Un campe¨®n de la esperanza
La desaparici¨®n de Bor¨ªs Trajkovski, el mismo d¨ªa en que su pa¨ªs presentaba en Dubl¨ªn su candidatura al ingreso en la UE, es una terrible tragedia para Macedonia. S¨®lo el futuro revelar¨¢ las dimensiones de la misma. Este joven l¨ªder, procedente de un nacionalismo secuestrado siempre por su violento pasado, hab¨ªa logrado convencer a la mayor¨ªa de los ciudadanos, eslavos y albaneses macedonios, de que juntos eran capaces de construir un futuro de esperanza y liberarse de la maldici¨®n que durante siglos convirti¨® sus monta?as y el valle del r¨ªo Vardar en permanente campo de batalla y miseria. De confesi¨®n protestante en un partido ortodoxo, se convirti¨® en el puente ideal para abrir un proceso de reconciliaci¨®n entre etnias con una larga historia de enfrentamientos.
Trajkovski naci¨® en 1956 en Strumica, en un rinc¨®n que forman las fronteras macedonias con Grecia y Bulgaria, escenario desde la primera guerra balc¨¢nica de inimaginables matanzas. Ingres¨® en los a?os noventa en el VRMO, antigua organizaci¨®n nacionalista guerrillera, que s¨®lo tras su llegada a la presidencia, en 1999, logr¨® zafarse del fanatismo que lo defini¨® desde su creaci¨®n bajo el imperio otomano. En el dif¨ªcil marco de una situaci¨®n econ¨®mica muy grave, fue ante todo Trajkovski, con su capacidad de generar expectativas, quien logr¨® que la guerrilla albanesa de Macedonia entregara sus armas y que el aparato eslavo pusiera fin al hostigamiento de la minor¨ªa. Con pragmatismo, gener¨® esperanza donde s¨®lo hab¨ªa rencor. Fue tambi¨¦n quien llev¨® al Gobierno a j¨®venes capaces, en parte formados en el exterior, y cre¨® firmes lazos con la OTAN y la UE.
S¨®lo cabe esperar que su desaparici¨®n no desate una lucha por el poder que convoque a los fantasmas del pasado. Javier Solana se mostraba ayer desolado, y no era s¨®lo por las buenas relaciones personales que hab¨ªan entablado; tambi¨¦n porque es consciente de que la tragedia es una p¨¦sima noticia para los Balcanes y Europa.
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