Vinagre, ¨®pera y coches de carreras

Una vueltecita por M¨®dena hizo aflorar en m¨ª ese historiador port¨¢til que todos llevamos dentro. M¨®dena, a 39 kil¨®metros de Bolonia, situada en un tramo de llanura delimitada por los r¨ªos Panaro y Secchia y atravesada por la v¨ªa Emilia que abrieron los romanos, se aproxima a los 200.000 habitantes. Habitada desde la prehistoria, la prosperidad lleg¨® a la ciudad gracias al comercio que circulaba por la v¨ªa Emilia.

M¨®dena es capital de una provincia con una superficie de 2.690 kil¨®metros cuadrados. Fortific¨® en la edad media fant¨¢sticas murallas, ocupa un puesto de privilegio en la clasificaci¨®n de renta per c¨¢pita -M¨®dena fue, tras Mil¨¢n, la segunda provincia de Italia, por ejemplo, en 1978- y disfruta hoy de excelentes parques. Al comienzo de esta Liga, el pasado 20 de octubre, tras tres jornadas con victorias consecutivas, su modesto equipo de f¨²tbol, el M¨®dena, ?ocupaba el quinto puesto de la clasificaci¨®n! La alegr¨ªa era tal en la ciudad que el presidente de la Administraci¨®n provincial, Graziano Patuzzi, firm¨® un acuerdo entre la provincia y el Modena Calcio para colaborar en campa?as sociales, que se llevar¨¢n a cabo tambi¨¦n en el estadio, situado a dos pasos del parque de la Piazza d'Armi.

A principios del siglo XX, como siempre y en todas partes, las murallas eran muy bonitas, pero, ay, obstaculizaban el crecimimiento de la ciudad. Pero en M¨®dena hab¨ªa nacido, ya en 1898, Enzo Ferrari, el rey de la velocidad, y como la velocidad y las almenas se llevan a matar, las murallas fueron consideradas como un absurdo obst¨¢culo al crecimiento... ?y se las cepillaron de ra¨ªz! En mi visita a la ciudad no tuve tiempo de investigar si ha sobrevivido, por piedad, alg¨²n pedrusquillo de aquellas murallas en alguna sala perdida de un museo. En cambio, ah¨ª est¨¢n, a pocos kil¨®metros de M¨®dena, instaladas para el viajero interesado, las factor¨ªas de las marcas Ferrari, Maserati y De Tomaso, especializadas en la fabricaci¨®n de coches de carreras. A efectos hisp¨¢nicos, por cierto, hay que recordar que, de una bronca entre Enzo Ferrari y el ingeniero espa?ol Wilfredo Ricard, surgi¨® la marca Pegaso.

En M¨®dena, hasta el clero gasta buen humor y cuenta chistes, como m¨ªnimo, desde el siglo XVI. El sacerdote Orazio Vecchi, magn¨ªfico m¨²sico y poeta, naci¨® en esta ciudad en 1550 y compuso un gran n¨²mero de ¨®peras profanas y de madrigales. Su obra maestra es Anfiparnaso (Alrededor del Parnaso), que alterna comicidad y alto lirismo. Con el terreno ya abonado por la historia, nacen en M¨®dena, en 1935, los reyes de la ¨®pera Luciano Pavarotti y Mirella Freni.

Cuando sal¨ªa para M¨®dena, una voz sabia me dijo: "?La catedral es espl¨¦ndida!". Me call¨¦ lo que pensaba y me dije: "Pero, despu¨¦s de todas las que hemos visto, ?qu¨¦ inter¨¦s puede tener una catedral?". Me equivoqu¨¦ de medio a medio: la catedral rom¨¢nica de M¨®dena, dedicada a san Geminiano, es bell¨ªsima. Y ?qu¨¦ decir de la belleza de la plaza en la que est¨¢ enclavada? En Italia hasta los adoquines de los pavimentos son suaves. Cuando contemplaba los bajorrelieves de la catedral, esculpidos por Wiligelmo, y que ilustran los temas de la Creaci¨®n, la Vida de Ad¨¢n y Eva, y de Ca¨ªn y Abel, cruz¨® en bicicleta por aquellos adoquines tan bien pulidos una mujer con un ni?o sentado en el manillar, y daba la impresi¨®n de que pedaleaba sobre un pavimento de mantequilla helada.

Santa Mar¨ªa Pomposa

A diferencia de Espa?a, donde las iglesias son iglesias, las iglesias en Italia son embriones de discotecas. Con ecos, pues, en los o¨ªdos de canciones de Laura Pausini, Shakira, Eminem y la griega D¨¦spina Vand¨ª, que cant¨® su c¨¦lebre Ipofero, ipofero, ipofero (Sufro, sufro, sufro), y muy pronto Nikola¨ªdis, su marido, fich¨® por el nazareno Atl¨¦tico de Madrid -un equipo para masoquistas-, hago la ruta de Santa Mar¨ªa Pomposa, San Agust¨ªn y San Vincenzo. En Santa Mar¨ªa Pomposa siento la humor¨ªstica tentaci¨®n de recuperar la fe, pero, al final, me limito a recordar este medio verso -o hemistiquio, en terminolog¨ªa de esa sublime ciencia que es la m¨¦trica- del maravilloso poema Infancia y confesiones del poeta barcelon¨¦s Jaime Gil de Biedma: "Hortensias pomposas". No descarto que habr¨ªa podido recuperar la fe si la iglesia, en vez de llamarse Santa Mar¨ªa Pomposa, se hubiera llamado Santa Mar¨ªa Hortensia. Tambi¨¦n son espl¨¦ndidos el palacio Municipal, el palacio Ducal y el palacio de los Museos.

M¨®dena es c¨¦lebre en el mundo por su vinagre bals¨¢mico, que combina la aspereza del enrabietado vinagre con la dulzura del mosto de uva que le confiere un inimitable aroma tan intenso como m¨®rbido. Como corresponde a una ciudad que ha sabido civilizar hasta el vinagre, M¨®dena ha erigido, junto a la catedral, una estatua a su hijo Alessandro Tassoni, nacido en 1565, y autor de la ¨®pera c¨®mica La secchia rapita (El cubo robado), un poema heroico-c¨®mico que, parodiando el Orlando furioso, de Torquato Tasso, cuenta, en 12 cantos en octavas, una batalla medieval entre M¨®dena y Bolonia entablada por f¨²tiles motivos.