El agua virtual en la planificaci¨®n
Nuestro pa¨ªs se encuentra sumido en un ¨¢spero debate con motivo del Plan Hidrol¨®gico Nacional y de una obra en el contenida, que en realidad es pr¨¢cticamente el Plan, se trata del discutido trasvase del Ebro. La intensidad y acritud del debate se explica por una parte por la importancia vital y socioecon¨®mica del recurso h¨ªdrico, la principal fuente de conflictos en este siglo que acabamos de iniciar para muchos analistas pol¨ªticos, y por otra, por la pasi¨®n que suele acompa?ar a las cuestiones sobre el agua, como refleja la frase o¨ªda hace ya treinta a?os a un viejo regante de La Alpujarra granadina, cuando en una disputa entre dos acequias en la que mediaba por mis obligaciones profesionales me dijo "no pierda usted de vista que el agua es muy fr¨ªa pero calienta mucho". La pol¨ªtica de aguas, t¨¦rmino hoy equivalente al de planificaci¨®n hidrol¨®gica, es la que debe centrar en verdad el debate, con car¨¢cter previo a ocuparse de una obra tan discutida y realmente tan discutible como el trasvase del Ebro.
Cabe por tanto preguntarse, tras definir los rasgos esenciales de la actual pol¨ªtica de aguas del gobierno central, si ¨¦sta es la adecuada a las circunstancias h¨ªdricas y socioecon¨®micas de la Espa?a auton¨®mica de hoy. La pol¨ªtica de aguas espa?ola sigue los principios regeneracionistas de hace m¨¢s de cien a?os, de manera que lo esencial es seguir detrayendo agua de primer uso del medio natural, mediante grandes infraestructuras hidr¨¢ulicas. Baste recordar que la base de nuestro flamante PHN es el trasvase del Ebro, un listado diverso de obras, que incluye alrededor de un centenar de presas, algunas de ellas rechazables desde un punto de vista hidrol¨®gico y muchas m¨¢s de dudosa viabilidad si se introducen en el an¨¢lisis los factores econ¨®mico y ecol¨®gico, y algunas propuestas ret¨®ricas en torno a los requerimientos de la Directiva marco europea para la pol¨ªtica de aguas. Todo ello sin olvidar las propuestas para privatizar el agua realizadas ya: sociedades estatales de aguas, que est¨¢n paulatinamente sustituyendo a las Confederaciones Hidrogr¨¢ficas, y en el momento "oportuno" pueden ser privatizadas y la cesi¨®n de derechos de aguas, con un control administrativo tan difuso, que puede de hecho ser un mercado libre de aguas.
A este respecto es pertinente recodar a los neoliberales econ¨®micos, que para la Directiva citada el agua es un patrimonio, no un bien comercial cualquiera; sin olvidar por otra parte que el agua es tambi¨¦n un derecho, y el mercado libre no es un instrumento adecuado para asignar ni derechos ni bienes p¨²blicos.
La necesidad de una nueva pol¨ªtica de aguas para nuestro pa¨ªs se deriva en resumen de los hechos siguientes: El cambio de nuestras circunstancias socioecon¨®micas, con una disminuci¨®n notable de la participaci¨®n de la agricultura en nuestra econom¨ªa, tanto en t¨¦rminos de PIB como de empleo. Todo ello sin menospreciar el valor estrat¨¦gico del regad¨ªo que ya tenemos cuya modernizaci¨®n hay que lanzar decididamente y cuya garant¨ªa de suministro de agua hay que aumentar.
El elevado coste marginal ecol¨®gico y econ¨®mico de la regulaci¨®n de nuestros r¨ªos. La nueva sensibilidad social hacia la naturaleza y sus problemas, a la postre nuestros problemas. La necesidad de contribuir, tambi¨¦n desde el agua a la cohesi¨®n social y territorial de nuestro pa¨ªs, distribuyendo y usando el agua de manera sostenible, equilibrada y equitativa. La pol¨ªtica de aguas que Espa?a necesita no puede estar ya basada en el incremento continuo del agua detra¨ªda a nuestros acu¨ªferos y a nuestros r¨ªos, que pueden donarnos su agua hasta el extremo que un hombre puede donar su sangre, que est¨¢ en el punto en que puede peligrar su salud.
Un siglo construyendo obras hidr¨¢ulicas, la mayor¨ªa de ellas planificadas por el ingeniero Manuel Lorenzo Pardo en 1933, siguiendo el programa pol¨ªtico del ministro Indalecio Prieto, han agotado casi esta v¨ªa, que ha reportado a nuestro pa¨ªs grandes beneficios no siempre bien distribuidos desde una perspectiva social. No hay que renunciar, sin embargo, a construir todav¨ªa algunas infraestructuras hidr¨¢ulicas, si bien deber¨¢n ser viables ecol¨®gica, territorial, econ¨®mica y socialmente.
As¨ª pues la satisfacci¨®n de la demanda de agua requiere hoy acudir, en el campo hidrol¨®gico al agua de primer uso y al uso sistem¨¢tico de los recursos h¨ªdricos no convencionales reutilizaci¨®n y desalaci¨®n, este ¨²ltimo procedimiento, mediante el uso de energ¨ªas renovables, especialmente la e¨®lica, que puede as¨ª encontrar una v¨ªa de regulaci¨®n; y en el campo econ¨®mico, a controlar la demanda, para que ¨¦sta sea tal y no un mero requerimiento para usar el agua y a analizar los costes y productividad del agua, considerada esta ¨²ltima tanto en t¨¦rminos de empleo como monetarios. Debemos asimismo modernizar nuestros balances h¨ªdricos a?adiendo a los tradicionales conceptos hidrol¨®gicos los conceptos econ¨®micos citados transformando los balances h¨ªdricos tradicionales en balances hidroecon¨®micos.
Se deben explorar nuevas v¨ªas como la de los balances h¨ªdricos de agua virtual, entendiendo como tal, la que necesita para ser producido cualquier bien comercial; cantidades que a modo de ejemplo var¨ªan desde los 32 litros para un chip de 32 megabytes, que pesa 2 gramos hasta los 2.300 litros para un kilogramo de arroz, pasando por los 85 litros de un kilo de tomates. A partir pues de estos datos y analizando los intercambios comerciales de una cuenca hidrogr¨¢fica, conoceremos si estamos exportando o importando agua. Se tratar¨ªa de hacer unos balances h¨ªdrico-comerciales, que nos ayudaran a resolver nuestros problemas de agua de una manera m¨¢s racional, adaptando nuestra actividad econ¨®mica a nuestras condiciones clim¨¢ticas y no al rev¨¦s.
Sin duda estos enfoques exigir¨¢n cambios en la estructura productiva existente, cuya viabilidad depender¨¢ de su aceptaci¨®n social, que a su vez depender¨¢ del respeto a los derechos leg¨ªtimos de los ciudadanos afectados, en especial de los m¨¢s d¨¦biles.
Estos m¨¦todos, que superan el tradicional monopolio de dos disciplinas cient¨ªficas (la ingenier¨ªa y el derecho) para resolver las cuestiones del agua, muestran como estos problemas demandan la participaci¨®n de otras disciplinas cient¨ªficas. Hace 50 a?os Ciriacy-Wantrup proclamaba la necesidad de la econom¨ªa para resolver los problemas h¨ªdricos, hoy parafraseando a tan ilustre economista se puede decir que la cuesti¨®n h¨ªdrica necesita tambi¨¦n a la sociolog¨ªa, la paleontolog¨ªa, la historia, en definitiva a la cultura, sin olvidar el necesario sustrato ¨¦tico que debe preceder a toda acci¨®n pol¨ªtica , pues en caso contrario llegamos al trasvase del Ebro.
Juan L¨®pez Martos es ingeniero de caminos.
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