El Madrid se dispara en Montju?c
Tras estar medio partido perdido, el l¨ªder pasa por encima del Espanyol con una sublime actuaci¨®n de Zidane
Enchufado al eterno Zidane, genio y figura incluso en las circunstancias m¨¢s adversas, el Madrid se dispar¨® en Montju?c despu¨¦s de que el Espanyol le achuchara un buen rato. Tan suficiente se sinti¨® por momentos el equipo blanquiazul que responsabiliz¨® al ¨¢rbitro de que las cosas no le fueran mejor, m¨¢s que nada por el penalti que le concedi¨® nuevamente a Ra¨²l, que esta vez agrav¨® el gesto ante el agarr¨®n de Carlos Garc¨ªa. El Real Madrid se tap¨® los o¨ªdos ante la rechifla general, se recompuso en el descanso y resolvi¨® en un abrir y cerrar de ojos. A la hora del recuento, la actuaci¨®n de Zidane estuvo varios cuerpos por encima del ¨¢rbitro, protagonista innecesario del primer acto. Ni la condici¨®n de l¨ªder, en cualquier caso, cambi¨® el proceder madridista, que a cada partido se va de la silla del dentista con una suficiencia escalofriante.
ESPANYOL 2 - REAL MADRID 4
Espanyol: Lemmens; Carlos Garc¨ªa (Tayfun, m. 53), Lopo, Pochettino, Vignal; Morales, Wome; Maxi (Jordi Cruyff, m. 57), De la Pe?a, Hadji (Raducanu, m. 64); y Tamudo.
Real Madrid: Casillas; Salgado, Helguera (Pav¨®n, m. 81), Ra¨²l Bravo, Roberto Carlos; Juanfran (Figo, m. 46), Borja, Solari (Cambiasso, m. 46), Zidane; Ra¨²l y Ronaldo.
Goles: 0-1. M. 25. Ronaldo transforma un penalti de Carlos Garc¨ªa a Ra¨²l. 1-1. M. 30. Tamudo, de penalti cometido por Casillas sobre De la Pe?a. 1-2. M. 52. Zidane cambia para Ronaldo, que deja la pelota a punto para el gatillo de Roberto Carlos. 1-3. M. 66. Bravo cabecea, solo, un c¨®rner botado por Figo. 1-4. M. 69. Ronaldo recibe de Cambiasso, regatea a Lemmens y marca. 2-4. M. 83. Pochettino centra y Lopo remacha.
?rbitro: Mu?iz Fern¨¢ndez. Amonest¨® a Ra¨²l Bravo, De la Pe?a, Morales, Pochettino, Tamudo, Casillas y Helguera.
Unos 46.100 espectadores en Montju?c.
Mal alineado y peor puesto, el Madrid anduvo medio partido por detr¨¢s del Espanyol, que apret¨® mucho en la divisoria con hasta siete jugadores y encar¨® a menudo a Casillas. Hadji se ofreci¨® constantemente para suerte de Tamudo, que oblig¨® a Helguera a un trabajo continuo, y a De la Pe?a se le vio especialmente suelto y alegre por los m¨¢rgenes del ¨¢rea. Las concesiones del equipo de Queiroz fueron enormes desde su llegada a Barcelona. Al entrenador le faltaba mucha gente de salida (Beckham, Guti, Figo) e hizo un mal uso de la que dispon¨ªa, entre otros de Solari, que anduvo extraviado y cojo mucho rato porque Carlos Garc¨ªa le busc¨® siempre los tobillos, y tambi¨¦n de Juanfran, desconectado del encuentro pese a poner la pelota del penalti a Ra¨²l, por no hablar de Borja.
Al Madrid le falt¨® direcci¨®n, gobierno y un plan de juego, hasta el punto de que qued¨® expuesto al nervio del Espanyol y tambi¨¦n al criterio del ¨¢rbitro, que le pit¨® un penalti a favor en una jugada muy parecida a la de la pasada jornada frente al Valencia -agarr¨®n de Carlos Garc¨ªa a Ra¨²l- y otro en contra cuando la hinchada reclamaba dos en el ¨¢rea visitante -el manotazo de Salgado era sancionable-. Llegado el descanso, el saldo era un premio excesivo para el Madrid seg¨²n su inversi¨®n, aun cuando la sublime actuaci¨®n de Zidane oblig¨® a mantener encendido el foco en el campo forastero.
En cuanto Queiroz sustituy¨® a Solari y puso a Figo en escena, Zidane se sinti¨® acompa?ado y el Espanyol se entreg¨® de mala manera, v¨ªctima de sus propias carencias y de la fatalidad, la misma que le permiti¨® excusarse de la derrota en el penalti concedido por el ¨¢rbitro cuando el Madrid andaba mal. Los goles fueron cayendo de forma imparable en el ¨¢rea espa?olista. Zidane prepar¨® el segundo con un cambio de orientaci¨®n precioso, de derecha a izquierda, al que Ronaldo respondi¨® matando la pelota para la llegada de Roberto Carlos, que engatill¨® a la red. M¨¢s tarde Ra¨²l Bravo se estren¨® como goleador esta temporada a la salida de un c¨®rner muy mal defendido por la zaga blanquiazul. Y Ronaldo se adorn¨® frente a Lemmens en el cuarto: el brasile?o recibi¨® una asistencia de Cambiasso y encar¨® al portero hasta sentarle, sortearle y marcar a puerta vac¨ªa.
El Espanyol qued¨® en evidencia. Por mucha ch¨¢chara que tenga Luis Fern¨¢ndez al equipo le falta cuerpo e hilo y le sobra nervio y tensi¨®n, agobiado como est¨¢ por la amenaza permanente del descenso. El Madrid combin¨® con gusto y se adorn¨® para suerte de sus seguidores, que en buen n¨²mero acudieron al estadio ol¨ªmpico. Mejor vertebrado, sostenido siempre por Helguera y con salidas permanentes por la banda del incansable Figo, el l¨ªder se dio una sesi¨®n de ba?o y masaje esperando al Bayern. El gol final de Lopo, en la acci¨®n posterior a una falta servida por De la Pe?a, ayud¨® a mitigar el dolor blanquiazul por un marcador que crey¨® excesivo, sobre todo tras no obtener recompensa a un buen primer tiempo, en el que lleg¨® a discutir con el Madrid.
El Espanyol es un equipo que a cada jornada encadena demasiados errores como para ponerse a salvo. El Madrid le dej¨® hacer durante medio partido para despu¨¦s doblegarle con facilidad. Zidane, que se adorn¨® con un surtido de gestos t¨¦cnicos ¨²nicos, suministr¨® la corriente suficiente para que el equipo de Queiroz resolviera cuando m¨¢s le convino. La luz del centrocampista franc¨¦s contrast¨® con la oscuridad blanquiazul.
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