"Fue una pesadilla, nadie escap¨® del terror y la confusi¨®n"
Decenas de pasajeros quedaron atrapados en el metro
A las 7.30 de la ma?ana, Katherine Palacios, de 23 a?os, subi¨® al metro de Madrid en la estaci¨®n de Puente de Vallecas. Cuando ¨¦ste entraba en la estaci¨®n de Atocha-Renfe, se escuch¨® un ruido ensordecedor y el tren se detuvo bruscamente. La mitad de los vagones qued¨® dentro del t¨²nel. Todo era oscuridad y gritos.La gente sucumbi¨® al p¨¢nico, trozos del techo se derrumbaban, grandes pedazos de cemento ca¨ªan sobre los vagones. "Alguien desbloque¨® las puertas y corrimos a trav¨¦s de las v¨ªas, en medio de la m¨¢s completa oscuridad, tropezando mientras hu¨ªamos. Cre¨ªmos que pod¨ªa haber otra bomba dentro de los vagones", cuenta esta colombiana con l¨¢grimas en los ojos. No pudo asistir al Instituto Marco Aldany, donde estudia Peluquer¨ªa. Pero est¨¢ a salvo.
Dos horas m¨¢s tarde a¨²n es presa de los nervios. Sus manos tiemblan sin control. Es afortunada porque sali¨® del atentado con un leve golpe en la cabeza y un m¨®vil partido en dos. "Los guardias de seguridad nos ayudaron a salir de las v¨ªas. Pero estuvimos atrapados como diez minutos, porque las escaleras y pasillos estaban llenos de heridos, muertos, manos y pies desmembrados, arrojados por el suelo, rostros con pedazos de vidrio incrustados... Fue horrible y no sab¨ªamos d¨®nde refugiarnos".
A las 7.40, Pedro Yaguas, vecino de la zona, contempl¨® dos largas columnas de humo sobre el ¨¢rea de apeadero. "A la primera explosi¨®n, sucedieron otras dos. Se esparci¨® un intenso olor a p¨®lvora y una gran cantidad de humo se elev¨® al cielo", cuenta este trabajador de un taller mec¨¢nico, ubicado en la calle Alfonso XII. "El bombazo hizo temblar las ventanas", a?ade.
Mientras tanto, dentro de la estaci¨®n, Katherine buscaba desesperadamente un lugar seguro. Esquivando cuerpos humanos y escombros, tard¨® cerca de veinte minutos en llegar hasta el acceso de la Avenida Ciudad de Barcelona. "Era una pesadilla, nadie escap¨® de la confusi¨®n y el terror. Las paredes estaban resquebrajadas y manchadas de sangre. S¨®lo pens¨¢bamos en correr, pero las escaleras estaban abarrotadas. Nunca pens¨¦ que esto me pasar¨ªa en Espa?a; ni siquiera en Colombia, donde los atentados son el pan de cada d¨ªa."
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