Sonimag, la extinci¨®n silenciosa
El sal¨®n de la electr¨®nica muere en silencio deglutido por la Funkausstelung de Berl¨ªn
La definitiva muerte de Sonimag, el sal¨®n ferial que fue el emblema de la electr¨®nica de consumo, ha dejado en la memoria colectiva la huella de lo que pudo ser y no fue. El sal¨®n bienal, que ya en la edici¨®n de 2002 se pospuso y dej¨® de celebrarse al a?o siguiente, ha pasado a la historia sin apenas declaraciones oficiales de la Fira de Barcelona. En la pr¨¢ctica, su clausura se preludi¨® ya en la edici¨®n de 2000, a la que no acudieron Philips y Panasonic, dos de sus hist¨®ricos puntales.
La cita de la electr¨®nica en Barcelona ha sido deglutida por la bienal de Berl¨ªn, la poderosa Funkausstelung, cuya pujanza tambi¨¦n ha dejado en el camino otros cad¨¢veres exquisitos, como los del Festival du Son de Par¨ªs y el Sim-Hifi Internacional de Mil¨¢n. La pol¨ªtica ferial de las multinacionales se decide lejos de Barcelona, y las grandes distribuidoras han encontrado su referente a Alemania.
De la Semana del Cine en Color emergi¨® la idea de crear un sal¨®n de la imagen
En sus mejores tiempos, Sonimag cont¨® con el apoyo de los fabricantes -desde Sony a Panasonic y Pioneer- y, como fruto de este respaldo, alcanz¨® su culmen. Se populariz¨® hasta convertirse en la gran feria a la que el p¨²blico acud¨ªa para comprar el ¨²ltimo modelo de c¨¢mara fotogr¨¢fica o uno de los radiocasetes con los que Akio Morita, el m¨ªtico fundador de Sony, coloniz¨® el planeta entero. En los sesenta triunfaron los radiotocadiscos y en los setenta entraron los ordenadores. Poco despu¨¦s se pusieron de moda los juegos de bolsillo y los mandos a distancia, y al finalizar los ochenta, los equipos de sonido para autom¨®viles. En el momento de su m¨¢ximo esplendor, Sonimag fue el escenario de la guerra por la hegemon¨ªa en el mercado del v¨ªdeo, que enfrent¨® a los sistemas Beta y VHS, y finalmente lleg¨® la popularizaci¨®n del DVD.
Pero, por contradictorio que parezca, el impulso germinal de Sonimag no se produjo en las f¨¢bricas, sino en el mundo del arte, concretamente en el cine. Todo empez¨® cuando, apenas entrada la d¨¦cada de 1960, apareci¨® en Barcelona el Manifiesto del color, el antecedente de la Semana del Cine en Color, que se celebraba en Montju?c bajo el amparo reformista de los ministros del Opus Dei. A pesar de que en el texto del aquel documento "flotaba un toque teol¨®gico", seg¨²n recuerda el catedr¨¢tico de Comunicaci¨®n Rom¨¢n Gubern, el manifiesto apostaba por la creaci¨®n de un festival en el que la imagen en color ser¨ªa la puerta de entrada de un cine de calidad, hasta entonces vetado al p¨²blico espa?ol. Sus autores eran un grupo singular de cineastas, cl¨¦rigos y cr¨ªticos, entre los que se encontraban Fernando L¨¢zaro, Xavier Coma, Juan Manuel Otero, Luis Guarner, Germ¨¢n Lorente y Jordi Grau, entre otros, todos ellos habituales del Cine Club Monterols, auspiciado por la obra de Escriv¨¢ de Balaguer. Algunos de los citados estaban vinculados a la extinguida revista Cuadernos de Cine, publicada inevitablemente por Rialp, que quiso ser la r¨¦plica espa?ola de la exquisita Cahiers du Cin¨¦ma pero acab¨® embarrada en el lustre tecnocr¨¢tico de los aperturistas. En vez de hablar de cine, Cuadernos, coet¨¢nea de Fotogramas, publicaba informes y monograf¨ªas sobre la industria del sector.
Sin apenas propon¨¦rselo, el angosto perfil de la cultura de entonces acab¨® cruz¨¢ndose con los anhelos de expansi¨®n econ¨®mica. Fue un cruce natural y se produjo cuando, en el marco de un debate de la Semana del Cine en Color, emergi¨® la idea de fundar en Barcelona una feria dedicada a la imagen. Sonimag naci¨® as¨ª, como sal¨®n de la imagen que acog¨ªa cine, fotograf¨ªa, ¨®ptica y televisi¨®n; a lo largo de los a?os, fue incorporando especialidades, algunas de las cuales acabaron separ¨¢ndose y fundando nuevos salones monogr¨¢ficos, como Expotr¨®nica (equipos y componentes) y Sonimagfoto.
El modelo ferial de visitantes y distribuidores fue el escaparate de los mejores emprendedores de la ¨¦poca, como Enric Mas¨®, ex alcalde de Barcelona, que populariz¨® la televisi¨®n en color en Espa?a a trav¨¦s de la marca norteamericana Emerson-Kolster; Antoni Punt¨ª, presidente de Pioneer Espa?a, que invadi¨® el mercado con tocadiscos estereof¨®nicos de la marca Vieta; Antonio Asensio (Antena 3); Domingo Jaumeandreu (Sony); Xavier Azn¨¢rez (Sanyo);Vicens Serra (Panasonic), y Joan Maj¨®, ex ministro socialista y actual director de la Corporaci¨®n Catalana de Radio y Televisi¨®n, que form¨® parte del comit¨¦ organizador de Sonimag y apoy¨® al sector desde la Administraci¨®n con la aplicaci¨®n de los PEIN (planes de electr¨®nica e inform¨¢tica).
Ahora, a pesar de que su cierre definitivo se justifica como la consecuencia de la p¨¦rdida de peso de la electr¨®nica en Catalu?a, los industriales del sector son conscientes de que no han sabido desanclar Sonimag. Y no han sabido hacerlo cuando m¨¢s lo necesitaba: en un momento en que el auge de la tecnolog¨ªa digital difumina las fronteras entre las telecomunicaciones, la inform¨¢tica y la propia electr¨®nica.
Hace apenas dos a?os empez¨® la silenciosa clausura del sal¨®n. Desde entonces, la misma Sony, peso pesado del sector y uno de los principales valedores de Sonimag, ha atribuido la suspensi¨®n al hecho de que "los consumidores pueden ver los nuevos productos en grandes superficies y hasta en establecimientos del barrio, sin necesidad de ir a Montju?c", en palabras de uno de los primeros ejecutivos de la compa?¨ªa japonesa.
Por su parte, Antoni Punt¨ª abunda en la tesis que culpa a los distribuidores al explicar: "El sal¨®n se vio muy afectado cuando dejaron de existir los miles de botiguers que iban a la feria a comprar las novedades para surtir sus tiendas de barrio, mientras que, a cambio, aparecieron un centenar de cadenas de distribuci¨®n europeas hacia las que miran los fabricantes".
Sonimag dio sus primeros pasos gracias al impulso de la holandesa Philips y la francesa Thomson, las aut¨¦nticas perlas de la feria en la etapa fundacional. Despu¨¦s llegaron las japonesas, Sony, Sanyo y Matsushita, que hab¨ªan apostado por Catalu?a instalando factor¨ªas de aut¨¦ntico valor a?adido.Y m¨¢s tarde, ya en los noventa, cuando el sureste asi¨¢tico export¨® a Europa los poderosos chebols coreanos, lleg¨® Samsung -de estructura similar a la de sus hom¨®logas Kia, Daevo y Hunday -, una empresa que, como se ha visto recientemente tras el anuncio de cierre en Palau Solit¨¤ i Plegamans (Vall¨¨s Occidental), mont¨® una simple maquila.
Salvo en casos muy visibles, como el de Sony (la factor¨ªa de la multinacional en Viladecavalls -Vall¨¨s Occidental- tiene un peso espec¨ªfico en Europa), el sector ha pasado de la divisi¨®n de honor en materia de investigaci¨®n y desarrollo a las cadenas de ensamblaje.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.