlo; si encima les aumentamos los impuestos acaban vendiendo. Ya nos encontramos en una situaci¨®n poco deseada. Las fincas de renta antigua est¨¢n cayendo como un domin¨® en manos de inversionistas que compran edificios por cuatro chavos a propietarios que acaban vendiendo por desesperaci¨®n. Si les acorralamos m¨¢s, lo ¨²nico que haremos ser¨¢ acelerar el proceso. Hay experiencias en el Pa¨ªs Vasco, en Par¨ªs. Se trata de hablar con los propietarios y ofrecerles un convenio, analizar por qu¨¦ su finca no es rentable, podemos incluso asumir la rehabilitaci¨®n a cambio de la cesi¨®n de la vivienda y entonces ser¨ªa la Administraci¨®n la que gestionar¨ªa el alquiler.
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