La ambici¨®n visual de Stanley Kubrick
Francfort reconstruye en dos exposiciones el mundo del creador de '2001. Una odisea del espacio'
"Si algo puede ser escrito o pensado, tambi¨¦n puede ser filmado". La frase es de Stanley Kubrick (Nueva York, 1929- Londres, 1999) y sintetiza como pocas otras la inconmensurable ambici¨®n de un creador que con tan s¨®lo 13 pel¨ªculas ha marcado la historia del cine. La cita es el hilo conductor de la primera exposici¨®n sobre la vida y la obra del realizador, abierta ayer al p¨²blico en Francfort. No bast¨® un solo espacio para exhibir hitos como el modelo del ordenador HAL de 2001. Una odisea del espacio o recrear el estilizado bar de La naranja mec¨¢nica; ¨¦ste es un proyecto conjunto entre el Museo Alem¨¢n de Cine y el Museo Alem¨¢n de Arquitectura. Ambos edificios est¨¢n puerta con puerta y entre ellos ha sido colocado un liso y negro monolito kubrickiano.
La muestra, que estar¨¢ abierta hasta el 4 de julio, fecha de las fiestas patrias estadounidenses, s¨®lo fue posible gracias a la estrecha cooperaci¨®n con Christine Kubrick, viuda del cineasta fallecido repentinamente el 7 de marzo de 1999, en St. Albans, cerca de Londres. Kubrick abandon¨® EE UU en 1961 y desde entonces resid¨ªa en el Reino Unido. Christine, que el martes por la noche asisti¨® a la inauguraci¨®n oficial de la exposici¨®n, es alemana: ambos se conocieron durante el rodaje en este pa¨ªs de Senderos de gloria (1957), un manifiesto f¨ªlmico contra la perversi¨®n de la Primera Guerra Mundial y sus generales, dispuestos a enviar a la muerte segura a los soldados. Fueron Christine y su hermano Jan Harlan, durante muchos a?os asistente de producci¨®n de Kubrick, quienes abrieron las puertas de la mansi¨®n de St. Albans al Museo Alem¨¢n de Cine. Su archivero, Bernd Eichhorn, se top¨® all¨ª con un verdadero tesoro: monta?as de fotograf¨ªas, documentos, maquetas, disfraces, objetos y c¨¢maras, suficientes para realizar no una, sino 10 exposiciones.
Ocho meses le tom¨® a Eichhorn hacer un primer registro del archivo y seleccionar lo que enviar¨ªa a Francfort. Para comenzar, ah¨ª est¨¢n los iconos que cualquiera que haya visto las pel¨ªculas de Kubrick reconocer¨¢: el traje del simio que arroja el hueso con el que acaba de matar, en 2001. Una odisea del espacio; los vestidos de las ni?as gemelas y un modelo del laberinto que enloqueci¨® a Jack Torrance (Jack Nicholson) en El resplandor; el kit de supervivencia que aparece en Tel¨¦fono rojo, ?volamos hacia Mosc¨²?; un casco militar de La chaqueta met¨¢lica; la estilizada vestimenta de Alex (Malcolm McDowell) en La naranja mec¨¢nica, y las m¨¢scaras de Eyes wide shut, ¨²ltima pel¨ªcula de Kubrick.
Perfeccionista
Son referencias emblem¨¢ticas todas porque detr¨¢s estaba la obsesi¨®n de un perfeccionista, alguien que tradujo en un lenguaje propio su ¨ªntimo conocimiento de la arquitectura, el arte y la literatura. Kubrick, por poner un ejemplo, dedic¨® meses de su vida a estudiar revistas de dise?o de las que extrajo su propia s¨ªntesis visual de los a?os sesenta, en La naranja mec¨¢nica. "Fue un director altamente visual. Sus ra¨ªces est¨¢n en la fotograf¨ªa. Son legendarias sus innovaciones en materia de t¨¦cnicas de c¨¢mara y efectos especiales, y nadie lo ha igualado en la puesta de escena del espacio delante de la c¨¢mara", explican los organizadores de la muestra.
Y si Kubrick demostr¨® que lo susceptible de ser escrito o pensado puede ser filmado, los dos museos de Francfort prueban que lo filmado tambi¨¦n puede ser expuesto. La exposici¨®n se estructura en 13 ambientes, el mismo n¨²mero de largometrajes rodados por Kubrick. En cada uno de ellos se propone al visitante una experiencia singular del espacio. Son dos las salas dedicadas a Eyes wide shut, una de ellas iluminada de azul y la otra anaranjada, realidad y sue?o. Los decorados blancos de La naranja mec¨¢nica fueron realizados por expertos del Museo de Arquitectura; mientras que en la pesadilla de El resplandor se cita un trabajo del artista de v¨ªdeo Bill Viola. El impacto sobre el espectador es a¨²n mayor una vez que en la gu¨ªa de audio se reconoce la voz de Malcolm McDowell, el temerario protagonista de La naranja mec¨¢nica.
Atenci¨®n especial merece el ingenio t¨¦cnico: el visitante puede echar un vistazo a trav¨¦s de aquella lente Zeiss con la que Kubrick logr¨® filmar Barry Lindon, una pel¨ªcula en la que la ¨²nica iluminaci¨®n artificial es la luz de las velas, o hacerse una idea precisa de la t¨¦cnica de proyecci¨®n frontal que posibilit¨® el monumento f¨ªlmico de 2001. Una odisea del espacio. Adem¨¢s, quienes recorren esta exposici¨®n se van convirtiendo en verdaderos voyeurs, ya sea cuando ocupan el lugar de Tom Cruise en Eyes wide shut y miran por un agujero en el que descubren una reproducci¨®n de El jard¨ªn de las delicias, de El Bosco, o cuando, con una lupa, esp¨ªan las poses de Sue Lyon, la Lolita de la hom¨®nima adaptaci¨®n de la novela de Nabokov. Al igual que en la oscuridad de la sala de cine, es en la mente del espectador donde toman cuerpo las im¨¢genes.
Obras maestras
Apenas hab¨ªa cumplido 17 a?os, pero ya pretend¨ªa crear obras maestras, aunque s¨®lo fuera como fot¨®grafo, el m¨¢s joven jam¨¢s contratado por la revista estadounidense Look. Las im¨¢genes que capt¨® en aquel entonces son otro de los atractivos de una exposici¨®n acompa?ada por una completa retrospectiva, un lujoso cat¨¢logo y varios seminarios y conferencias. La carrera cinematogr¨¢fica de Stanley Kubrick se inici¨® con tres cortos documentales (El d¨ªa de la pelea, El padre volador y Los marineros). Luego, en 1953, realiz¨® su primer largo, Miedo y deseo, que nunca m¨¢s quiso volver a mostrar pese a que la cr¨ªtica de aquel entonces alab¨® la fuerza de sus im¨¢genes. Kubrick, en cambio, lo consider¨® "un trabajo de aficionado".
Sus alt¨ªsimas exigencias -que m¨¢s de una vez llevaron al borde de un ataque de nervios a sus actores- se reflejan tambi¨¦n en dos filmes que nunca lleg¨® a realizar: Napole¨®n y Los papeles arios, una pel¨ªcula sobre el holocausto. Ambos proyectos son recreados ampliamente en la muestra de Francfort: el visitante, por ejemplo, puede hurgar en un fichero sobre la vida de Napole¨®n elaborado por Kubrick o admirar la extensa biblioteca que hab¨ªa acumulado sobre el corso.
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