La motera
S¨¦ que est¨¢s inquieto, abstra¨ªdo, crispado: hace varios d¨ªas que no recibes la puntual cr¨®nica de la motera. Cada cinco minutos abres el correo electr¨®nico y nada, ni un beso. Y as¨ª, desde el ¨²ltimo viernes. Hasta entonces, todos los crep¨²sculos sab¨ªas lo que pasaba en Bagdad o en cualquier otro lugar de Iraq: c¨®mo andaba el ¨¢nimo de los conquistadores, qu¨¦ dec¨ªa la gente de la calle, en medio de tanta desolaci¨®n, c¨®mo y d¨®nde era el despliegue de las tropas invasoras, y cu¨¢l, la previsible respuesta de la resistencia. Y as¨ª, hasta el ¨²ltimo viernes. Te lo dijo antes de terminar el a?o: no quiero que me lo cuenten, quiero contarlo. Y poco despu¨¦s, sali¨® de Barcelona; en Amman cambi¨® su Harley Davidson por un todoterreno, y cuando cruz¨® la frontera te llam¨®: ya estoy en este gran descampado de la injusticia, la mentira, la barbarie: soy su testigo. Y a partir de entonces, cada crep¨²sculo -los crep¨²sculos babil¨®nicos son c¨¢rdenos e indolentes- recib¨ªas una cr¨®nica con la sangre y la amputaci¨®n empap¨¢ndote la base de datos de tu ordenata, y parpade¨¢ndote, de tanto v¨¦rtigo, los pilotos de la impresora. A veces, tambi¨¦n te alcanzaron voces infantiles y un intenso aroma de especies, de menta, de s¨¦samo y de t¨¦ a la naranja. Era como cuando la conociste, como cuando llevasteis lapiceros y cuadernos a las escuelas iraqu¨ªes, como cuando visitasteis la precariedad de los hospitales, como cuando entregasteis los espec¨ªficos farmac¨¦uticos para un dolor tan inmenso o conocisteis los efectos de la primera guerra del Golfo. Era un a?o antes de la ceremonia de las Azores: Bush ofici¨¢ndola, Blair de coadjutor y Aznar de m¨®nago. Qu¨¦ estampa para el ¨¢lbum del esperpento y el deg¨¹ello. Y t¨² miraste entonces a la motera y pensaste cu¨¢nta fragilidad hay en el ¨ªmpetu, cu¨¢nta conciencia, cu¨¢nta ternura sobre dos ruedas. Por eso y por otras cosas, s¨¦ que est¨¢s inquieto, abstra¨ªdo, crispado, pendiente del correo electr¨®nico, y muy intrigado por la ¨²ltima frase de su ¨²ltima cr¨®nica: aqu¨ª la banda de Aznar a¨²n derrapa m¨¢s. Tan ausente, ?c¨®mo les gan¨® tambi¨¦n esa mano? Dime.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.