"Me gustar¨ªa saber qui¨¦n me salv¨® para darle... medio abrazo"
El capell¨¢n que perdi¨® el brazo derecho mantiene vivo su temperamento socarr¨®n
Las vendas le cubren las extremidades. El rostro, la cabeza y la espalda los tiene embadurnados de vaselina para mitigar el dolor de las quemaduras. A¨²n as¨ª, el capell¨¢n del hospital infantil Ni?o Jes¨²s, Mart¨ªn Jos¨¦ Sanz Belarra (Baquedano, Navarra, 63 a?os), mantiene vivo su temperamento socarr¨®n.
"Me gustar¨ªa saber el nombre del joven que me socorri¨® y me sac¨® del tren. Era un chico muy fort¨®n. Dos polic¨ªas j¨®venes lo intentaron antes y no pudieron con mis 110 kilos. Me gustar¨ªa darle un abrazo... o medio con el ¨²nico que me queda ?Je, Je!".
En la planta octava del hospital 12 de Octubre donde se recupera, Mart¨ªn bromea con su hermano Agust¨ªn, su cu?ada Mari Carmen y el equipo de cirujanos del Ni?o Jes¨²s que le visita. Hacen gala de su proverbial afici¨®n al picante y al pachar¨¢n que elabora con una f¨®rmula secreta. "?Sab¨¦is que me ha pasado?", les dice a los cirujanos. "Han encontrado un sujetador en la bolsa de pl¨¢stico donde recogieron todos mis enseres personales. Ya me dir¨¦is". Mart¨ªn no es una v¨ªctima com¨²n. No le impresion¨® el atentado. Est¨¢ familiarizado con el dolor y la tragedia. Despu¨¦s de vivir 12 a?os en Colombia y padecer terremotos, accidentes, calamidades, de las que sali¨® indemne, el 11-M ser¨¢ el episodio en el que perdi¨® el brazo derecho. Ese d¨ªa madrug¨® m¨¢s de la cuenta y en lugar de tomar su habitual tren de ?vila de las 8.30 subi¨® al que pasaba en ese momento por la estaci¨®n de Torrej¨®n para desplazarse al Ni?o Jes¨²s.
"Vives solo, tu mujer no va a venir a ayudarte, a ba?arte. No s¨¦ si me hundir¨¦"
"Durante mucho tiempo el PP no ha sido leal. Se han visto cogidos en una bola de fuego"
Vio un fogonazo. Al cabo de unos segundos otro. Sinti¨® que levitaba y apareci¨® sobre las dos chicas que viajaban frente a ¨¦l. Las dos estaban muertas. Se dio cuenta de que el brazo derecho le colgaba. La ropa la ten¨ªa quemada. Pidi¨® socorro. Fue rescatado por el joven fortach¨®n y trasladado al 12 de Octubre en un furg¨®n policial.
Supo que se trataba de un atentado terrorista. Primero crey¨® que era obra de ETA, pero al enterarse de que otros trenes hab¨ªan sufrido explosiones cambi¨® de opini¨®n. "Pienso que todos estos fen¨®menos casi siempre son motivados por la injusticia social que hay en el mundo. Es lamentable y rechazable, pero tenemos que pensar que son una consecuencia de que no hacemos bien las cosas. Personas como yo sin ning¨²n respaldo de nada vamos al trabajo y nos convertimos en noticia. Cuantas m¨¢s personas destruyes la noticia es mucho m¨¢s llamativa. ?Por qu¨¦ llaman la atenci¨®n? Habr¨¢ que saber si es una venganza o si piden un cambio de pol¨ªtica".
Mart¨ªn asegura haber le¨ªdo mucho sobre la globalizaci¨®n, a los fil¨®sofos que profundizan en el an¨¢lisis de ese fen¨®meno. "Cada vez hay m¨¢s pobres, m¨¢s solemnemente pobres y los ricos son cada vez m¨¢s ricos. Entonces deben aplicarse mecanismos correctores porque la liberalizaci¨®n loca a donde nos conduce es a la esclavitud. Si el otro d¨ªa salieron millones a protestar por esta salvajada pues... Tambi¨¦n es una salvajada que la gente beba barro en lugar de agua, que la gente siga muriendo de sida porque los medicamentos est¨¦n tan caros. Son cosas terribles. ?Qu¨¦ van a producir? Pues terrorismo. De alguna manera tienen que gritar y decir "nos estamos muriendo".
Mart¨ªn fue sacerdote claretiano hasta 1995 en que pas¨® a depender de la di¨®cesis de Madrid. Durante los doce a?os que pas¨® en Colombia mont¨® en la zona de Manizales la emisora de radio El C¨®ndor, con la que pretend¨ªa financiar una red de escuelas radiof¨®nicas. El proyecto lleg¨® a contar con financiaci¨®n de Alemania pero se frustr¨®. ?l tuvo que volver a Espa?a para atender a sus padres ancianos. Se licenci¨® en Ciencias de la Imagen para trabajar en radio, la mayor pasi¨®n de su vida, pero ha acabado asistiendo a los ni?os de un hospital infantil y a sus familias.
Ahora ¨¦l es el paciente. Un paciente que a la vista de lo ocurrido cree que el PP no ha actuado con claridad. No ha sabido exponer a la gente los motivos que condujeron a la participaci¨®n del pa¨ªs en una guerra. No participa en ning¨²n movimiento pol¨ªtico, pero no se resiste a afirmar que "durante mucho tiempo el PP no ha sido leal. No ha cumplido sus obligaciones con honradez. Se han visto cogidos en una bola de fuego. Ahora ha sido el pueblo, no los l¨ªderes de otros partidos los que le han dicho que no. ?sa es mi forma de pensar".
Ahora lo ¨²nico que le preocupa es recuperar la salud. Tendr¨¢n que operarle de las fracturas que sufre en su mano izquierda y el pie izquierdo. No cree que necesite ayuda psicol¨®gica, pero s¨ª le preocupa mucho su adaptaci¨®n a manejarse sin el brazo derecho. "Vives s¨®lo. Tu mujer no va a venir a ayudarte, a ba?arte. No se si cuando llegue ese momento me hundir¨¦, pero creo que con mi fortaleza y la ayuda de mis amigos lo superar¨¦".
Mart¨ªn cuenta con decenas de amigos en todo el mundo. Todas las noches que libra pasa dos o tres horas hablando con ellos por radio. Su clave es EA4OG.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.