La econom¨ªa de Francia creci¨® un 0,2% en 2003, el ritmo m¨¢s bajo desde hace 10 a?os
El ¨²ltimo trimestre dio se?ales de recuperaci¨®n con un incremento del 0,5%
La econom¨ªa francesa registr¨® en 2003 su peor resultado desde la recesi¨®n econ¨®mica de 1993, al lograr un crecimiento del producto interior bruto (PIB) limitado al 0,2%. Para ver la botella medio llena hay que observar el comportamiento del ¨²ltimo trimestre, en que la mayor inversi¨®n permiti¨® un crecimiento del 0,5%. Muchos economistas se muestran dubitativos sobre la consistencia de esa recuperaci¨®n y temen que el alza del euro pese negativamente en las exportaciones. El mundo empresarial es optimista, pero los consumidores, ante la duda, moderan mucho su gasto.
La inversi¨®n en el ¨²ltimo trimestre fue positiva (0,7%) por primera vez desde 2001, lo cual revela un ligero optimismo por parte de los empresarios al final de un ejercicio en que ese dato anual retrocedi¨® en un 0,8%. El consumo de los hogares sigui¨® la tendencia inversa: frente a un crecimiento anual del 1,6%, el dato del ¨²ltimo trimestre cay¨® al 0,3%. Persisten los temores al aumento del paro, que acab¨® el a?o con una tasa del 9,7%.
El Gobierno hace esfuerzos denodados por invitar al optimismo y el primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, se muestra convencido de que el paro disminuir¨¢ en el segundo semestre del a?o. El presupuesto para 2004 est¨¢ confeccionado sobre la base de un crecimiento econ¨®mico global del 1,7%, que al ministro de Econom¨ªa, Francis Mer, le parece posible alcanzar.
Elecciones regionales
No obstante, cabe matizar el optimismo gubernamental en funci¨®n de las elecciones regionales convocadas para dentro de un mes, a las que la clase pol¨ªtica da la relevancia de una prueba importante para la continuidad del Gobierno actual. Mientras tanto, el ambiente cotidiano sigue dominado por un goteo de anuncios de despidos colectivos y deslocalizaciones de empresas.
En un contexto de crecimiento casi nulo, las inversiones extranjeras en Francia cayeron espectacularmente durante 2003. Este pa¨ªs ya s¨®lo es el cuarto del mundo en esa clasificaci¨®n, despu¨¦s de haber sido el segundo en 2002, seg¨²n datos provisionales difundidos por el Banco de Francia, que advierte de una cifra final posiblemente m¨¢s elevada una vez se clarifiquen operaciones mal declaradas. Esos datos provisionales indican que de los m¨¢s de 50.000 millones invertidos en 2002 se pas¨® a 36.600 en 2003; en todo caso, la misma tendencia a la baja observada en Alemania.
El presidente de la Rep¨²blica, Jacques Chirac, reuni¨® el jueves pasado a un grupo de empresarios, sindicalistas y economistas con el objetivo de afinar un llamado "plan contra la desindustrializaci¨®n", en la estela del pacto establecido 24 horas antes en Berl¨ªn con Tony Blair y Gerhard Schr?der para poner el acento en la necesidad de un gran activismo europeo a favor de la industria.
A comienzos del decenio de los ochenta, los empleados de la industria representaban en Francia el 24% del total, mientras que hoy s¨®lo suponen el 15%. Casi tres cuartas partes de los asalariados franceses trabajan actualmente en los servicios, y las p¨¦rdidas de empleo en la industria se compensan con la creaci¨®n de puestos en los sectores tecnol¨®gicos, aunque esto implica costes para las actividades en retroceso, en particular el textil y la metalurgia. Uno de los asistentes a la reuni¨®n con Chirac fue Andr¨¦ Sapir, asesor del presidente de la Comisi¨®n Europea, Romano Prodi, defensor de avanzar en el terreno de la competitividad y de promover acciones p¨²blicas que favorezcan los atractivos necesarios para la inversi¨®n.
Sobre este conjunto de incertidumbres sigue pesando la apreciaci¨®n constante del euro, "modesta, pero en alza", observa el ministro de Econom¨ªa, Francis Mer, quien agrega: "En alg¨²n momento tendremos que plantearnos el problema de si el nivel que alcanza [la moneda europea] no es verdaderamente peligroso para la recuperaci¨®n econ¨®mica, en lo que se refiere a las exportaciones de nuestras industrias fuera de Europa".
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