"La ley contra el velo de Francia viola los derechos humanos"
Nunca antes una mujer hab¨ªa desempe?ado el cargo desde su fundaci¨®n, en 1961. Que sea musulmana y asi¨¢tica son otras dos definiciones nuevas en la secretar¨ªa internacional de Amnist¨ªa Internacional (AI). Se llama Irene Khan, tiene 47 a?os y procede de Bangladesh. Mujer menuda y de piel dorada, fue elegida para el puesto pocas semanas antes de los atentados del 11 de septiembre de 2001. "El papel que ustedes desempe?aban se ha venido abajo junto a las Torres Gemelas de Nueva York". Esa aplastante afirmaci¨®n de un alto cargo gubernamental es la que utiliza Khan para resumir el reto que afronta desde entonces el movimiento de defensa de los derechos humanos. "Los Gobiernos no tienen derecho a responder con terror al terror. En nombre de la seguridad, los Gobiernos m¨¢s poderosos han hecho del mundo un lugar m¨¢s peligroso al minar los derechos humanos".
"En momentos de inseguridad creciente, los Gobiernos optan por olvidarse del sistema colectivo de seguridad que representa el derecho internacional y lo socavan"
"Aunque las mujeres pobres no son las ¨²nicas que sufren la violencia, s¨ª son estas mujeres las que est¨¢n m¨¢s expuestas a los riesgos"
"La violencia en el ¨¢mbito familiar es la principal causa de muerte y discapacidad entre las mujeres de 16 a 44 a?os de edad"
"Los pa¨ªses del mundo occidental est¨¢n mucho menos dispuestos a hablar de racismo, refugiados y emigraci¨®n dentro de sus propias fronteras que fuera"
"Estados Unidos est¨¢ claramente en minor¨ªa entre la comunidad internacional en lo que se refiere a la aplicaci¨®n de la pena de muerte"
Musulmana, pero no le cubre la cabeza ning¨²n velo. Habla con voz calma y bajita. Pero en la entrevista concedida a EL PA?S en la sede de AI en Londres, sus reclamaciones y denuncias suenan altas y contundentes: "La ley del velo en Francia viola los derechos humanos", declara.
Pregunta. ?Existe una erosi¨®n de los derechos humanos en nombre de la seguridad?
Respuesta. La erosi¨®n de los derechos humanos en nombre de la seguridad no es algo nuevo, lo vivimos en el Este de Europa durante la guerra fr¨ªa, durante la d¨¦cada de los a?os ochenta en Latinoam¨¦rica y en muchos reg¨ªmenes autocr¨¢ticos y dictatoriales a lo largo y ancho del mundo desde entonces. Sin embargo, lo que es nuevo es la noci¨®n de una doctrina "global" en seguridad, promulgada por los pa¨ªses m¨¢s poderosos de la tierra, que ha minado de forma audaz e impune los derechos humanos. Esto ha puesto de manifiesto nuevos desaf¨ªos, tanto para los activistas de los derechos humanos como para los analistas de la seguridad. Esta doctrina global se expresa en el lenguaje de guerra de la Administraci¨®n de Bush. Al hablar de "guerra", el Gobierno de EE UU est¨¢ denegando la aplicabilidad de los derechos humanos o las libertades civiles, porque, como todo el mundo sabe, en tiempos de guerra las leyes que garantizan los derechos humanos quedan reemplazadas por la ley humanitaria internacional. Pero a la vez emplean el t¨¦rmino "terror", y ah¨ª est¨¢n negando la aplicaci¨®n de la ley humanitaria internacional. Al combinar los dos bajo la controvertida noci¨®n de "guerra contra el terror", lo que se ha creado es un agujero negro legal en el que la Administraci¨®n de Bush echa en una sima de vac¨ªo legal tanto sus obligaciones legales dom¨¦sticas como internacionales. Al complementar esta "guerra contra el terror" con la doctrina de los ataques preventivos, EE UU ha puesto en peligro tanto la seguridad internacional como los derechos humanos. Es ir¨®nico que al profesar la creaci¨®n de un mundo m¨¢s seguro, lo que EE UU y sus aliados han conseguido es minar la mejor forma de seguridad colectiva, que es el mandato de la ley internacional y de los derechos humanos.
P. Tras el 11 de septiembre de 2001 se han librado dos guerras -Afganist¨¢n e Irak- en nombre de la seguridad. ?Es ahora el mundo un lugar m¨¢s seguro?
R. Es un lugar m¨¢s peligroso porque toda una combinaci¨®n de fuerzas ha tratado de mermar los logros obtenidos en el terreno de los derechos humanos durante las ¨²ltimas cinco d¨¦cadas en nombre de la seguridad y el antiterrorismo. Y sin embargo, las restricciones sobre las libertades no se han saldado con mayores dividendos para la seguridad. El mayor ¨¦nfasis sobre la seguridad, lejos de convertir al mundo en un lugar m¨¢s seguro, lo ha hecho m¨¢s peligroso porque se han recortado derechos humanos y se ha socavado el imperio del derecho internacional, porque los Gobiernos se han blindado contra todo escrutinio, porque se han agrandado las divisiones entre pueblos de distinta fe y origen. Adem¨¢s de esto, hemos visto emerger una nueva amenaza, una amenaza para los derechos humanos. La mejor forma de protecci¨®n que tiene la gente son sus derechos. Pero con las nuevas leyes antiterroristas que han sido introducidas, los Gobiernos creen que pueden poner en tela de juicio hasta los derechos m¨¢s b¨¢sicos. Esto es muy distinto de hace unos a?os. Hace tres a?os, ning¨²n Gobierno se habr¨ªa atrevido a permitir la tortura, ning¨²n Gobierno se habr¨ªa atrevido a admitir la detenci¨®n sin cargos, Guant¨¢namo. ?stas son cosas que amenazan a los derechos humanos y que crean inseguridad.
P. Pareciera que tras el 11-S se hubiera aceptado la l¨®gica de que los derechos humanos se han convertido en una moneda de cambio para ganar en seguridad...
R. S¨ª, es una buena definici¨®n de lo que ocurre. Pero como activista a favor de los derechos humanos no creo que ¨¦stos sean negociables. No lo pueden ser. Se lucha por conseguir la seguridad humana. Y para alcanzar la seguridad humana debemos reforzar la protecci¨®n de los derechos humanos.
P. Tras el 11 de septiembre resurgen batallas que se libraron en los a?os sesenta y que se cre¨ªan ganadas.
R. Sin duda, ha habido un retroceso. En momentos de inseguridad creciente, los Gobiernos optan por hacer caso omiso del sistema colectivo de seguridad que representa el derecho internacional y lo socavan. Gobiernos democr¨¢ticos y autocr¨¢ticos aplican medidas draconianas de intromisi¨®n e interceptaci¨®n, de detenci¨®n y reclusi¨®n sin juicio de sospechosos, y de expulsi¨®n de personas sin consideraci¨®n alguna por la suerte que pudieran correr. Estados Unidos sigui¨® manteniendo privados de libertad a prisioneros de la guerra de Afganist¨¢n desafiando el derecho internacional humanitario, ha mirado para otro lado ante la tortura y malos tratos practicados contra sospechosos por sus agentes y aliados, y ha intentado minar la Corte Penal Internacional mediante acuerdos bilaterales. De paso, ha debilitado tambi¨¦n su propia autoridad moral para alzar la voz contra las violaciones de derechos humanos que se cometen en otras partes del mundo.
P. Acaban de presentar un informe muy novedoso para su organizaci¨®n sobre la violencia contra las mujeres en el ¨¢mbito familiar y en situaciones tanto de conflicto como de posconflicto. ?Esta campa?a mundial, que durar¨¢ dos a?os, forma parte de la ampliaci¨®n de objetivos -econ¨®micos, sociales, culturales- que se propuso su organizaci¨®n en la Conferencia de Senegal de 2001 y en la que usted fue nombrada secretaria general?
R. Amnist¨ªa siempre est¨¢ creciendo como organizaci¨®n. Tiene que responder a las necesidades de la sociedad y de las personas. Cuando se cre¨® la organizaci¨®n, la libertad de expresi¨®n era un gran problema; luego, m¨¢s tarde, en los a?os ochenta, empez¨® a centrarse tambi¨¦n en otros temas, ampli¨® luego su trabajo para examinar la situaci¨®n de los refugiados en los a?os noventa, es decir, que AI ha estado evolucionando constantemente. Ahora son otros derechos los que est¨¢n en primer plano, son los derechos de la mujer y los derechos sociales, culturales y econ¨®micos. Adem¨¢s existe una relaci¨®n entre los derechos sociales, culturales y econ¨®micos, y los derechos de la mujer, porque la pobreza es un factor important¨ªsimo en la violencia contra la mujer. Porque aunque las mujeres pobres no son las ¨²nicas que sufren la violencia, s¨ª son estas mujeres las que est¨¢n m¨¢s expuestas a los riesgos.
P. ?Son las mujeres las mayores v¨ªctimas de la violencia?
R. Desde que nacen hasta que mueren, tanto en tiempos de paz como en la guerra, las mujeres se enfrentan a la discriminaci¨®n y a la violencia de Estado, la comunidad y la familia. Durante los conflictos armados, la violencia contra las mujeres suele usarse como arma de guerra para deshumanizarlas o para perseguir a la comunidad a la que pertenecen. Son las estad¨ªsticas de violencia contra las mujeres las que ponen al descubierto la existencia de una tragedia de dimensiones mundiales desde el punto de vista de los derechos humanos. Al menos una de cada tres mujeres ha sido golpeada, obligada a mantener relaciones sexuales o sometida a alg¨²n otro tipo de abusos en su vida. La violencia en el ¨¢mbito familiar es la principal causa de muerte y discapacidad entre las mujeres de 16 a 44 a?os de edad y provoca m¨¢s muertes y problemas de salud que el c¨¢ncer o los accidentes de tr¨¢fico. M¨¢s de 60 millones de mujeres faltan hoy en el mundo a consecuencia de pr¨¢cticas como el aborto selectivo en funci¨®n del sexo y el infanticidio femenino... En Estados Unidos, cada 15 segundos una mujer es agredida por su marido o su compa?ero. Estas estad¨ªsticas son horribles. Y esto est¨¢ ocurriendo hoy, en este d¨ªa y hora. Estas cifras son s¨®lo la punta del iceberg. Porque lo habitual es que se notifiquen menos casos de violencia contra las mujeres de los que se dan en realidad.
P. Amnist¨ªa Internacional sostiene que la causa subyacente de la violencia contra las mujeres es la discriminaci¨®n, que les niega la igualdad respecto a los hombres en todos los aspectos de la vida. ?Restringe el islam los derechos de las mujeres?
R. La culpa no es del islam; la culpa es de la forma en que la religi¨®n es interpretada. La religi¨®n es usada y manejada por razones pol¨ªticas, para conseguir el poder. Creo que ser¨ªa correcto decir que los principios en que se basan los derechos humanos son principios extra¨ªdos de valores humanos b¨¢sicos y que est¨¢n reflejados en todas las religiones del mundo. El concepto de justicia, el concepto de tratar a la gente con respeto, dignidad, son todos principios v¨¢lidos para todas las religiones del mundo. As¨ª que no creo que haya una incompatibilidad inherente entre la religi¨®n del islam y la democracia o los derechos de las mujeres.
P. ?Cree que hay que prohibir el velo en las escuelas p¨²blicas en Francia?
R. La cuesti¨®n de lo que llevan las mujeres o no llevan las mujeres no s¨®lo ocurre en Francia; tambi¨¦n en Arabia Saud¨ª, donde la mujer est¨¢ obligada a cubrirse la cabeza o, de lo contrario, es castigada. Creo que hay que evaluar esta cuesti¨®n en el contexto global. ?Y qu¨¦ es lo que vemos en el contexto global? Lo que vemos es que el cuerpo de la mujer se utiliza de una forma muy pol¨ªtica, para poner asuntos pol¨ªticos sobre la mesa. La posici¨®n de AI se sit¨²a desde la perspectiva de los derechos humanos. Y desde esa perspectiva, la cuesti¨®n del velo suscita cuestiones de libertad de expresi¨®n y de libertad religiosa. Y una mujer debe ser libre de elegir si llevar el velo o no. No debe ser castigada por no llevar el velo. Amnist¨ªa Internacional cree que esa ley viola los derechos humanos. Creemos que una mujer no debe ser obligada a no llevar el velo. Como tampoco obligada a llevarlo. Creemos que la ley francesa tendr¨¢ un impacto discriminatorio sobre las estudiantes, se vulnera su derecho a la libertad de expresi¨®n. Lo que ocurre en Francia es que creo que tenemos que tener cuidado con que el Estado no restrinja el derecho a la libertad de expresi¨®n y a la libertad religiosa.
P. Usted es musulmana, pero no lleva velo.
R. Bueno, creo que es porque soy libre de no llevar velo, puedo llevarlo si quiero, pero tengo libertad de elecci¨®n. Y ¨¦se es el asunto de fondo. De la misma forma que puedo elegir si voy o no voy a la iglesia, o si llevo o no un crucifijo, debo tener la libertad de elegir todo esto. La responsabilidad del Estado es asegurarse de que se puede hacer esa libre elecci¨®n, y que si no me cubro la cabeza no ser¨¦ agredida por nadie.
P. Si tuviera que nombrar al Gobierno m¨¢s hip¨®crita en el respeto a los derechos humanos...
R. Eso es muy dif¨ªcil. Muy dif¨ªcil porque creo que en lo que se refiere a los derechos humanos, la mayor¨ªa de los Gobiernos, o todos los Gobiernos, lo son en alg¨²n momento. Los Gobiernos son pol¨ªticos, toman decisiones pol¨ªticas que violan esos derechos. Tambi¨¦n es cierto que se tiende a mirar de forma distinta el historial propio en materia de derechos humanos y el historial ajeno. Si se fija en el mundo occidental, los pa¨ªses del mundo occidental est¨¢n mucho menos dispuestos a hablar de racismo, refugiados y emigraci¨®n dentro de sus propias fronteras, y mucho m¨¢s dispuestos a hablar de los problemas de los derechos humanos en otros lugares del mundo. En ese sentido se ve que pr¨¢cticamente todos los Gobiernos del mundo mantienen una doble vara de medir. Estados Unidos es famoso por mantener ese doble baremo en lo que respecta a los derechos humanos. Si se fija en la historia de Latinoam¨¦rica y la pol¨ªtica estadounidense en Latinoam¨¦rica o en el historial de Estados Unidos en ?frica, o en Asia durante la guerra fr¨ªa, ver¨¢ el historial de ese doble baremo. La mayor decepci¨®n hoy d¨ªa no es que EE UU mantenga ese doble baremo, ya lo hizo en el pasado, sino que hoy d¨ªa, la Administraci¨®n estadounidense est¨¦ dispuesta a sacrificar los derechos humanos dentro de sus propias fronteras; creo que ¨¦sa es la se?al m¨¢s peligrosa que he visto.
P. Estados Unidos ejecut¨® legalmente a 65 personas el a?o pasado.
R. S¨ª, pero aunque en muchos pa¨ªses siguieron llev¨¢ndose a cabo ejecuciones, el mundo se aproxima a la abolici¨®n universal de la pena de muerte. Lo creo firmemente. La gran mayor¨ªa de las ejecuciones llevadas a cabo en todo el mundo tuvieron lugar en muy pocos pa¨ªses. En 2002, el 81% de las penas de muerte se aplicaron en EE UU, China e Ir¨¢n. Estados Unidos est¨¢ claramente en minor¨ªa entre la comunidad internacional en lo que se refiere a la aplicaci¨®n de la pena de muerte. Hemos visto a los pa¨ªses europeos plantar cara y negarse a extraditar a personas; incluso dentro del contexto de la guerra contra el terrorismo, se han negado a extraditar personas para evitar la aplicaci¨®n de la pena de muerte.
P. ?Qui¨¦n o c¨®mo presionan a Amnist¨ªa Internacional?
R. Es dif¨ªcil que se presione a AI, porque somos independientes, imparciales y no recibimos subvenciones privadas ni p¨²blicas. Aun as¨ª, en muchas ocasiones, partidos pol¨ªticos, grupos de presi¨®n o autoridades tratan de politizar la informaci¨®n que difundimos. Como en el caso de la guerra de Irak, en el que las denuncias de la organizaci¨®n sobre las violaciones de derechos humanos cometidas por el r¨¦gimen de Sadam Husein se presentaban como prueba para justificar la invasi¨®n que posteriormente se llev¨® a cabo, desoyendo las recomendaciones de Naciones Unidas. Esto no puede ser as¨ª. La organizaci¨®n basa su trabajo en los principios del derecho internacional y el derecho internacional humanitario, y no puede permitir que se instrumentalicen sus informes. Trabajamos para conseguir un mundo en el que todas las personas disfruten de los derechos humanos, y eso no admite una politizaci¨®n.
P. ?Qu¨¦ espera AI de los medios de comunicaci¨®n?
R. Somos una organizaci¨®n de personas que trabajan por personas, y buena parte de nuestro trabajo consiste en hacer p¨²blicas las denuncias de las violaciones de derechos humanos que suceden en cualquier lugar del mundo. La visibilidad de esas denuncias consigue resultados eficaces, como parar una ejecuci¨®n, repetir un juicio injusto o liberar a una persona injustamente condenada. Desde este punto de vista, es fundamental que los medios de comunicaci¨®n, como interlocutores de la opini¨®n p¨²blica, den visibilidad a los informes de la organizaci¨®n. S¨®lo de esta forma es posible presionar a los Gobiernos y autoridades para que asuman su responsabilidad a la hora de tomar decisiones a favor de los derechos humanos. En este sentido, ha sido b¨¢sico el apoyo de los medios de comunicaci¨®n a la hora de denunciar casos concretos como el de Safiya Husseini, Amina Lawal, Al¨ª Lmrabet o los espa?oles condenados a muerte en el extranjero Pablo Ibar o Nabil Manakli, por citar s¨®lo algunos de los ejemplos m¨¢s recientes.
P. La campa?a de la secci¨®n espa?ola ante las elecciones generales de hoy en Espa?a ha sido: "Votar¨¦ por un partido que defienda los derechos humanos".
R. Tuvimos una serie de propuestas a los partidos pol¨ªticos para que promovieran en sus programas electorales el respeto a los derechos humanos. Sin embargo, una vez analizados estos programas, nos encontramos con que contienen referencias a los derechos humanos, pero a la hora de concretar los compromisos, las propuestas resultan vagas y vac¨ªas de contenido. Resulta decepcionante que los partidos pol¨ªticos no recuerden, cuando elaboran sus programas electorales, que Espa?a tiene una serie de compromisos internacionales en materia de derechos humanos seg¨²n los cuales deber¨ªa orientarse la actuaci¨®n del futuro Gobierno y oposici¨®n en pol¨ªtica exterior e interior. Espero poder reunirme con los partidos pol¨ªticos en junio, durante mi pr¨®xima visita a Espa?a, y poder discutir con ellos una agenda de derechos humanos para la pr¨®xima legislatura.
P. ?Qu¨¦ denuncia Amnist¨ªa Internacional en Espa?a?
R. Espero discutir con el nuevo Gobierno algunas de las preocupaciones que tenemos con respecto a Espa?a, como el aumento de las denuncias de malos tratos a inmigrantes con tintes racistas, a manos de agentes del Estado o las leyes que restringen las garant¨ªas de los detenidos, especialmente la nueva Ley de Enjuiciamiento Criminal, que prolonga el r¨¦gimen de incomunicaci¨®n a 13 d¨ªas y puede propiciar torturas. Preocupa tambi¨¦n la falta de diligencia estatal en cuanto a los casos de violencia contra la mujer, cuya cifra sigue creciendo escandalosamente en Espa?a, as¨ª como la evidencia de que puede existir una pol¨ªtica de segunda clase para los extranjeros indocumentados, incluidos los menores no acompa?ados, que ven mermados algunos de sus derechos fundamentales en Espa?a. Son igualmente preocupantes para la organizaci¨®n los cr¨ªmenes de ETA.
"Puedo dirigir Amnist¨ªa, pero no puedo heredar en mi pa¨ªs"
LA SECRETARIA GENERAL de la organizaci¨®n de defensa de los derechos humanos m¨¢s importante del mundo no podr¨ªa heredar en su pa¨ªs. "Soy una mujer. Y puedo dirigir Amnist¨ªa Internacional, pero nunca heredar a la muerte de mi padre", relata Irene Khan. "En mi pa¨ªs, los l¨ªderes religiosos nunca lo aceptar¨ªan", denuncia Khan, quien la semana pasada emprendi¨® al frente de su organizaci¨®n una ambiciosa campa?a: acabar con la violencia contra las mujeres. "La violencia contra las mujeres es un c¨¢ncer que va consumiendo por dentro a la sociedad en todos los pa¨ªses del mundo", manifiesta. "A millones de mujeres se las agrede, se las golpea, se las viola, se las mutila, se las mata e incluso se las niega el derecho a nacer", enumera la secretaria general de AI. Para ella, los derechos humanos de hombres, mujeres y ni?os no son vagos ideales. Marcan la profunda diferencia entre una vida digna y una existencia miserable. Y cita a Eleanor Roosevelt, arquitecta, entre otros, de las Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos, para probar que esos derechos son b¨¢sicos y pertenecen a cada ser humano. "?D¨®nde comienzan los derechos humanos?", se pregunta Eleanor Roosevelt. "En lugares peque?os y cercanos a casa. Tan peque?os y cercanos que no pueden ser marcados en ning¨²n mapa del mundo. Es en esos lugares donde cada hombre, cada mujer y cada ni?o busca justicia, igualdad y dignidad sin ser discriminado. Si estos derechos no significan nada en esos peque?os lugares, no tienen sentido en ning¨²n sitio".
Casada con un alem¨¢n y madre de una hija adolescente, Irene (Air¨ªn, pronuncian en ingl¨¦s sus colaboradores) asegura que no ha sentido nunca el racismo en su propia piel. "Soy mujer, musulmana y asi¨¢tica. Pero soy una privilegiada. Y cuando naces como un ser privilegiado debes usar todos tus privilegios para beneficiar a todos aquellos que no los tienen".
Marcada por la guerra civil en su pa¨ªs, y por el conflicto de Irlanda del Norte, adonde se traslad¨® a estudiar -es abogada- huyendo de la violencia en Bangladesh, nadie m¨¢s id¨®neo que Khan para defender los derechos humanos. Tras pasar 21 a?os en el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) decidi¨® dar el salto a Amnist¨ªa en 2001. "En Naciones Unidas trabajaba con las consecuencias de las violaciones de los derechos humanos. Ahora trabajo con las causas".
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