Asuntos de familia
Los partidos pol¨ªticos han registrado crisis y conflictos internos en la legislatura que han marcado su trayectoria
A la par que el debate pol¨ªtico en torno a los asuntos generales, en la legislatura que expira cada partido ha tenido el suyo propio. Las crisis m¨¢s notorias han sido las de Izquierda Unida y el Partido Andalucista -que nada m¨¢s comenzar el mandato perdi¨® dos de los cinco esca?os logrados-, pero tambi¨¦n son rese?ables los conflictos provinciales del PP en cuatro provincias y la a veces dolorosa adaptaci¨®n de los socialistas a las nuevas formas de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero.
El calendario interno del PSOE suele reservar el primer a?o de las legislaturas para la celebraci¨®n de sus congresos. Ese es el punto de partida de lo que ha sucedido despu¨¦s en el PSOE de Andaluc¨ªa, donde la entrada de Mar Moreno en diciembre de 2000 al frente de la vicesecretar¨ªa general y la salida de Jos¨¦ Caballos del ¨¢rea de Pol¨ªtica Institucional, que continu¨® al frente del potente grupo parlamentario, se interpretaron como el inicio de una nueva etapa en sinton¨ªa con la direcci¨®n federal de Zapatero.
Este partido sufre dos meses m¨¢s tarde un zamarreo interno que pone a prueba la pregonada cohesi¨®n, a ra¨ªz de que el vicepresidente tercero y responsable de Pol¨ªtica Municipal de la ejecutiva, el malague?o Rafael Centeno, pronunciara una frase considerada xen¨®foba en el Parlamento y que los socialistas se apresuraron a atribuirla al diputado del PP Mat¨ªas Conde. Se pone en cuesti¨®n entonces determinadas formas de ejercer la pol¨ªtica y empieza a visualizarse nuevos equilibrios internos que en sus dos polos representan Moreno y Caballos.
En el tiempo tambi¨¦n coinciden otros dos hechos que hacen crujir las vigas socialistas: la aplicaci¨®n a trancas y barrancas de la ley de Cajas y una nueva edici¨®n de los conflictos territoriales entre provincias. El b¨¢lsamo que cura la herida lleva por nombre la segunda modernizaci¨®n, en la que los socialistas incluyen la posible reforma del Estatuto de Autonom¨ªa.
La mayor¨ªa absoluta de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en 2000 ha marcado de forma definitiva la trayectoria del PP en Andaluc¨ªa, un partido que ha tenido que jugar a la defensiva para justificar muchas de las pol¨¦micas decisiones del Gobierno en vez de hacerlo a la ofensiva, para intentar articular un proyecto alternativo. La soledad del PP en el Parlamento ha sido evidente, pese a que logr¨® sus mejores resultados en la historia auton¨®mica (46 diputados) y se situ¨® a seis esca?os del PSOE, algo en lo que ni los m¨¢s optimistas de las filas populares confiaban.
En estos cuatro a?os, el PP se ha tenido que acostumbrar al liderazgo de su presidenta, Te¨®fila Mart¨ªnez, mucho m¨¢s difuso que el que ejerc¨ªa su antecesor, Javier Arenas. En el Parlamento, las intervenciones de Mart¨ªnez han suscitado pol¨¦mica tanto por la forma (a menudo muy agresiva) como en el fondo (ha presentado preguntas a Manuel Chaves que no ten¨ªan apenas actualidad y dej¨® escapar la crisis de gobierno que hizo el PA para poner a Antonio Ortega como consejero de Turismo).
El PP ha sufrido crisis internas en varias provincias, en concreto en Huelva, Ja¨¦n, Almer¨ªa y C¨®rdoba. En ¨¦sta ¨²ltima, la direcci¨®n fue destituida de un plumazo y su entonces presidente, Enrique Bellido, expulsado del partido. Unas crisis en las que Mart¨ªnez, a quien le disgustan las cuitas internas, ha preferido delegar en su secretario regional, Antonio Sanz. El principal alivio se produjo tras las elecciones municipales del a?o pasado, cuando consigui¨® el gobierno de seis de las ocho capitales de provincia.
Como el PSOE, y tambi¨¦n el PA, IU inici¨® la legislatura con un congreso, condicionado por la terrible sangr¨ªa de votos y esca?os (m¨¢s de la mitad). Los cr¨ªticos perdieron por poco frente a Diego Valderas, quien, pese a ser el nuevo coordinador, no hab¨ªa conseguido esca?o en la C¨¢mara. Hubo algo de sosiego, pero dur¨® poco, apenas sobrevivi¨® a la primavera de 2001, y en seguida la crisis interna se hizo omnipresente, pues lo ajustado del resultado en la asamblea, lejos de forzar el acuerdo, convirti¨® el debate de la organizaci¨®n en una partida en tablas sin final. Con el l¨ªder fuera del Parlamento, IU ha luchado como ha podido contra la reducida dimensi¨®n de su grupo, y ha alcanzado el protagonismo con el decretazo, la huelga y la guerra de Irak.
Una nueva asamblea andaluza a finales del a?o pasado, con una leve subida de Diego Valderas, puso fin a la legislatura, donde ha brillado ¨²nicamente la originalidad y capacidad para articular propuestas alternativas, sin duda la mejor baza de IU.
La forma en que el PA celebr¨® su ligera subida electoral (de cuatro a cincos esca?os) fue el anticipo de lo que ser¨ªa despu¨¦s su trayectoria. Pedro Pacheco, el candidato, acus¨® al secretario general, Antonio Ortega, de torpedear su campa?a y abandon¨® el partido llev¨¢ndose dos esca?os. Despu¨¦s, Ortega, consejero de Relaciones Institucionales, se pas¨® a Turismo y Deportes para adquirir m¨¢s popularidad, lo que abri¨® una espita con el presidente del partido, Alejandro Rojas-Marcos, que ha aflorado en toda su plenitud ahora, en plena campa?a. Sin embargo, el PA ha amortiguado su crisis con el pacto a la Junta, que le ha servido para tener influencia a trav¨¦s de amplios campos de gesti¨®n.
Esta informaci¨®n ha sido elaborada por Luis Barbero, Lourdes Lucio e Isabel Pedrote.
Pacheco y Pimentel
De las trayectorias internas de los partidos pol¨ªticos en esta legislatura han salido dos nuevas formaciones, fruto de las discrepancias: el Partido Socialista de Andaluc¨ªa (PSA) de Pedro Pacheco y el Foro Andaluz de Manuel Pimentel.
El primero consum¨® su ingreso en el PSA, que se fue gestando mientras ¨¦l dec¨ªa estar en periodo de reflexi¨®n, a finales de 2001. Su estreno fue local, en las elecciones municipales de 2003, donde obtuvo un resultado irregular y disperso. Tras 24 a?os de alcalde de Jerez (C¨¢diz), Pacheco no fue por primera vez la lista m¨¢s votada, posici¨®n que alcanz¨® el PSOE. Sin embargo, un pacto con el PP le permiti¨® seguir en el equipo de gobierno, presidido por la popular Mar¨ªa Jos¨¦ Garc¨ªa Pelayo, lo que, de cara a las auton¨®micas, comprometi¨® de alguna manera el principal mensaje de su nuevo partido: el nacionalismo netamente de izquierdas.
Manuel Pimentel formaliz¨® su baja en el PP en 2003, antes de las municipales, cuando tambi¨¦n decenas de militantes populares abandonaron el partido por el apoyo a la guerra de Irak. Pimentel hab¨ªa sido la mano derecha de Javier Arenas en Andaluc¨ªa, como secretario general del PP-A, y tambi¨¦n ministro de Trabajo. Sus divergencias con la Ley de Extranjer¨ªa y otros postulados del Gobierno hab¨ªan propiciado su marcha. Desde entonces, Pimentel se ha manifestado contrario al PP en casi todas las pol¨¦micas de envergadura.
La coalici¨®n Foro Andaluz surgi¨® tras un lento proceso de debates y peque?os coloquios y se disolver¨¢ tras las elecciones para no mantener una estructura de partido.
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