Pasi¨®n por los libros
Mientras se prepara para bibliotecaria, trabaja en un kiosko y no se arrepiente de haber estudiado Filolog¨ªa
El sue?o de Sandra Guerrero es la enorme biblioteca de una ciudad anciana con las paredes forradas de libros. Ese es su destino vocacional, algo que no desconoc¨ªa cuando empez¨® ha estudiar estudiar Filologia Espa?ola. Hoy, transcurrido un a?o ya desde que se licenci¨®, compagina su trabajo de kiosquera en un gran centro comercial de la periferia de Valencia con una colaboraci¨®n en una peque?a biblioteca de su ciudad, Silla. "Cuando inicie mis estudios sab¨ªa que no vivir¨ªa de ellos", explica Sandra, "pero no me importaba porque los hac¨ªa por puro gusto, por aficci¨®n a la literatura". No se arrepiente de haber ocupado cinco a?os en la facultad aunque hoy es el dia que muchas de sus compa?eras le recuerdan que tendr¨ªan que haber estudiado una carrera t¨¦cnica y "ahora tendr¨ªamos trabajo", le espetan. Pero la carrera, con todo, cumpli¨® con creces sus expectativas. Filolog¨ªa -confiesa- "me abri¨® la puertas a autores y t¨ªtulos de todo el mundo, la viv¨ª a trav¨¦s de profesores que se emocionaban explic¨¢ndola". Su experiencia con los libros, no obstante, ha ido m¨¢s all¨¢ de la del lector consciente, s¨®lido: "He trabajado en editoriales, es decir, vendiendo biograf¨ªas por tel¨¦fono", bromea. "Lo pas¨¦ mal", prosigue, "y s¨®lo dure veinte d¨ªas... ofrec¨ªa biograf¨ªas por muy poco dinero y luego, a quienes compraban, les esperaba la visita del comercial con un cat¨¢logo mucho m¨¢s caro... me sentia como si les estuviera enga?ando ya que no pod¨ªa advertirles para no perjudicar a mis compa?eros los comerciales".
Ahora, contin¨²a de una forma u otra relacionada con la literatura desde su peculiar atalaya en un centro comercial. A Sandra la experiencia le est¨¢ gustando y confiesa sentirse a gusto mientras le llega su oportunidad de tener el trabajo de su vida: bibliotecar¨ªa. Detr¨¢s del mostrador ha aprendido tambi¨¦n muchas cosas de los libros. "Me irrita", explica, "ver que la gente compra los libros porqu¨¦ valen un s¨®lo euro y no porqu¨¦ est¨¢n escritos por Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez o cualquier otro gran autor, es una completa frivolizaci¨®n de la cultura". Tambi¨¦n ha comprobado que ya no existen los ladrones de obras que le contaron que hace d¨¦cadas frecuentaban presentaciones y actos literarios, como mucho algunos se llevan revistas porno o publicaciones con regalo. Y algo de los peri¨®dicos y la complejidad de nuestra sociedad: "Hay toda una organizaci¨®n simb¨®lica de la prensa dentro de un kiosko... por ejemplo, los deportivos del Valencia siempre van al medio de los deportivos del Bar?a y el Madrid". Y de los gustos: "Hay peri¨®dicos que invariablemente, como EL PA?S, se agotan... otros me sobran casi todos los ejemplares y casi todos los d¨ªas". El trabajo le deja poco tiempo y ha aprendido a ponerse al d¨ªa con un r¨¢pido escaneado de las portadas de todos los peri¨®dicos. El poco tiempo que le queda lo dedica a leer y de hecho ¨²ltimamente es rara la vez que se desprende de Paula, de Isabel Allende.
El CAP (Curso de Adaptaci¨®n Pedag¨®gica) ha sido otra de sus ¨²ltimas ocupaciones. "Me he planteado dedicarme a la ense?anza", explica, "aunque la verdad y despu¨¦s de haber hecho las pr¨¢cticas en un Instituo no s¨¦ que puedo ense?arles". Recuerda que la mitad del tiempo estaba "llam¨¢ndoles la atenci¨®n, dici¨¦ndoles no hagas eso, deja aquello...". "No creo que sea mi camino", concluye.
?Escribir, tal vez? Sandra no lo tiene claro. "Me lo he planteado alguna vez pero ni siquiera tengo un tema, un eje. Ya veremos".
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