Sobrecogedor

La producci¨®n de Peter Grimes de La Monnaie de Bruselas, escenografiada por el pintor escoc¨¦s John MacFarlane y dirigida teatralmente por Willy Decker, se estren¨® en 1994. En una d¨¦cada se ha convertido en un punto de referencia de una determinada manera de hacer ¨®pera, la que combina de una forma ejemplar los valores musicales y los teatrales, la tradici¨®n y la modernidad, la ¨¦tica y la est¨¦tica, el coraz¨®n y la cabeza, el estilo y la idea. En su periplo viajero pas¨® por el Real en la primera temporada despu¨¦s de la reapertura. Ahora ha llegado a Bilbao.

Conmueve a¨²n m¨¢s, si cabe, fundamentalmente por la direcci¨®n musical incisiva y l¨ªrica del japon¨¦s Kazushi Ono. Es un trabajo de relojer¨ªa, que se instala en la perfecci¨®n. Al alt¨ªsimo nivel orquestal, a la brillante pujanza coral y al equilibrio del reparto vocal, se une una puesta en escena escalofriante en la sencillez de su belleza pl¨¢stica, con un impresionante trabajo de direcci¨®n coral tanto en la expresividad como en la maestr¨ªa del movimiento. Lo verdaderamente conmovedor es que se sit¨²an siempre en primer plano los conflictos de los personajes en relaci¨®n con ellos mismos y con su entorno. Conviven plenamente la desgarradora emoci¨®n y la sutil reflexi¨®n, elev¨¢ndose el drama por encima de los valores naturalistas para alcanzar la eternidad de la tragedia.

El magnetismo de la representaci¨®n es irresistible. Nueve representaciones en Bruselas durante este mes han favorecido una puesta a punto ideal para la presentaci¨®n en Bilbao. Pocas veces van a leer a este comentarista recomendar de una manera tan rotunda un espect¨¢culo l¨ªrico. De verdad, no se lo pierdan por nada del mundo. La ¨®pera demuestra en realizaciones como ¨¦sta por qu¨¦ es el mayor espect¨¢culo del mundo, el m¨¢s completo, el m¨¢s profundo, el m¨¢s humano, el m¨¢s hermoso, el m¨¢s complejo, el m¨¢s emotivo, el m¨¢s desasosegante.