Monti contra America S.A.
El 'caso Microsoft' es el ¨²ltimo ejemplo del enfrentamiento del comisario europeo con las mayores corporaciones de EE UU
General Electric es el primer grupo industrial del mundo y n¨²mero uno por beneficios. Microsoft est¨¢ en el 95% de los mercados del orbe y es n¨²mero uno por capitalizaci¨®n burs¨¢til. Coca-Cola es sin¨®nimo de Estados Unidos, probablemente la marca m¨¢s conocida del globo, cuyas latas rojas han aparecido abandonadas en islotes desiertos del Pac¨ªfico. En com¨²n tienen el ser multinacionales americanas e incuestionables l¨ªderes gal¨¢cticos, y el haberse estrellado contra la Comisi¨®n Europea. La ¨²ltima, Microsoft, que esta semana ha sido condenada por Bruselas por aprovechar su posici¨®n de cuasi monopolio mundial para ahogar cualquier competencia.
"El que una compa?¨ªa sea multinacional no nos preocupa", asegura Monti. "Defendemos los intereses del consumidor europeo"
La Comisi¨®n ha impuesto a Microsoft una multa de 497 millones de euros, un 8% de su facturaci¨®n en Europa, Oriente Medio y ?frica
El jefe de la mayor¨ªa republicana en el Senado, Bill Frist, ha bramado contra la "rid¨ªcula exigencia de un Gobierno extranjero"
La colisi¨®n frontal de voluntades y estrategias entre el Ejecutivo comunitario y Microsoft se hizo inevitable, y cinco a?os de discrepancias alcanzaron su cl¨ªmax el pasado mi¨¦rcoles. Como siempre ocurre en los grandes momentos, las televisiones tomaron al asalto la normalmente gris y civilizada sala de prensa de la Comisi¨®n para ver disparar a Mario Monti, responsable de velar por la Competencia en la Uni¨®n, contra el gran Bill Gates, el hombre m¨¢s rico del mundo, salido de la nada para construir un imperio sin el que hoy no se concebir¨ªa el mundo.
General Electric, Coca-Cola, Microsoft... ?Tiene algo la Comisi¨®n contra las multinacionales de EE UU? "En absoluto. El que una compa?¨ªa sea multinacional o nacional no nos importa lo m¨¢s m¨ªnimo. Ni deber¨ªamos tener en cuenta la nacionalidad de una empresa", responde Monti, visto como un intervencionista totalitario desde el otro lado del Atl¨¢ntico. "Lo que hacemos es defender los intereses del consumidor europeo".
El comisario pone como ejemplo de la catolicidad de sus actuaciones la multa de 19,7 millones de euros impuesta a la francesa Michelin en 2001 por abusar de su posici¨®n dominante en el mercado franc¨¦s con ¨¢nimo de expulsar a sus rivales del mercado. O los 572 millones que oblig¨® a devolver al Estado a la germana Deutsche Post, en 2002, por ofrecer servicios de paqueter¨ªa a precio inferior al de coste, con lo que pretend¨ªa evitar que otros entraran en el negocio. "En el caso de Deustche Post actuamos a petici¨®n de UPS, que es americana", subraya Monti.
Tambi¨¦n fue Pepsi-Cola la que busc¨® el amparo de la Comisi¨®n en 1999 contra presuntas trapacer¨ªas de Coca-Cola, acusada de pactar con distribuidores de Alemania, Austria, B¨¦lgica, Dinamarca y Reino Unido la colocaci¨®n de sus bebidas en lugares de privilegio en las estanter¨ªas de los mercados, en detrimento de los l¨ªquidos de la competencia. Es un caso que avanza hacia una resoluci¨®n que algunos medios han adelantado ser¨¢ contraria a la firma de Atlanta.
A un ajuste de cuentas entre compa?¨ªas de Estados Unidos responde tambi¨¦n el ¨²ltimo contencioso. Sun Microsystems denunci¨® en 1998 a Microsoft ante la Comisi¨®n por negarse a suministrar la informaci¨®n que permitir¨ªa dialogar a los programas de sus productos con el entorno de Windows. La subsiguiente investigaci¨®n de Bruselas revel¨® que no era Sun la ¨²nica que hab¨ªa recibido el no de Gates. Ante la sospecha de encontarse s¨®lo con la punta del iceberg, la Comisi¨®n decidi¨® en 2000 ampliar la investigaci¨®n a los efectos de la integraci¨®n del lector digital Media Player en el omnipresente Windows. Lo descubierto no gust¨® a Monti. "Microsoft es excluidora por naturaleza, erige barreras artificiales en el mercado con vistas a extraer m¨¢s beneficios en el futuro. Impide que haya innovaciones que beneficien al consumidor", asegura el comisario.
Cambios en tres meses
Deseoso de restaurar la competitividad en el mercado y favorecer la innovaci¨®n, Monti recomend¨®, y la Comisi¨®n acept¨®, que en un plazo de 120 d¨ªas Microsoft proporcione a la competencia la informaci¨®n necesaria para que sus productos puedan hablar debidamente con el dominante Windows y que, antes de 90, ofrezca un Windows sin el Media Player. Adem¨¢s, la compa?¨ªa de Gates deber¨¢ pagar una multa de 497 millones de euros. La cantidad supone el 1,62% de la facturaci¨®n global de Microsoft y el 8% de sus cuentas en el ¨¢rea Europa, norte de ?frica y Oriente Pr¨®ximo (EMEA). Microsoft hace el 30% de su negocio en Europa.
"No estamos expropiando la propiedad intelectual. Tampoco estamos creando precedentes legales ni en Estados Unidos ni en Europa", dice Monti. "Estamos garantizando simplemente que quien desarrolle un nuevo software tenga la oportunidad de competir en el mercado. Estamos diciendo que los consumidores y los fabricantes de ordenadores deben ser quienes decidan qu¨¦ reproductor multimedia quieren en sus ordenadores. Ellos deben decidir, no Microsoft".
El caso sigue la estela del planteado en 1997 por el Departamento de Justicia y los fiscales generales de 20 Estados norteamericanos contra las pr¨¢cticas monopolizadoras de Microsoft. El asunto qued¨® medio resuelto en 2002 con un pacto que no ha dado el resultado apetecido. "Hemos sido muy cautos sobre la calidad del proceso de toma de decisiones", explica Monti, con aire defensivo. "No debe ser considerado como un conflicto entre Estados Unidos y Europa. Pod¨ªamos haber impuesto medidas de alcance global, pero no lo hemos hecho en deferencia a las autoridades reguladoras de Estados Unidos y de otros pa¨ªses".
El detalle de la deferencia no ha sido apreciado en Washington, donde no ha gustado la nueva intervenci¨®n de Monti. El jefe de la mayor¨ªa republicana en el Senado, Bill Frist, ha bramado contra "la rid¨ªcula exigencia de un Gobierno extranjero". El Financial Times publicaba el viernes que al menos 40 congresistas y senadores han criticado la decisi¨®n de Monti, y citaba al republicano John Esign: "La decisi¨®n de la Comisi¨®n costar¨¢ miles de trabajos aqu¨ª, precisamente cuando m¨¢s los necesitamos".
Ya en verano de 2001, el comisario ech¨® abajo la adquisici¨®n de Honeywell por General Electric, una operaci¨®n 42.000 millones de d¨®lares contra la que nada hab¨ªan objetado los responsables antimonopolio de Estados Unidos. A la Comisi¨®n Europea le pareci¨® que la fusi¨®n de los dos grupos americanos acabar¨ªa por crear un monopolio de hecho en la fabricaci¨®n de motores para aviones y exigi¨® condiciones de desinversi¨®n que no fueron de recibo para Jack Welch, el mago de la gesti¨®n que hab¨ªa llevado a General Electric a la cumbre y pospuso un a?o su jubilaci¨®n para rematar la toma de Honeywell. La no aprobaci¨®n de la operaci¨®n por Bruselas est¨¢ recurrida por General Electric ante el Tribunal de Primera Instancia de Luxemburgo.
George Bush manifest¨® entonces discretamente su desagrado con el t¨¢bano de Monti y el senador John Rockefeller amenaz¨® por escrito con represalias en el negocio aeroespacial transatl¨¢ntico. La sangre no lleg¨® al r¨ªo. Ahora, desde Washington se alerta sobre el peligro de lo que se interpreta como una estrategia dirigida a proteger a los competidores, en vez de la competencia, que puede terminar en menoscabo de la innovaci¨®n y perjuicio de los consumidores. "Una verdadera pol¨ªtica antimonopolio debe evitar que se frene la innovaci¨®n y la competencia incluso por compa?¨ªas dominantes", se le¨ªa en un comunicado emitido por el Departamento de Justicia.
El razonamiento de Monti es distinto. "Cuando los competidores son expulsados del mercado, hay menos elecci¨®n, menos innovaci¨®n y precios m¨¢s altos", dice el que fuera profesor de Econom¨ªa antes de ser llamado a Bruselas hace ocho a?os.
Es un choque cultural. Monti, y por extensi¨®n no pocos europeos, "no se sienten nada c¨®modos con la visi¨®n darwinista de la competencia" que es consustancial al american way of life, dice en The Wall Street Journal William Kolasky, que tuviera responsabilidad en la lucha contra los monopolios en el Departamento de Justicia y hoy trabaja en un bufete de Washington especializado en la materia.
Las empresas de Estados Unidos saben que compiten a muerte por el mercado y que el intocable es el consumidor. Es una lucha total en la que vale todo menos perjudicar a quien paga, porque las consecuencias pueden ser oneros¨ªsimas. La compa?¨ªa que fracasa no espera ayuda. En la meca del capitalismo y de la iniciativa privada llama la atenci¨®n que en Europa suscite alarma la dominaci¨®n del mercado por un competidor ultra agresivo, en especial si es americano, y que la autoridad reguladora intervenga para evitar que la lucha tenga su resultado natural. Alg¨²n comentarista, simplificando hasta la caricatura, mantiene: "Microsoft es un ganador. Y a la Uni¨®n Europea no le gustan los ganadores. Punto".
El duro trago del Tribunal de Luxemburgo
Microsoft va a recurrir la decisi¨®n de la Comisi¨®n ante el Tribunal de Primera Instancia de Luxemburgo, que dirime las discrepancias entre Bruselas y las compa?¨ªas. Es un juego de alto riesgo para Mario Monti, que esta vez cree haber tomado todas las medidas para evitar repetici¨®n de cuatro embarazosas desautorizaciones previas en casos en los que estaban en juego del orden de los 9.000 millones de euros.
"Conf¨ªo en que la decisi¨®n va a aguantar ante el Tribunal", dice el comisario. Cinco a?os de investigaciones han ido aquilatando al mil¨ªmetro el caso
Microsoft, cuya recomendaci¨®n sancionadora final cuenta con el aval de los representantes antimonopolio de los 15 Gobiernos de la Uni¨®n Europea.
"Errores, omisiones y contradicciones en el razonamiento econ¨®mico de la Comisi¨®n" llevaron en octubre de 2002 al Tribunal de Luxemburgo a anular dos decisiones de Monti: el veto a la compra por Schneider Electric de su rival Legrand por 5.400 millones de euros, y la negativa a aceptar que la sueco-suiza Tetra Laval se hiciera con la francesa Sidel a cambio de 1.700 millones. Tras el fallo del tribunal, Tetra Laval opt¨® por consumar la operaci¨®n, pero Schneider prefiri¨® reclamar da?os y perjuicios por 1.500-1.600 millones de euros, la mayor indemnizaci¨®n exigida hasta la fecha a Bruselas.
Monti apenas llevaba seis d¨ªas al frente de Competencia cuando en 1999 tuvo que anunciar, siguiendo el trabajo de su predecesor, Karel Van Miert, el veto a la fusi¨®n de los turoperadores brit¨¢nicos Airtours y FirstChoice por 850 millones de libras. Lo hizo con gusto: los directivos de empresas no iban a ser quienes decidieran sobre fusiones y controles en Europa, dijo. Aquel primer no de Monti fue desautorizado en Luxemburgo en junio de 2002, con lo que el Tribunal pon¨ªa fin a 13 a?os de asentimiento a las decisiones de la Comisi¨®n. MyTravel, nuevo nombre de AirTours, reclama ahora a la Comisi¨®n 518 millones de libras.
En octubre, el Tribunal de Primera Instancia sentenci¨® que era ilegal la multa de 273 millones de euros que Monti hab¨ªa impuesto a un cartel de 15 navieras porque el grupo no hab¨ªa sido debidamente escuchado por la Comisi¨®n. El resultado del anunciado recurso de Microsoft ir¨¢ siempre asociado a Monti, que antes conocer¨¢ el juicio que al Tribunal le merece su veto a la adquisici¨®n de Honeywell por General Electric. El primer grupo industrial del mundo defender¨¢ sus razones ante el tribunal a finales de mayo. La sentencia definitiva llegar¨¢ a finales de a?o. Monti dejar¨¢ Bruselas en octubre.
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