El bosque enfermo
La seca de encinas y alcornoques registra cerca de 500 focos en toda Andaluc¨ªa
El decaimiento forestal es un proceso del que se tienen noticias desde comienzos del siglo XX, cuando en diferentes pa¨ªses se anot¨® un anormal deterioro en masas forestales de diferentes especies y, en particular, de aqu¨¦llas compuestas por ¨¢rboles del g¨¦nero quercus. Este s¨ªndrome, que tambi¨¦n ha sido bautizado como seca, se manifiesta en la actualidad en gran parte de Europa, norte de Am¨¦rica y norte de ?frica. En Andaluc¨ªa comenz¨® a revelarse, con especial virulencia, en los a?os ochenta, afectando, sobre todo, a encinas y alcornoques, aunque tambi¨¦n lo sufren quejigos, rebollos e, incluso, especies de matorral mediterr¨¢neo.
Las plantas afectadas muestran signos que revelan una importante p¨¦rdida de vigor, como severas defoliaciones (ca¨ªda anormal de las hojas) o clorosis (se amarillean las partes verdes), proceso que puede conducir a la muerte del ejemplar, a veces de forma s¨²bita.
Tratando de precisar el impacto de este fen¨®meno, la Consejer¨ªa de Medio Ambiente ha realizado un completo inventario de focos en los que se manifiesta esta seca o decaimiento. En toda la regi¨®n se han localizado 465 focos, aunque se sospecha que la incidencia real es mucho mayor, sobre todo en provincias como C¨®rdoba (32 focos), Granada (10) o Ja¨¦n (8), donde la magnitud del inventario no parece corresponderse con los da?os reales observados.
Hongo pat¨®geno
En cualquier caso, y de acuerdo a este an¨¢lisis, la seca afecta sobre todo a las provincias de C¨¢diz (158 focos), Sevilla (146) y Huelva (110). En esta ¨²ltima provincia, y en lo que respecta a la comarca del And¨¦valo, el s¨ªndrome parece estar asociado a la presencia de un hongo pat¨®geno muy destructivo, el Phythophtora cinnamomi, al que vendr¨ªan a sumarse factores clim¨¢ticos adversos y ataques de otros hongos e insectos. Por el contrario, en la franja de Sierra Morena que recorre el norte de Huelva, Sevilla y C¨®rdoba, la enfermedad se vincula, sobre todo, a un cambio en las condiciones ambientales, ya que el clima parece derivar hacia situaciones de mayor aridez, lo que, a su vez, multiplica el ataque de algunos par¨¢sitos. Id¨¦ntica circunstancia motivar¨ªa la seca en las sierras gaditano-malague?as y en las del sector oriental de Andaluc¨ªa, especialmente sensibles a ese cambio clim¨¢tico y, en particular, a la aparici¨®n de golpes de calor.
Por encargo de la Consejer¨ªa de Medio Ambiente, el problema est¨¢ siendo analizado por los especialistas de la Escuela T¨¦cnica Superior de Ingenieros de Montes de la Universidad de C¨®rdoba, con los que tambi¨¦n colaboran expertos del Instituto de Investigaci¨®n Agraria de Madrid y la Escuela de Ingenieros T¨¦cnicos Forestales de la Universidad de Huelva. A juicio de este equipo de trabajo, "el principal factor de incitaci¨®n o detonaci¨®n en los decaimientos de ¨¢rboles del g¨¦nero quercus, como encinas o alcornoques, es la sequ¨ªa".
Pero junto a este claro detonante hay una serie de circunstancias, precisan los especialistas, que predisponen al desarrollo de la seca. Especial incidencia tienen, dentro de este cap¨ªtulo, las pr¨¢cticas selv¨ªcolas que se aplican a las masas forestales andaluzas, y que van desde las podas hasta los descorches, pasando por los desbroces, el laboreo del suelo y el sobrepastoreo.
No siempre estas manipulaciones se efect¨²an de manera razonable, ni siguiendo criterios t¨¦cnicos que garanticen la bondad de las mismas, de tal manera que los ¨¢rboles sometidos a estas pr¨¢cticas pueden verse da?ados hasta el punto de ser vulnerables al temido decaimiento. La selvicultura, bien entendida, se convierte as¨ª en la mejor f¨®rmula de prevenci¨®n.
A los factores que desencadenan la seca y a aquellos otros que predisponen a ella, hay que sumar una extensa n¨®mina de enfermedades que suelen asociarse a este decaimiento, de manera que el s¨ªndrome termina adquiriendo una gran complejidad por la suma de elementos que participan en el mismo. Aprovechando las alteraciones ambientales o el mal estado de los ¨¢rboles, aparecen hongos e insectos capaces de originar da?os de gran envergadura, y cuyo combate exige el desarrollo de tratamientos espec¨ªficos en los que se viene trabajando desde hace a?os.
A la vista de la incidencia de este problema, y las graves consecuencias que puede tener para la supervivencia de las masas forestales aut¨®ctonas, los especialistas de la Escuela T¨¦cnica Superior de Ingenieros de Montes de la Universidad de C¨®rdoba han propuesto la elaboraci¨®n de una estrategia integral de lucha contra los da?os de la seca en Andaluc¨ªa, de manera que pueda acometerse un plan coordinado de trabajo entre las diferentes administraciones y colectivos implicados en esta cuesti¨®n.
sandoval@arrakis.es
Viejos y abandonados
Despu¨¦s de examinar numerosas zonas de encinar y alcornocal repartidas por toda Andaluc¨ªa, los expertos de la Universidad de C¨®rdoba han detectado numerosos problemas relacionados con el manejo de estos ¨¢rboles, circunstancia que hace m¨¢s dif¨ªcil el combate contra la seca. En general se aprecia un notable envejecimiento del arbolado, con ejemplares que han sido explotados de manera intensa durante largos periodos que, en algunos casos, superan los 200 a?os.
Tambi¨¦n es frecuente la ausencia, casi total, de regeneraci¨®n espont¨¢nea, debido al sobrepastoreo o al cultivo agr¨ªcola que ha terminado por invadir los terrenos de vocaci¨®n forestal. Al margen de estos procesos naturales, los propietarios de fincas no siempre se ocupan del reemplazo de los ¨¢rboles m¨¢s viejos o decr¨¦pitos.
Abundan, asimismo, las encinas y alcornoques que muestran da?os parciales o heridas, producto de malas pr¨¢cticas selv¨ªcolas, como podas excesivas o innecesarias. Se anota, por ¨²ltimo, una excesiva acumulaci¨®n de biomasa en numerosos enclaves, ya sea por la falta de cuidados o por el simple abandono del aprovechamiento forestal. Los montes no est¨¢n limpios y esta circunstancia influye tanto en el desarrollo de numerosas enfermedades y plagas como en el riesgo de incendios.
En Andaluc¨ªa, y seg¨²n la Consejer¨ªa de Medio Ambiente, los da?os causados por la seca fueron particularmente intensos durante el periodo de sequ¨ªa entre finales de los a?os ochenta y comienzos de los noventa. Con el retorno de las lluvias, en 1995, se registr¨® una cierta disminuci¨®n de ¨¢rboles afectados, aunque esta tendencia volvi¨® a invertirse a finales de la pasada d¨¦cada y, desde entonces, el problema est¨¢ en clara progresi¨®n.
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