Lecciones desde un clima fr¨ªo
LA MISMA NOCHE de mi llegada visit¨¦ en su casa al presidente de Islandia, Alafur Ragnar Grimsson, en una vivienda normal y muy acogedora, sin ninguna seguridad aparente. Esa accesibilidad discreta hace que sea un placer hacer negocios en Islandia: imaginad a un jefe de Estado que acceda a recibir a alguien que est¨¢ de paso para hablar en una conferencia sobre la tecnolog¨ªa.
Uno pensar¨ªa que una isla del norte de Europa de un tama?o ligeramente inferior al del Estado de Kentucky (EE UU) ser¨ªa extremadamente homog¨¦nea, y en algunos aspectos s¨ª que lo es: la riqueza est¨¢ repartida de un modo extraordinariamente equitativo, y el 94% de la poblaci¨®n es una mezcla de ascendencia escandinava y celta.
?Cu¨¢nto le costar¨¢ socialmente todo este crecimiento a Islandia? Hoy, el recurso social m¨¢s valioso del pa¨ªs es algo que no puede ser transmitido por la fibra ¨®ptica: la confianza.
Islandia persigue el objetivo de fomentar un compromiso oficial para conectar cada hogar a Internet mediante fibra de alta velocidad para el a?o 2008.
Pero los limitados horizontes de Islandia son tambi¨¦n uno de sus mayores puntos fuertes: debido a que el pa¨ªs es tan peque?o, los islandeses no tienen el dudoso lujo de mezclarse s¨®lo con los de su misma clase. La gente del mundo de la alta tecnolog¨ªa tiene que hablar con los empresarios; los f¨ªsicos se hacen amigos de los farmac¨¦uticos; las bailarinas de ballet conocen a los que leen los contadores, y, tal y como me sucedi¨®, mi taxista era conocido del anterior presidente, con quien estudi¨® literatura.
Todas estas interrelaciones contribuyen a que existe una sociedad inusualmente creativa, dice Grimsson. Cit¨® el n¨²mero de libros nuevos publicados cada a?o en Islandia: m¨¢s de 1.000, o lo que es lo mismo, uno por cada 250 personas (en Estados Unidos es m¨¢s o menos un libro por cada 5.000). Hay unos 30 teatros de aficionados s¨®lo en la capital del pa¨ªs, Reykjavik.
El orden del d¨ªa consist¨ªa en c¨®mo pod¨ªa Islandia interesar al mundo, continuando el desarrollo de su infraestructura tecnol¨®gica. Uno de los objetivos de la conferencia era el de fomentar un compromiso oficial para conectar cada hogar a Internet mediante fibra de alta velocidad para el a?o 2008.
Es una posibilidad realista dado el reducido n¨²mero de habitantes, y un objetivo digno de elogio, en una sociedad en la que la tasa de alfabetizaci¨®n es del 99,9% y el 75% de la poblaci¨®n es actualmente internauta.
A¨²n m¨¢s interesante es el impacto social: a medida que Islandia se va integrando con el resto del mundo, una mayor conectividad acelerar¨ªa esa integraci¨®n.
En Digital Reykjavik establec¨ª unas analog¨ªas con mi experiencia en la Europa del Este. Al igual que a las empresas de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo de esas regiones, a las empresas de Islandia les falta experiencia en mercadotecnia y ventas.
Adem¨¢s, resulta muy sencillo recibir atenci¨®n en Islandia, donde b¨¢sicamente no existe nada similar a una llamada fr¨ªa: pr¨¢cticamente todo el mundo conoce a todo el mundo o puede llegar al otro mediante un amigo com¨²n. Del mismo modo, a los empresarios de Islandia no se les suele dar bien el perfeccionamiento y la elaboraci¨®n de las estructuras corporativas.
Como les dije a mis colegas, no existe ninguna soluci¨®n m¨¢gica para estos retos. Es muy f¨¢cil decir que uno s¨®lo tiene que seguir el buen ejemplo de las empresas que destacan en algo: Apple, Sony, Intel... Pero uno tambi¨¦n necesita la sabidur¨ªa para discernir qu¨¦ ejemplos seguir, dado que la mercadotecnia se basa en la diferenciaci¨®n, y no en la imitaci¨®n, y hay que estar dispuesto a afrontar el cambio: la estrategia que le proporcionan a uno 10 personas no le har¨¢ conseguir otras 100.
A pesar de que ciertamente soy una defensora de la mejora de vida a trav¨¦s de la tecnolog¨ªa, debo admitir que albergo algunas reservas, a medida que este pr¨®spero pa¨ªs prosigue su integraci¨®n en la econom¨ªa global. Existe la opini¨®n de que el progreso material es un impulso innato; la gente siempre quiere m¨¢s... de lo que sea. Y ciertamente el af¨¢n de conectarse al amplio mundo exterior es algo natural; pero nadie parece estar hablando de los costes. ?Cu¨¢nto costar¨¢ todo este crecimiento a Islandia, no en recursos materiales sino en consecuencias sociales? En la actualidad, el m¨¢s valioso recurso social del pa¨ªs es algo que no puede ser transmitido a trav¨¦s de la fibra ¨®ptica: la confianza.
Esto es algo tan poco com¨²n en el mundo desarrollado que tenemos que buscar programas para suplirlo, utilizando herramientas de interconexi¨®n social mediante redes para relacionarnos con amigos y socios supuestamente "dignos de confianza". Puede que andemos por mal camino cuando buscamos en Internet aquello que podemos encontrar cerca de nosotros. Desafortunadamente, no creo que Islandia tenga suficiente confianza como para abastecer al resto del mundo; es m¨¢s probable que el resto del mundo infecte a Islandia, y puede que despu¨¦s de todo alg¨²n d¨ªa el presidente necesite una falange de guardias de seguridad.
En definitiva, el mensaje que ofrec¨ª a Islandia fue el siguiente: es importante saber lo que uno tiene, para poder tener alguna esperanza de conservarlo. Aconsej¨¦ a los que asistieron a Digital Reykjavik que no se precipitaran en hacer todo electr¨®nicamente y de golpe, sino que reservaran un poquito de su tiempo para los amigos en persona. Un consejo que a todos nos puede venir bien.
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