La cerveza del siglo
La marca sevillana Cruzcampo, que naci¨® como una aventura empresarial de dos hermanos, cumple 100 a?os
El inspector de Sanidad que en 1904 dio el visto bueno a la apertura en Sevilla de la f¨¢brica de cervezas Cruzcampo augur¨® ya el buen ojo de los empresarios. Su informe avala que la factor¨ªa no s¨®lo cuenta con las mejores condiciones, sino que adem¨¢s vaticina que ser¨ªa una industria "de gran futuro y prosperidad". A pesar de los cambios de mano y las fusiones con multinacionales, Cruzcampo sigue siendo una instituci¨®n en la capital andaluza, que acoge a partir de esta semana los actos del centenario.
Los hermanos Tom¨¢s y Roberto Osborne se empe?aron hace m¨¢s de un siglo en que esa bebida llamada cerveza y que hab¨ªan conocido en sus viajes por Europa lo ten¨ªa todo para gustar en Andaluc¨ªa. En 1904 su idea tom¨® forma y fundaron la marca cervecera de los sevillanos.
En sus primeros pasos, los hermanos Osborne tuvieron que luchar contra la cultura del vino, mucho m¨¢s asentada en la Espa?a de principios del siglo XX. "Mi madre, en los a?os cuarenta", cuenta Julio Cuesta, director de Relaciones Institucionales de la empresa en Sevilla, "odiaba ir con mi padre a tomar ese l¨ªquido tan amargo a la cervecer¨ªa de los Jardines de Murillo".
Las dificultades se incrementaron tras la Guerra Civil cuando, empezaron a faltar las materias primas. En esta ¨¦poca, la f¨¢brica permaneci¨® cerrada durante m¨¢s de dos a?os debido al d¨¦ficit de cebada, aunque la plantilla, asegura Cuesta, nunca dej¨® de cobrar.
El tir¨®n definitivo del consumo se produjo ya en la d¨¦cada de los setenta, en medio del despegue econ¨®mico, el auge del turismo y el boom del seiscientos, que pone la playa a tiro de piedra.
La f¨¢brica de Sevilla empieza a no dar abasto y las cr¨®nicas de la ¨¦poca cuentan que algunos concesionarios llegaban a pasar tres d¨ªas en la puerta a la espera de tener producto para cargar. La empresa aprovecha el viento favorable para lanzarse a comprar acciones en otras cerveceras y, en los a?os noventa, se convierte en accionista mayoritaria de marcas como Alc¨¢zar (Ja¨¦n), Industria Cervecera de Sevilla, Juan Teodoro Kutz (San Sebasti¨¢n) y Henninger (Madrid). En 1991, la multinacional Guinness absorbe la marca familiar y en 2000, Heineken compra la empresa. "Pero Cruzcampo en Sevilla ha seguido comport¨¢ndose como una f¨¢brica familiar", sostiene Cuesta.
La factor¨ªa ha mantenido una de las plantillas m¨¢s importantes de la industria sevillana. En sus primeras d¨¦cadas eran apenas 100 los empleados que ten¨ªan que cargar con todo el trabajo, pero se increment¨® a medida que la cerveza iba calando entre los espa?oles. Hoy, la plantilla fija es de 700. "Hay que tener en cuenta que el cocimiento es hoy un operario controlando un ordenador, mientras que antes hac¨ªan falta muchos para mover las calderas. Lo mismo ha pasado con todas las fases de la producci¨®n", advierte Cuesta, quien, insiste en que la tecnolog¨ªa no ha alterado el proceso. "La cerveza depende de procesos tan naturales que no se pueden reproducir de forma artificial", asegura.
Pedir una cerveza en un bar de Sevilla es casi sin¨®nimo de pedir una Cruzcampo. "Yo tuve durante un tiempo un grifo de otra marca que no era andaluza y me di cuenta de que se me hab¨ªan ido clientes", asegura Alfredo Pe?a, que regenta una taberna en el barrio de Nervi¨®n. Vende algunos botellines de otras marcas, pero insiste en que, sobre todo, los clientes sevillanos buscan Cruzcampo. "Si hay dos bares juntos y cada uno vende del tanque una marca distinta, mira cu¨¢l est¨¢ m¨¢s lleno", apunta Pe?a.
Seg¨²n el director de Relaciones Institucionales de la f¨¢brica sevillana, el ¨¦xito de su marca parte de que tiene un punto m¨¢s suave y refrescante que las dem¨¢s. La climatolog¨ªa del sur hace el resto. "Es lo que yo llamo la sociolog¨ªa del consumo de la cerveza", se?ala Cuesta, quien advierte, adem¨¢s, de que la marca apost¨® desde el principio por participar en todos los acontecimientos de la ciudad. Tiene en su haber ser la ¨²nica empresa sevillana que cont¨® con pabell¨®n propio en la Exposici¨®n Iberoamericana de 1929 y en la Universal de 1992.
Pero la marca hace tiempo que traspas¨® las fronteras de la ciudad y ya es una de las diez cervezas m¨¢s vendidas de Europa. Se vende en toda Espa?a y se exporta a m¨¢s de 30 pa¨ªses. Cada d¨ªa se beben en Espa?a 2.613.139 ca?as de Cruzcampo, de las que 1.727.426 las saborean los andaluces. Alrededor de 800 camiones recorren cada d¨ªa las carreteras espa?olas para distribuir la cerveza entre alrededor de 65.000 bares. A lo largo de 100 a?os, la marca ha sabido ganarse a miles de fieles consumidores. En la f¨¢brica todos recuerdan a una mujer que hace no mucho se present¨® con la urna que conten¨ªa las cenizas de su marido para esparcirlas por los jardines de las instalaciones.
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