Osasuna reclama un psicoan¨¢lisis

Osasuna necesita un psicoanalista. Y r¨¢pido. Si no lo sientan en el div¨¢n es probable que se siga hundiendo en la mediocridad de la clasificaci¨®n mientras su juego refulge y brilla con la misma intensidad que en el primer tramo de la Liga, cuando todos se admiraban del cambio de mentalidad de este equipo timorato y de provincias. Si hist¨®ricamente los navarros aguantaban interminables cercos en su porter¨ªa sin encajar un gol, en la actualidad lo m¨¢s com¨²n es que con un solo disparo desarbolen su zaga. Delibasic lo comprob¨® en la tarde de ayer. Su volea, ¨²nico tiro a puerta del Mallorca en 90 minutos, encontr¨® las redes cuando los locales todav¨ªa estaban organizando sus posiciones. Ni Eto'o, demasiado alejado del ¨¢rea como para resultar peligroso, ni Campano ni Nen¨¦ (ni sus respectivos sustitutos Finidi y Toni Gonz¨¢lez) lograron acercarse a la meta de Sanzol y s¨®lo una entrada de Colsa, a veinte minutos del final, pudo ser tildada de peligrosa.

Mientras, los locales tiraron de pizarra para dejar en verg¨¹enza a la defensa balear, capitaneada por un lento y dubitativo Nadal. Tras el gol del empate de Aloisi, con todo el encuentro por delante todav¨ªa, comenz¨® el cuento kafkiano de Osasuna: un laberinto alambicado de ocasiones perdidas, injusticias, mala suerte y, por supuesto, sin explicaci¨®n aparente. Un muro invisible imped¨ªa que las internadas de Moha, Valdo o Aloisi acabasen con el premio del gol.