El xil¨®fono y el pacto
Cuando escuch¨¦ a la ministra Julia Garc¨ªa Valdecasas, me acord¨¦ de aquellas folcl¨®ricas de anta?o y del galimat¨ªas que eran capaces de enhebrar ante un micr¨®fono en torno a tres palabras, de las que la central era "artista". La salmodia del "yo soy artista" se repet¨ªa entre sinsentidos a?adidos en una combinatoria ininteligible. Las palabras, en el caso de la ministra, eran otras -pactos, asesinos, terroristas-, pero tuve la impresi¨®n de que las somet¨ªa a id¨¦ntica combinatoria y que, como una aut¨®mata, se esmeraba en convertir en discurso una nota de obligado cumplimiento. Hasta que salt¨® el gazapo, claro. Puede ser que no fuera consciente del mismo, aunque yo creo que no fue consciente de absolutamente nada de lo que dijo. Lo del gazapo me parece grave por su contenido, pero lo considero igualmente grave como s¨ªntoma de lo peligrosos que son ciertos discursos y estrategias pol¨ªticas.
Yo les he solido hablar en esta columna, con expresi¨®n algo pedante, del contagio meton¨ªmico. El procedimiento consiste en utilizar el mal para extender su ¨¢mbito por contagio. Naturalmente, el contagio puede ser ilimitado y llegar a alcanzar a quien lo se?ala y se cree a salvo de ¨¦l. Lo hemos visto estos d¨ªas con el asunto Carod, quien ha ofrecido una pieza de oro para poner en marcha una m¨¢quina ya engrasada que, sin embargo, no hab¨ªa hallado ocasi¨®n mejor para probar su eficacia: ETA infecta a ERC, que infecta al PSC, que infecta al PSOE, que infecta al ... PP, por supuesto. El contagio del PP se alcanza a trav¨¦s del Pacto Antiterrorista, de ah¨ª que seamos testigos estos d¨ªas de toda una serie de equilibrios por parte del Gobierno para librarse de la peste sin romper el pacto, en realidad para rentabilizar peste y pacto.
Supongo que ustedes saben lo que es un xil¨®fono. Anta?o, no s¨¦ si ahora tambi¨¦n, hab¨ªa una versi¨®n infantil, simplificada y tosca, de ese instrumento, un juguete para ni?os. El lenguaje que se ha utilizado para esa pol¨ªtica de cuarentena -de contagio- me recuerda a ese xil¨®fono infantil: todas sus piezas parec¨ªan iguales e intercambiables. Los ni?os las aporreaban al albur, a ver lo que sal¨ªa, y la mayor parte de las veces se conformaban con el ruido. Hab¨ªa quienes pretend¨ªan ir m¨¢s all¨¢ y perge?ar una melod¨ªa, aunque con demasiada frecuencia se equivocaban de tecla. Fue lo que le ocurri¨® tambi¨¦n a la ministra Valdecasas con el xil¨®fono de la cuarentena que le hab¨ªan dado para que lo tocara: se equivoc¨® de tecla, y puls¨® "asesinos" cuando no deb¨ªa. Luego lo lament¨®, porque la melod¨ªa le sali¨® algo fachuda, pero, como la mayor¨ªa de los ni?os, se conform¨® con el ruido. Es de eso de lo que se trata: de la confusa bulla. Ella se equivoc¨®, aunque al equivocarse dijo lo que en realidad se suele querer que se entienda.
Hace apenas un mes, yo escrib¨ªa lo siguiente en esta columna: "tendremos que convenir en que el Pacto Antiterrorista termina fijando una centralidad y unos m¨¢rgenes llenos de sospechas en la pol¨ªtica democr¨¢tica. ?Se podr¨ªa pactar con garant¨ªas fuera del Pacto?". No quise seguir m¨¢s all¨¢, pero esa vez no me fall¨® el olfato. El mal, v¨ªa contagio, ha terminado alcanzando al bien, y ha mostrado adem¨¢s las insuficiencias del pacto. Nadie duda de que ¨¦ste ha sido beneficioso en la lucha contra el terror. Sin embargo, dada la plural y leg¨ªtima oferta pol¨ªtica espa?ola, su limitaci¨®n a los dos partidos mayores deja una no desde?able franja del espacio pol¨ªtico expuesta a la marginalidad democr¨¢tica. Bajo la pol¨ªtica de cuarentena, cualquier partido no firmante est¨¢ expuesto a quedar fuera de juego. No hay duda de que lo de Carod es grave y que no lo hubiera podido hacer si su partido hubiera suscrito el pacto, ?pero es motivo suficiente para excluir a su partido de la opci¨®n leg¨ªtima a conformar mayor¨ªas? ?Queda ERC dentro o fuera del sistema democr¨¢tico? ?Y el mal que con su pacto transmite al PSOE en qu¨¦ situaci¨®n deja a ¨¦ste?
Por supuesto, el PP ya se ha apresurado a cuestionar la actitud antiterrorista del PSOE, y su advertencia cuestiona el pacto mismo. Por pura coherencia, el PP tendr¨ªa que romperlo si el PSOE no rompe el suyo con ERC. Llevada al absurdo de sus consecuencias ¨²ltimas, la pol¨ªtica de cuarentena condena a todos los partidos que no sean el que gobierna a la minusval¨ªa pol¨ªtica. A eso o bien a esperar a que el PP pierda la mayor¨ªa absoluta, circunstancia ¨²nica que le permite realizar esta pol¨ªtica del achique pest¨ªfero, del erial democr¨¢tico. Por si acaso, se guarda la ropa y mantiene el pacto. Por si pierde la mayor¨ªa absoluta, y porque ha aprendido a utilizarlo a conveniencia propia. Para apestarte mejor. ?Uf!
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.