Las tijeras de Trillo

En los nueve meses transcurridos desde la cat¨¢strofe a¨¦rea del Yak-42, que cost¨® la vida a 62 militares espa?oles en Turqu¨ªa, el ministro Federico Trillo se ha negado sistem¨¢ticamente a asumir las responsabilidades pol¨ªticas de su departamento en la decisi¨®n de alquilar un avi¨®n de seguridad tan dudosa como aqu¨¦l. El burladero usado por el ministro ha sido el de la supuesta inexistencia de informes oficiales previos que pusieran en cuesti¨®n la seguridad de los aparatos ex sovi¨¦ticos alquilados para el transporte de las tropas espa?olas a Afganist¨¢n. Trillo ha rechazado impert¨¦rrito diversos partes que expresaban quejas previas de nuestros militares, a veces con apoyo de fotos, sobre el confort y la seguridad de esos aviones.

Ahora el ministro ha quedado desnudo a trav¨¦s de una nota de rectificaci¨®n enviada a este peri¨®dico por su jefe de prensa. Por ella se ha sabido que Defensa remiti¨® al Congreso un documento mutilado de los servicios de inteligencia del Ej¨¦rcito de Tierra (CISET). Este documento contiene una denuncia precisa sobre las condiciones de seguridad de un vuelo realizado en el mes de abril, un mes antes del infausto accidente. El documento del CISET recomienda expresamente realizar el transporte con aviones de pasajeros, los denominados ch¨¢rteres. Justamente este p¨¢rrafo no estaba incluido en la versi¨®n del informe del CISET enviada al Congreso.

Trillo y sus m¨¢s directos colaboradores ya no pueden arg¨¹ir que no hab¨ªa ning¨²n documento oficial sobre este asunto. Lo hab¨ªa. Adem¨¢s, han enviado al Congreso una versi¨®n mutilada del mismo. Los familiares de las v¨ªctimas, a los que el ministro prometi¨® una transparencia total, al igual que los representantes de la soberan¨ªa popular, deben disponer de inmediato de ese texto, que, seg¨²n Defensa, no constituye ning¨²n secreto de Estado.

Afirma Trillo que el accidente "se hubiera producido" aunque ¨¦l no hubiera sido ministro. Pero es en la contrataci¨®n y gesti¨®n del transporte de las tropas destacadas en Afganist¨¢n, y no en el accidente en s¨ª, donde residen las eventuales responsabilidades pol¨ªticas que tendr¨ªa que haber depurado el Parlamento si el PP hubiera permitido una comisi¨®n de investigaci¨®n. Tambi¨¦n asegura que tras el accidente present¨® su renuncia a Aznar y que ¨¦ste le inst¨® a continuar. Es otro grave error de Aznar en este ¨²ltimo y accidentado tramo con el que culmina su estancia en La Moncloa. Deber¨ªa haber aceptado la renuncia, lo que, adem¨¢s, hubiera ahorrado a Espa?a el bochorno provocado por los recientes comentarios agresivos sobre Marruecos de un ministro tan lenguaraz como inepto.