Arco iris de gaviotas
Que los aeropuertos evoquen el vuelo es casi inevitable, y de la TWA de Saarinen al Sondica de Calatrava hay una larga tradici¨®n de terminales en forma de ave; pero que el perfil del nuevo Barajas se asemeje a una bandada de gaviotas resulta tan oportuno que ser¨¢ dif¨ªcil eludir la comparaci¨®n ir¨®nica con el logo del Partido Popular. La que recibir¨¢ el nombre de Terminal 4 del aeropuerto madrile?o, sin embargo, merece ser el s¨ªmbolo arquitect¨®nico de la presidencia de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar por razones m¨¢s sustantivas: el formidable volumen de la inversi¨®n -2.440 millones de euros, incluyendo las dos nuevas pistas-, ejecutada ¨ªntegramente durante sus dos legislaturas, que se han caracterizado por un crecimiento material sostenido; la figuraci¨®n tecnol¨®gica de la obra y su naturaleza de umbral abierto al mundo, factores ambos apropiados para representar un periodo de modernizaci¨®n y globalizaci¨®n de las estructuras econ¨®micas y sociales del pa¨ªs; y, last but not least, la localizaci¨®n en la capital espa?ola, reforzando su centralidad en la red de comunicaciones y expresando eficazmente la voluntad de utilizar Madrid como argamasa frente a las tensiones centr¨ªfugas de la periferia peninsular.
La cubierta alabeada descansa sobre ramas de acero como una gruesa alfombra flotante
El nuevo Barajas nace para convertirse en el gran hub del tr¨¢fico entre Europa y el Atl¨¢ntico Sur
En un plano m¨¢s anecd¨®tico,
la amistad de Aznar con Tony Blair, y la de ¨¦ste con Richard Rogers -autor de la terminal junto con el madrile?o Estudio Lamela-, cierra el c¨ªrculo de la conexi¨®n anglosajona que ha desplazado la pol¨ªtica exterior espa?ola del n¨²cleo de la vieja Europa franco-germana a ese imperioso Atl¨¢ntico Norte que un d¨ªa cristaliz¨® en las Azores. Con todo, el nuevo Barajas nace para convertirse en el gran hub del tr¨¢fico entre Europa y el Atl¨¢ntico Sur, ampliando el papel de nudo de comunicaciones con Am¨¦rica Latina que ya tiene el aeropuerto madrile?o, y que al crecer en su capacidad hasta 70 millones de pasajeros anuales permitir¨¢ manifestar a trav¨¦s de los flujos f¨ªsicos los v¨ªnculos econ¨®micos que enlazan el tejido financiero y empresarial espa?ol con el de los pa¨ªses clave de Am¨¦rica: una presencia transatl¨¢ntica de esa Espa?a de "los nuevos conquistadores" a la que la revista Time dedica su portada del 8 de marzo, y que sumada a la pujanza econ¨®mica, la internacionalizaci¨®n modernizante y el centralismo reactivo simbolizados por el aeropuerto convirtieron Barajas, el pasado 13 de febrero, en el mejor escenario para los amenes de Aznar.
Aunque los aviones no comenzar¨¢n a volar hasta agosto, y la terminal no funcionar¨¢ a pleno rendimiento hasta el 18 de febrero de 2005, la obra civil est¨¢ sustancialmente terminada cuando todav¨ªa no han transcurrido siete a?os de la adjudicaci¨®n del concurso a Rogers y Lamela, un plazo ins¨®lito teniendo en cuenta la magnitud y complejidad de la obra. Siete grandes constructoras agrupadas en uniones temporales (y hasta 776 subcontratas seg¨²n UGT) han ejecutado 1,12 millones de metros cuadrados repartidos en tres edificios: un aparcamiento de 9.000 plazas, una terminal principal de 1.142 metros de longitud y una terminal sat¨¦lite de 927 metros, conectadas bajo las pistas por un tren automatizado, y que dan acceso entre ambas a 84 puertas de embarque. Los dos grandes diques longitudinales -lo mismo que las d¨¢rsenas de conexi¨®n y los segmentos de facturaci¨®n, recogida de equipajes y control- se organizan en diferentes niveles bajo la caracter¨ªstica cubierta de p¨¢jaro en vuelo, que soporta sus ondas reiteradas con una estructura arborescente de hormig¨®n y acero (dispuesta seg¨²n una ret¨ªcula de 9¡Á18 metros), y que permite la iluminaci¨®n natural a trav¨¦s de los lucernarios en las cumbreras y los ca?ones de luz abiertos entre las alas de las gaviotas.
La multiplicaci¨®n interminable de los m¨®dulos, que en el proyecto original formaban una cubierta extrusionada, se ha aliviado en el definitivo mediante una organizaci¨®n en l¨®bulos que disimulan las imperfecciones de ejecuci¨®n y otorgan un amable movimiento ondulatorio al c¨¢lido intrad¨®s forrado de listones de bamb¨² -aunque a costa de tener que recoger las aguas pluviales con un complicado sistema de bombeo, ya que la secci¨®n impide la habitual evacuaci¨®n por gravedad-, procurando tambi¨¦n evitar la monoton¨ªa y desorientaci¨®n propias de edificios de un kil¨®metro de longitud con la policrom¨ªa de la estructura, que, si bien mantiene el amarillo caracter¨ªstico de las vallas o la maquinaria de las obras p¨²blicas en la zona central de las terminales, recorre todos los colores del arco iris a lo largo de su desarrollo: una decisi¨®n inesperada y quiz¨¢ discutible, puesto que la f¨¢cil armon¨ªa del hormig¨®n, el vidrio y el bamb¨² con el pac¨ªfico amarillo del cuerpo medio deviene estridencia en los extremos de los diques; aunque desde luego se podr¨ªa argumentar que este cromatismo encendido de guarder¨ªa o plat¨® televisivo ayuda a orientarse al pasajero, resulta popular por su legibilidad inmediata y se disuelve al cabo en la algarab¨ªa de tiendas que irremediablemente coloniza las terminales.
En Barajas, el perfil sonriente de p¨¢jaro o de labio est¨¢ sostenido por ramas de acero que se bifurcan con naturalidad, y la cubierta alabeada descansa sobre ellas como una gruesa alfombra flotante, m¨¢s r¨ªgida que una lona pero m¨¢s leve que una losa. Esa elegancia ingr¨¢vida justifica perceptivamente la extravagancia estructural de los apoyos, y hace del conjunto un bosque luminoso y ordenado de rara seducci¨®n, atravesado por ca?ones profundos que revelan con riqueza espacial la complejidad superpuesta de la secci¨®n, con los trenes subterr¨¢neos, las cintas vertiginosas que distribuyen los equipajes, los hip¨®dromos de las maletas o los mostradores de facturaci¨®n. Exentos todav¨ªa de la irrupci¨®n invasiva del mobiliario, las tiendas y las mamparas de control, los edificios muestran sus defectos como un rostro bajo los focos, y las inconsistencias de dise?o producidas por un proyecto acelerado se manifiestan con una nitidez que desdibujar¨¢ el ajetreo de la ocupaci¨®n y el uso; as¨ª, las bajantes abruptas en el eje central, los conductos de ventilaci¨®n que suben perpendicularmente hasta perforar la cubierta, los m¨®dulos de servicio que se aproximan agobiantemente a los soportes o el desconcertante dise?o paleoindustrial de las estructuras que sujetan las escaleras mec¨¢nicas y los ascensores-c¨¢psula sorprenden ahora con un protagonismo visual que desaparecer¨¢ con el abigarramiento y la costumbre.
Este proyecto colosal y admi-
rable (el m¨¢s importante del Estudio Lamela y, con el Pompidou y la Lloyd's, el m¨¢s significativo tambi¨¦n de Richard Rogers) sufri¨® en la jornada inaugural la competencia medi¨¢tica de tres grandes bronces de Manolo Vald¨¦s con poemas de Mario Vargas Llosa -adquiridos en algo m¨¢s de un mill¨®n de euros a trav¨¦s de la galer¨ªa Marlborough por el ministro de Fomento, Francisco ?lvarez-Cascos, para decorar la terminal- que en algunos diarios recibieron m¨¢s atenci¨®n que el propio edificio. Las llamadas Tres Damas de Barajas, sin embargo, son unas rutinarias cabezas monumentales de figuraci¨®n tardopop que hacen incluso a?orar el Botero de la terminal actual; y los mon¨®logos inscritos en los rostros de La so?adora, La coqueta y La realista resultan ser unos textos de tan t¨®pico lirismo, con pececillos dorados, abejas rumorosas y p¨¢jaros cantores, que no parecen dignos de su autor. Pero quiz¨¢ el mandato del presidente que ahora se despide resulte adecuadamente representado tanto por la solidez, ambici¨®n y pragmatismo de esta construcci¨®n como por la trivialidad de su n¨²cleo simb¨®lico.
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